jueves, 14 de noviembre de 2019

manifestaciones a mí...

Cuando el deporte al máximo nivel, el amor propio, el afán de superación, y la motivación, chocan frontalmente, de manera literal, con el oportunismo sindicalista más deleznable, pueden producirse situaciones que nuestros vecinos del Norte tildarían de "bizarre"...



Se trata de una anécdota muy interesante sobre el que es considerado como el segundo mejor ciclista de la historia: Bernard Hinault.

La imágen que abre esta entrada resume muy bien ese 12 de marzo de 1984 en el que «El Tejón» o «The Badger» se liaba a puñetazos con unos manifestantes durante la 5ª etapa de la Paris-Niza (Miramas a La Seyne-sur-Mer).

Amanecía ese día con Robert Millar luciendo el maillot blanco de lider pero en el descenso de la Col de l’Espigoulier (a las afueras de Marsella), un ataque de Hinault le pilla muy mal colocado.

El grupo se parte en dos y el campeón francés se lleva a su rueda a unos 20 corredores que luchan por seguir su ritmo en un rapidísimo descenso.

Con la escapada ya asentada y la diferencia creciendo, el grupo que va en cabeza se topa de frente con unos 300 trabajadores de un astillero local llamado La Ciotat que estaban bloqueando la carretera a modo de protesta.

Algo que no habían tenido en cuenta estos manifestantes era el mal genio de un Hinault que ya iba saboreando el liderato en la general al ver que Millar y sus compañeros del equipo Peugeot eran incapaces de recortar las diferencias.

Uno de los ciclistas que iban en ese grupo de escapados cuenta como Hinault, al ver el grupo de manifestantes, se ajusta las correas de sus calapies y apenas sin aminorar la marcha embiste contra la primera línea de protestantes cayéndose de la bicicleta como consecuencia del impacto.

En cuestión de segundos, Hinault se incorpora y agarra al primero de los trabajadores al que le suelta un puñetazo que le impacta en el hombro.

En ese momento, alguien le agarra por detrás, parece que por el pelo, para impedir que le suelte un segundo golpe y el francés le intenta dar una patada casi perdiendo el equilibrio.

Una escena totalmente dantesca.



En seguida, la gendarmerie toma cartas en el asunto y las aguas vuelven a su cauce pero la carrera está ahora neutralizada e Hinault amenaza con retirarse de la misma tras ver que su escapada ha sido en vano.

Finalmente, la organización decide relanzar la carrera respetando las diferencias de tiempo que había justo antes de que Hinault impactase con el grupo de manifestantes.

Llegando a la meta en La Seyne, Eddy Plankaert se impondría al sprint, con Sean Kelly segundo e Hinault tercero.

Esta edición sería una de las siete veces que Sean Kelly ganaría la Paris-Niza.

No solamente hay fotos sino que el momento está documentado en un video de la televisión francesa: 




En la dilatada historia del ciclismo en tierras francesas, ha habido muchos intentos de secuestrar la carrera pero hoy en día los organizadores suelen negociar con los manifestantes de modo que estos permiten pasar la carrera a cambio de unos segundos extra en pantalla.

Bernard Hinault, un hombre en un deporte de hombres:

Mucho tiempo antes de la llegada de los Garmin, Strava, potenciómetros, batidos de proteínas o incluso los pedales automáticos, había un hombre en el pelotón internacional que imponía no solamente por su dominio en las carreras sino también por su carácter.

Su apodo «The Badger« no asusta tanto cuando se traduce al castellano… «El Tejón»

Quizás por ello también le empezaron a llamar «El Caimán» ya que es complicado imaginarse que a Mr. Bernard Hinault, uno de los más grandes ciclistas de la historia, conocido por su tenacidad y personalidad más propia de pandillero se le conociese por el nombre de un pequeño roedor de hábitos discretos y apreciado pelaje.

Nada más lejos de la realidad.

Aquellos que desprecien la exactitud del mote es que nunca han visto de cerca o presenciado los efectos de este protegido mamífero.

Mal encarado y capaz de hacer frente a animales de mucho mayor tamaño.

Es conocido que puede llegar a poner en retirada al perro de caza más venturoso y sus efectos en la fauna son noticiosos en cuantiosas ocasiones.

Así era el Bretón. Pequeño, orgulloso y de talante agresivo.

Sin ir más lejos, en el incidente descrito más arriba cuando Hinault impacta con los manifestantes se fisuró una costilla pero sin darle mayor importancia, se subió a la bicicleta para terminar esa etapa y las cinco siguientes.

