domingo, 6 de marzo de 2016

El Este

Un persistente viento del Noroeste nos lleva visitando varios días. Es difícil de aprovechar por aquí, sobre todo si se anorta más de la cuenta...
Pero siempre hay opciones, y una de ellas es Matalascañas. Algo tiene el sitio, coge lejos y a desmano, y el frío unido a esas circunstancias, nos deja solos a los más fatigas, o aguerridos, o lo que sea. 
Allí nos plantamos el maestro Lolo y yo, para disfrutar de una tarde fenomenal, con buen viento y agua muy fría. 
Al final de la navegada, un recomponedor y calentito colacao es inevitable:



Este soy yo, aunque el contraluz impide certificarlo: 


El astro rey se asoma entre nubarrones queriendo acostarse ya. Al final y a la postre, se nos hizo noche durante la vuelta, pero todo ello mereció la pena, sin duda.


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