sábado, 16 de noviembre de 2013

el miedo

Muchos me han preguntado, sobre todo después del accidente, que porqué sigo montando en moto o hago las cosas que hago. ¿No tienes miedo, Pedro?, me dicen una y otra vez. Miedo ¿a qué?
A morir, me contestan. ¿Miedo a morir? No lo entiendo, ¿por qué voy a tener miedo a morir? Uno muere y ya está. Antes o después todos moriremos, y el mundo seguirá. Es, curiosamente, Ley de Vida.
Miedo al dolor, miedo al sufrimiento propio por una lesión duradera o crónica, o miedo por el sufrimiento causado a seres queridos... podría entender que alguien me lo preguntara, pero nunca jamás nadie me hizo esa pregunta. De todos modos, la respuesta es fácil incluso a tan aparentemente árduas cuestiones: el dolor, el sufrimiento, es pasajero. Antes o después acabará.

¿Saben ustedes, de verdad, a lo que tengo miedo? Tengo miedo a vivir con miedo. Así de simple. Así de sencillo. No es ninguna tontería, y creo que vivir con miedo es lo peor que hay. Yo no vivo con miedo, quizá por mi estatus vital, por la educación que recibí, por tener un trabajo más o menos seguro, por no tener problemas graves... ¿quién sabe? Pero también, y no me cabe duda de ello, la actitud personal es importante. El modo de encarar la vida, los sucesos, los fracasos y los éxitos, es diferente de una persona a otra.
Unos lo llaman ser positivo, otros tener potra, otros dirán que soy un maldito inconsciente. Bueno, mientras unos y otros se debaten en el modo de calificarme, yo vivo feliz y, por ahora, sin miedo.
Y libre.

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