martes, 28 de junio de 2016

hidroala: emoción, miedo, velocidad, descontrol

Esas cuatro palabras definen la sesión de esta tarde, culminada por supuesto, como toda buena sesión, con unos tercios en el chiringuito alternativo del spot veraniego. Lo pasamos bien.
Con más viento del esperado, y un mar que empezaba a moverse más de la cuenta, me hice de nuevo el valiente y acometí la lucha de enfrentarme no sólo a una componente de dirección impropia de nuestra costa, sino también a la primera vez que lo hacía verdaderamente potenciado.
A pesar de frenar la cometa en la medida de lo posible, no pude retener el control de la velocidad que el hydrofoil permite, y veo, por tanto, que son ciertas las siguientes afirmaciones:

1) Esto es un deporte diferente. Olvida todo lo que sabes sobre cualquier otro artefacto con el que hayas navegado con una cometa. La distribución de pesos, dinámica de fluidos, reacciones a los pies... es todo distinto. Creo, no obstante, que tener experiencia con tablas direccionales (como los surfkites) y de exigente equilibrio (como un skimmy), ayudará.
2) Podrás navegar en condiciones marginales de viento, y ten en cuenta que debes llevar una cometa más pequeña que la que usarías para cualquier otro tipo de tabla. Ejemplo: hoy estuve con 15m. Cuando el viento subió a 12 nudos, iba claramente pasadísimo de trapo, y una 12m hubiera sido algo delicioso, incluso una 10m. 
3) Imprescindible usar, al menos en la etapa de aprendizaje, protección para cabeza y tronco (casco, chaleco de impacto), y llevar los footstraps bastante sueltos. Lo de manejar el aparato strapless lo dejaremos para cuando seamos mayores.

Son sólo tres cositas, pero ninguna es baladí, y uno se da cuenta de ellas en cuanto lleva un rato intentando evolucionar sobre las aguas.

En cuanto a la experiencia de hoy, que ha sido sumamente satisfactoria, veo que avanzo, lo que no es poco dada mi congénita torpeza. Estoy muy contento, y cada vez que cojo el fishfoil doy un paso más allá. 
He podido, así, dar mis primeros pequeños tramos volando un par de palmos. No han sido demasiado largos, y reconozco que faltos de todo control en cuanto a potencia y rumbo, pero es un principio de lo que se avecina. Veo que es posible, y empiezo a vislumbrar pequeños detalles en el manejo que producen consecuencias reales en la navegación.
Mi cerebro y músculos siguen un proceso adaptativo correcto, creo.

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