sábado, 8 de abril de 2017

A Barrinha

La playa de Faro, el lugar más meridional del Algarve, se encuentra en realidad enclavada en una barra de arena separada de la península ibérica por la ría de Formosa. Se accede a través de un puente estrecho, con un solo carril que presenta una circulación alternada que no deja de ser tan curioso como irritante si se forma cola, cosa habitual en fines de semana y verano.
Cuando soplan varios días de fuerte Levante en el estrecho, acaba repercutiendo aquí, y es momento de aprovechar la propicia ocasión de disfrutar unas condiciones únicas creo que en toda la península y, posiblemente, en toda Europa. Mejor que no se conozca, y la verdad es que soy un poco reticente a dar publicidad a esto en este medio, pero mis escasísimos lectores seguro que no van a levantar la liebre...

Tales condiciones son: viento side-off que ahueca la ola propiciando un surf divino, superficie glassy magnífica, viento realmente predecible y constante para ser de tierra, y además, para más inri, ideal para surfear de izquierdas, perfecto para mí por mi condición de goofy.
Como pueden suponer, desde que tengo el nivel adecuado para ello, no perdono una sola ocasión para aprovechar tal paraíso que, además, tengo relativamente cerca de casa.


Pueden observar en las instantáneas tomadas esta misma mañana que el sitio es punto de reunión y práctica del surf, y el lugar está lleno de clubes y escuelas. Obsérvese que el viento de tierra lanza el spray de la espuma hacia atrás. Ahí tenemos poco más de un metro, lo que es lo normal, aunque yo he navegado hasta con overhead, y hasta 2'5-3 metros, mucha tela para el que no esté habituado.


Navegar en estas condiciones no está exento de riesgos, y en estos casos cualquier fallo del material puede convertirse en un serio problema si no estamos dispuestos a deshacernos de él. Un poco de sangre fría, mentalización, y tener las cosas claras, siempre ayuda. Por supuesto, hay que ir bien acompañado de otros navegantes solventes.

Al final de la playa encontramos unas casas que originalmente eran de pescadores, hoy convertidas en residencias vacacionales y de fin de semana, pequeñas casitas edificadas directamente sobre la arena, a escasos metros de la mar, que dan una imagen única al sitio:









Después de la navegada, mi fiel padawán toma su reponedor almuerzo, bien regado con salsa ketchup:

¡Cómo disfruta el tío!
Claro, no puede ser de otro modo, en el viaje de vuelta, poco más de una hora, cae rendido en los brazos de Morfeo...

Hoy pegamos unas buenas surfeadas, pero el viento flojeó al final, y como llegamos un poco tarde porque estuvimos investigando otro spot alternativo, se nos ha hecho bastante corto, la verdad.
Mañana será otro día, se espera más viento y más ola también. Esperemos tener uno de esos días para el recuerdo.

Vamoooooossssss!!!!

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