jueves, 11 de julio de 2013

El día que el viento falló



La previsión era, por fin, casi favorable. Casi.
El levante parece que amaina de una maldita vez en el Estrecho, y permitirá que los veraniegos térmicos hagan su efecto por las tardes en nuestras playas de Huelva.
Casi, pero no.
Aunque ayer se coló una horita que cogió desprevenida a la mayoría, y aunque hoy había predicho que sería incluso mejor... nasty de plasty. Así de claro.

No obstante, nos llevamos los bártulos y aperos de cometear, incluso hinchamos los kites y, bueno, al menos han dado algo de color a la arena frente al Mosquito y las escuelas de vela. Algo es algo.

Pero la compañía del Maestro, el Hombre que Susurra a las Cometas, el Gurú del Viento, ha sido providencial. Su sobrino, de edad similar a Manu, le acompañaba, y los niños han dedicado la tarde a numerosos y playeros menesteres. Un bañito refrescante primero, un poco de paddle surf más tarde, y como colofón, y buen paseo en catamarán, cortesía de Kanela Kites. Incluso he gobernado la embarcación con no poco éxito, y la repanocha ha sido el baño en "alta mar" de mis cagados de miedo cuervos.
Grandes risas y enormes aspavientos se han visto sobre el catamarán, con cinco individuos encima, intentando en vano surfear alguna ola en las profundidades del Océano (unos cuatro o cinco metros a lo sumo, según estimaciones del Maestro), empujados por la más que suave brisilla. Suave, pero suficiente para la navegada que hemos disfrutado de principio a fin.

Para rematar la tarde, el Mosquito ha pagado con un mojito (sin alcohol) a cada niño que ha llevado un vaso lleno de colillas recogidas en los aledaños del chiringo. Hasta eso ha salido a pedir de boca.

Una tarde para no olvidar. Me ha gustado mucho montar en el catamarán, es la primera vez que lo he hecho, y me ha parecido sencillo y bastante reconfortante para dar paseos familiares. Una gozada en la calmada mar de hoy y el vientecillo flojo.