viernes, 1 de febrero de 2013

freesurfers

Perdónenme, oh mis pocos fieles seguidores, por la ausencia reiterada de estos últimos días. Estuve en la nieve, después de dos años, comprobando si aún recordaba cómo surfear la montaña.
Ah, pero eso no se olvida, es como montar en bici, o nadar. ¿Cosas de la memoria muscular? Seguro que algún neurólogo tendrá su apostilla sobre esto, pero la verdad es que no me interesa especialmente.
Lo que me interesa, lo que me gusta, es haber podido disfrutar de las sensaciones, y del rendimiento de mi cuerpo. Terrible el primer día, entonado el segundo, lanzado cuesta abajo cortando la nieve con el romo canto de la tabla de alquiler.
Una gran suerte el haber disfrutado de los tres mejores días de la temporada 2013, sin duda, junto a unos amigos, junto a mi inseparable limitador -cuando se trata de acercarse a la estación de esquí más meridional de Europa-, y con mis dos cuervos, a quienes he aleccionado convenientemente en el arte del surfeo.

No hay muchos pictogramas relativos a esta visita al término municipal de Monachil, pero me ha gustado éste que ahora les presento, y no me pregunten porqué:



Ahí, sentado, justo al lado del remonte, esperando a que mis acompañantes saquen una generosa ventaja para poder disfrutar de mi bajada...

Cambiando de tercio, y en una ofrenda a los dioses del surfeo, si es que tal cosa existe -que me da a mí que va a ser que no...-, especialmente dedicado, una vez más, al nen, el Sergi, aún convaleciente de su fractura de tiba y peroné por culpa de mezclar bicis de descenso con vía pública y calles empinadas con curvas ciegas. Se trata de un corto/documental llamado "Red Code", sobre unos tipos que, convenientemente patrocinados por cierta marca de trajes de neopreno y tal y cual, buscan una determinada ola, una ola brutal, algo sólo para locos. La filmación es magistral, algunas tomas son impresionantes, tanto las del principio mostrando la belleza del fondo del mar -glups-, como las del meollo del asunto deslizándose empujados por esa pared inmensa, ese dragón cabreadísimo, esa masa casi deforme de potencia hecha líquido elemento.

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