sábado, 18 de octubre de 2014

volvemos a lo marrón, por fin

Me venían a la mente, mientras volvía por la carretera del cementerio, los acordes de este pedazo de tema, obra maestra del rock progresivo metálico, fantástica banda que ha marcado una parte importante de mi vida:


Ahora, tranquilamente sentado en mi sofá reclinable, mientras rememoro la mañana pletórica que he pasado en compañía de buenos amigos, tras la preceptiva y reparadora siesta que mi cuerpo pedía, me doy cuenta de lo privilegiado que soy.
Tener la posibilidad de montar en moto por pistas, caminos, carreteras terciarias en un día de otoño que amaneció fresco pero pronto se fue tornando agradable hasta pasar a casi caluroso, por desgracia no está al alcance de todos. Pero eso no es culpa, ni tampoco mérito, que me ataña o corresponda. No podemos cuestionarnos la conveniencia para los demás o la moralidad de todos y cada uno de nuestros actos. Lo que somos es lo que somos. Lo que hacemos es lo que hacemos. No hay más.

Las primeras lluvias han llenado los numerosos riachuelos que se extienden como un sistema venoso por la comarca situada entre Trigueros y Valverde. Parte de la Ruta de las Minas es lo que hemos hecho hoy tres compañeros, con sendas motos monocilíndricas de 650 cc, la base del concepto, el inicio, la sublimación del concepto puro (del dual sport motorcycle riding que dirían los de América del Norte).
Zonas más pisteras, de cinco metros de anchura y bien compactadas; zona pedregosa llena de curvas cuando nos adentramos en la sierra; vadeos hasta cubrir las ruedas un par de veces (que me he cagado, con perdón, pero ha sido así); un poco de bancos de arena... De todo, vamos, de todo.




Días como el de hoy hacen que esté más y más contento con la pequeña BMW, que una vez más ha dado el callo, ha cumplido de sobras, con creces, y más teniendo en cuenta lo neófito de mis habilidades, que están lejos de ser precisamente eso, habilidades.

Una toma más para inmortalizar al trío:


Sus máquinas también han quedado mancilladas por la mezcla de agua y tierra:

BMW G650xChallenge

Yamaha XT660R
Oh, sí, amigos. No podía faltar el remate de una ruta así, por llegar a hora prudente a nuestro destino: una buena y fresca rubia en compañía de los que no nos pudieron acompañar, para comentar aspectos del trayecto, nuevos proyectos, observaciones jocosas y demás particularidades propias de estas reuniones.

Lo mejor es la sensación de sentirse vivo, por supuesto. Enfrentarse a retos como cruzar el río, atravesar ese charco cuya profundidad se desconoce, subir por según que sitios con la tracción justa, avanzar por entre arena de playa mientras la moto se va hundiendo y cabecea amagando irse al suelo una y otra vez.... todo eso y más es lo que hemos hecho hoy. Y con éxito, que es lo mejor.

La misma moto que la semana pasada me regalaba curvas gloriosas en pequeños y secretos puertos de montaña, con un simple cambio de ruedas y de pantalla se convierte en una tragamillas del campo. ¿Cómo lo han conseguido? ¿Quién vendió su alma al diablo para diseñar vehículos como éste?

Uno siempre ve a las motos trail como a aquéllas que sirven para todo pero que no destacan en nada. Bufff, hay mucho escrito sobre eso en revistas, incluso libros, antes de la Era Internet, cuando esperábamos impacientes cada semana para comprar las revistas Motoverde y Motociclismo. Y mucho más hoy día en miles y miles de blogs como éste, webs especializadas y numerosos foros internacionales y nacionales, incluso locales, y hay toda una subcultura de traileros devotos que protagonizan, organizan y/o sueñan con realizar grandes viajes aventureros para emular a los grandes dioses/ídolos del trail mundial (Ewan McGregor, Miguel Silvestre...)
Y un día, agachado en los semimanillares de tu superdeportiva de 150 cv eres superado en un revirado puerto por una motillo de apenas 50 cv con ruedas mixtas y manillar ancho y alto. O el endurero acérrimo con motor explosivo y máquina de 110 kg comprueba que no es capaz de quitarse de encima a ese pesado con su motaza de casi 180 kg y tranquilo motor de válvulas que no pasa de 5000 rpm. Claro, claro, el indio cuenta, y mucho, pero es curioso el número de "pilotos" que llegan, acaban sus días moteros, a los mandos de una trail media como las que hemos usado hoy.
Gente que ya está de vuelta de todo, o que simplemente ya quiere dejar de jugarse el pellejo en los circuitos y en las carreteras nacionales, o que no aguanta la postura incómoda y sacrificada de las hi-sport, ignorantes del "qué dirán". Personas que escuchan en su interior y sienten la llamada de lo lógico, o de lo diferente, o de lo snob también, ¿por qué no?
Me pregunto en qué grupo estaré yo...