domingo, 17 de marzo de 2013

Extraño

Un fin de semana extraño, la verdad, es éste que está a punto de finalizar.
Muchas ganas de practicar el surfipandorguismo, y las previsiones del windgurú eran bastante propicias... hasta que la dura realidad nos ha puesto en nuestro sitio a todos aquellos que teníamos ya el material preparadito para meterlo en el maletero del coche. La prometida borrasca no ha sido tal, ha venido muy floja, sin apenas viento, y con poca lluvia a excepción de hoy a mediodía que ha llovido un poco.
Yo, en cuanto ví que en el Estrecho estaba entrando algo de Levante, ya sabía que aquí no iba a soplar nada, como al final y a la postre ha sido. El sábado no subió de los 10 nudos, y hoy el tope han sido unos 4 tímidos nudillos de nada.

En fin, así es la vida, llena de expectativas que a menudo no se cumplen, pero que nos alimentan empujando a nuestros sueños y, por ende, a nosotros, hacia adelante.

Mientras tanto, desechada la idea/proyecto de correr la media maratón de Punta Umbría a mediados de Abril por razones que ahora no viene al caso explicar, y parada la cuestión de la fabricación de la Summit a la espera de entrevistarme con el soldador fabricante (aún reconociendo que albergo pocas esperanzas de consumar su realización), sigo con otra idea que ya dejé entrever hace muchos meses, durante mi convalecencia femoral.

No me extenderé ahora con los detalles. Sólo dejaré unas pocas pistas aquí y allá para que los más avispados vayan cazando el concepto. En primer lugar, señalar que mi retiro del maraviloso mundo de las motos deportivas es prácticamente un hecho, comprensible tanto desde el punto de vista de la versión más racing (tandas en circuito),  como de la más "tranquila" y apacible modalidad turístico-festiva en carretera abierta, dadas las incomodidades que causan en mi persona la atroz e injustificada persecución policial de la que es objeto el gremio de las motos RR.

En principio, la Minigixxer está en venta por módico precio, y ando en divagaciones sobre qué aparato adquirir para seguir con mi afición a las dos ruedas motorizadas en una versión un poco más campestre, fuera carretera (off the road). Todo depende. Puedo compaginar la Susi con una barata y viejuna moto de segunda pata. Puedo esperar a vender la Susi, lo que puede ocurrir pasados muchos meses,  o no ocurrir. Y puedo entregarla como parte de pago (asumiendo una minusvaloración que, a la postre quizá fuera lo menos malo), para adquirir una nueva montura, moderna y chachi.

En estas estoy envuelto, y ayer sábado estuve viendo y probando esta motocicleta:


Una pena, porque era la moto perfecta para mis pretensiones iniciales: fiable, sencilla, bonita, medianamente potente, ligera para el tipo de moto de que se trata... pero el anuncio de venta no se ajustaba realmente a la realidad, o yo (por descargar de responsabilidad al vendedor) no supe interpretar lo que se ofrecía.
Un viejo dicho reza que "nadie da duros a peseta". Gran verdad, y la experiencia me lo demuestra. En esta ocasión me estoy tomando la búsqueda de una nueva moto de una manera más calmada y exhaustiva que en anteriores veces. Ya aprendí que hay que ver varias motos, y no hay que fiarse de gangas. Esta moto de la que ahora hablo estaba "en precio", dada su antigüedad y el tipo de moto que es. Pero claro, cuando la veo de cerca encuentro algunas cosas que no molan: el cuenta kilómetros está fijado con bridas y no funciona, o sea, que su kilometraje es indefinido e imposible de averiguar o de atestiguar; el tubo de escape presenta alguna fuga y el silenciador se mueve libremente ocasionando ruidos y problemas; la llanta trasera tiene una raja, no un golpe, no, una raja; el motor presenta puntos de desgaste por el uso; el protector del cárter tenía dos remaches rotos y presentaba holgura... Por lo demás, fue una gozada arrancarla a patada, ¡y a la primera! Qué bonita sensación arrancar una máquina de éstas a patada.
A ver, el precio es barato, y con una mínima inversión podría quedar bastante bien y preparada para la lucha que yo tengo en mente... pero seguramente es preferible seguir mirando con tranquilidad y esperar un poco a ver si aparece algo más atractivo.

La opción de comprar algo nuevo, después de desechar las dos potentes máquinas europeas de 800 cc, me deja con sólo un par de elementos:

Yamaha XT660Z Tenere

KTM 690R
Cada una tiene sus ventajas y sus desventajas, y el precio es prácticamente el mismo. A ratos prefiero la una, y a ratos la otra. Reconozco que, en general, me tira más la naranjita, pero es posible que la japonesa sea al final y a la postre más válida para mis pretensiones.

Dejemos que pasen los días y se aclaren un poco las ideas, y mientras tanto a lo mejor sale otra oportunidad.