Se cuenta que empezó a usar la bicicleta de joven, como medio de transporte para allegarse a los pueblos vecinos y tomar parte en las batallas a puñetazo limpio que se organizaban de cuando en cuando para quemar el exceso de frenesí juvenil.

Ni Caimán, ni Oso Cavernario ni nada por el estilo. El Tejón y punto.

Perlas que Bernard Hinault ha dejado para la historia:

Muchas frases para enmarcar nos ha dejado el duro de Bernard Hinault.

Cuando le preguntaron sobre el Tour de Flandes, una de esas clásicas de un día que discurren por suelos flamencos, famosa por su dureza e inconvenientemente situada demasiado pronto en el calendario, dijo lo siguiente:

“Esa carrera es un circo y como yo no soy un payaso… nunca participaré en ella” (…y lo cumplió)


Sobre la París-Roubaix afirmó:

“Es una carrera de mierda pero acudiré a ella para demostrar que puedo ganarla” (…y lo cumplió)


Su lema siempre fue:

“Mientras siga respirando… seguiré atacando”


Mostraba plena confianza en sí mismo a cada aparición en los medios:

“La noche antes de cada carrera duermo como un bebé porque estoy seguro de que al día siguiente conseguiré la victoria”


Cuando le preguntaron sobre el futuro no muy halagüeño del pelotón ciclista francés:

“Hay campeones que se vuelven sirvientes en cuanto dan el salto a profesionales. Hay que ponerles un cuchillo al cuello para que funcionen

Los franceses no entrenan, nadie se encarga de ponerles las pilas. Habría que retener parte de su salario y solamente si ganan algo se le paga íntegramente”



¿Es el Tour demasiado duro?:

“Eso no es cierto. Hay que dejar de quejarse de una vez. El ciclismo es una profesión dura pero es mucho mejor que estar en una fábrica. Si quieres ganar hay que luchar hasta tu último aliento”.



Sobre la vuelta de Armstrong en 2009:

“Espero que no gane nada. ¡Nadie le obliga a volver, que se quede en casa!. No puede ganar el Tour. Ojalá Contador le dé su merecido”.



Sobre el doping:

“Los franceses toman lo mismo que todos los demás. Lo que no es normal es que a los ciclistas se les exija más que a otros deportistas”.



Sobre la comunicación del director de equipo con sus corredores en carrera (el pinganillo):

“Estoy en contra de ello. Es como una Game Boy con un gigoló al otro lado diciéndole al ciclista cuando debe parar a mear.

Con Guimard, estudiábamos el mapa y el viento cada mañana antes de comenzar la etapa”.



Como ves, en cuanto se pone a hablar no deja títere con cabeza.

Me habría encantado verle enfrentarse con Lance Armstrong.

En once años como profesional (1975-1986) consiguió 216 victorias de etapa, 5 Tours de Francia, 3 Giros a Italia y 2 Vueltas a España.

Pero entre sus victorias más épicas estará seguro esa Liege-Bastonge-Liege de 1980 bajo la nieve.

Aventajó en más de 9 minutos al segundo, de los 174 ciclistas que tomaron la salida solamente 21 consiguieron terminarla e Hinault… la hizo de corto!!






Aunque cuando subía el Stelvio y sus 2’757 metros de altitud tampoco te creas que se abrigaba demasiado.




Su carrera está plagada de anécdotas, como la que sigue, narrada por él mismo y que tuvo lugar durante el Grand Prix La Marseillaise, en 1982.

«Era la primera carrera de la temporada y yo estaba totalmente fuera de forma, con varios kilos de más incluso.
La primera hora de carrera fue frenética, rodando a 50 km/h en todo momento. Una locura.
Me quedé descolgado tras una hora de sufrimiento pero el grupo en el que me encontraba siguió con un buen ritmo y conseguimos alcanzar la cabeza de nuevo cuando se redujo la marcha.
Entonces les dije:
«¡Muy bien! Si vais a ir como locos para descolgarme mejor que lo hagáis como Dios manda y os aseguréis de que no vuelva a engancharme al grupo.
Estoy totalmente fuera de forma, ¿y no sois capaces de dejarme atrás?
¡Voy a usar hasta mi último aliento contra todos vosotros! «
Así que ataqué y me fugé con otros 5 corredores. Yo estaba muerto pero conseguí agarrarme a sus ruedas hasta el final sin dar un solo relevo.
En los últimos kms empezaron a atacarse los unos a los otros mientras yo me limitaba a bajar la cabeza y seguir ruedas.
Al final conseguí meterme en el sprint y me llevé la victoria.
Deberían haberse asegurado bien de que me dejaban descolgado.>>

Personaje histórico de los que ahora ya no vemos en ningún ámbito deportivo...

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