lunes, 7 de enero de 2013

cinema popurrí

Se me olvidó, con la algarabía y alboroto propios de estas fechas recientemente pasadas, comentarles mis últimos visionados peliculeros, algunos estrenos, otros no tanto, con dispares resultados. Ahora, en un rato de sosiedo, mientras escucho uno de los mejores y menos sonados trabajos musicales de Marilyn Manson, Eat me, drink me, paso a relatarles mis sensaciones:

El hombre de los puños de hierro: He podido leer alguna crítica que la tildaba de absurda y aburrida mamarrachada. No es para menos, ya que en mi opinión lo es claramente. Poderoso caballero es don dinero, dicen, y lo ha tenido que ser para que Russell Crowe haya actuado aquí. Y, sinceramente, el irregular actor es prácticamente lo único que se salva, el único capaz de aunar lo cómico con lo dantesco, lo vulgar con lo heróico. La obra es en exceso larga, llena de tópicos, los personajes son dignos de la más rancia mitología china, el cachondeo es general -no al nivel de kung Fu Sion, pero casi-. Un bodrio claramente prescindible.

La vida de Pi: Acometí la visión de esta peli por consejo de dos personas a las que quiero, incluso admiro. De una de ellas lo puedo comprender. De la otra, sinceramente, dudo que se haya enterado de un pimiento de lo que va la peli. Menos mal que no es lector de éste, mi blog. Piscine es un profesor que vive en Canadá, y recibe la visita de un escritor a quien le han hablado de él, para que le cuente una historia, su historia, que es parte de su niñez y adolescencia, y el momento en que tuvo que abandonar el zoo en el que vivía en la India. Sus padres lo dejan todo y deciden emigrar a Canadá, pero se tienen que llevar a los animales con ellos. En el trayecto que realizan en barco, se produce un naufragio y quedan abandonados a su suerte en un bote salvavidas Pi, una cebra con una pata rota, una hiena, un orangután y un tigre. Uno se traga todo el naufragio hasta que por fin es rescatado al llegar a la costa de Méjico, con un sin fin de aventuras y formas de buscarse alimento y agua para sobrevivir. Al final del relato, Pi le deja caer al escritor que la historia puede ser, en verdad, una metáfora, pero no queda claro qué es la verdad.
Aparte del extraño argumento, que es pueril y aburrido, y acaba uno hasta la coronilla de tanto tigre, tanta agua, tanta suerte magnífica, la película no ofrece nada especial. No es Slumdog Millinionaire, para que me comprendan. Ni es una peli para niños. Hay quien quiere ver en ella todo un tratado filosófico, pero no hay nada de eso ahí, no se equivoquen. Incluso diría que el tratamiento que se da a la cuestión religiosa es algo irreverente y parece puro cachondeo, alimentado más, si cabe, por la posición en extremo racionalista y ateo del padre de Pi. En fin, como espectáculo visual se puede afirmar que tiene momentos sublimes, y en algún punto de la narración aflora la emoción, pero dos horas para este viaje es demasiado, lo que hace plantearme la cuestión de porqué se hacen hoy las películas tan largas. No lo entiendo. La vida de Pi puede puntuarse con hasta un seis sobre diez, no más.

Mátalos suavemente: Brad Pitt en estado puro, en el papel que más le gusta interpretar, tanto, tanto, que uno se lo imagina así en su vida real. La historia, el argumento, no es gran cosa. La película se salva, desde mi punto de vista, por los diálogos, que no tienen desperdicios.
'Mátalos Suavemente', la decadencia de Estados Unidos 
La decadencia de norteamérica, así se puede resumir este cuadro que se nos presenta en formato cinematográfico. Como digo, los diálogos centran toda la atención. No hay momentos para el regodeo estético, nada sobra, todo está en su sitio. Hay violencia, claro, no hay más que ver el título de la peli, pero el director no se recrea en ella, digamos que está ahí porque tiene que estar ahí, porque la historia lo necesita, y la verdad es que la historia sale realmente bien. No quiero spoilearles más de la cuenta, por lo que paso a calificarla con un 8, que no es moco de pavo viendo lo que ofrece la cartelera últimamente.
Skyfall: La última entrega de la saga 007 es un poco extraña, no es la típica peli de James Bond. La chica Bond dura poco, apenas un suspiro en la cama. O es que la verdadera chica Bond es en esta ocasión la mismísima M, que es la posiblidad que se me ocurre. Uff, porque la trama gira en torno al honor que la jefa de Bond quiere imprimir en su últimos días antes de la jubilación, enfrentándose a una aviesa y ¿rencorosa, en exceso agresiva? ministra que se obstina en poner las cosas complicadas y difíciles al MI5.  Entretanto, aparece el malo malote de la peli, interpretada por Bardem, que como antagonista de Bond, cuanto mejor persona es éste, más terriblemente retorcido es su antagonista.
Bardem lo borda, como lo bordó en No es país para viejos, y menos mal que está él, porque si no, no habría quien soportara semejante soporífero hecho film. Uno se pregunta como ha llegado la saga, después de 23 películas, a coronarse con este tremendo bodrio. Hay fases de la obra en que uno bosteza sin parar, y nuevas aportaciones absolutamente gratuitas y estériles, puestas ahí un poco a la fuerza supongo que empujadas por los nuevos y modernos tiempos, como la aparición de un jovenzuelo friki como sucesor de aquel entrañable viejito que le proporcionaba las fantásticas armas secretas. Menos mal que entre tanta modernidad y tecnología se han pegado el lujo, como guiño al pasado, de desempolvar el Aston DB4 que tenía en un garaje olvidado de un polígono industrial o algo así...
Con un 6'5 va que chuta, y punto.

Sin frenos: Soy ciclista, y me encantan las bicis. Las he tenido de todo tipo, pero poco a poco hay una moda que finalmente, y por desgracia, ha penetrado en nuestro país, y no me refiero sólo a la gran pantalla, que no comparto en absoluto. Las fixies, o bicis de piñón fijo, normalmente sin frenos, son usadas por los mensajeros en ciudades como Londres o Nueva York. De eso trata esta peli, de mensajeros en la gran manzana, y un poli corrupto que no falte, para darle más morbo y posicionar a los fixeros como puros héroes. La cosa es una pura hez se mire por donde se mire, no hay por donde cogerla, y me arrepiento de haber perdido el tiempo viéndola. A su lado, Quicksilver es una obra de arte digna de Oscar. Ni la califico.

El curioso caso de Benjamin Button: Estrenada hace ya unos años, nunca tuve ocasión de verla hasta ayer mismo, en la caja tonta. Tenemos de nuevo a Pitt en un papel raro, y a una divina Cate Blanchet que me encanta: qué piernas, por favor. La historia de un niño que nace viejo, y envejece al revés, haciéndose más y más joven, es, cuando menos, peculiar. La peli tiene momentos entrañables y mágicos, bonitos, pero en general es lentíiiiiiisima, y me tuvo más de tres horas pegado al reproductor de TV. Horrible, y todo para un final tristísimo. Aunque predecible en su práctica totalidad, aún así uno tiene ganas de seguir viéndola gracias a un tratamiento muy bueno de la cámara, al estupendo trabajo de los actores -los secundarios están todos magníficos-, y a la ambientación, que va desde el final de la Primera Guerra Mundial hasta nuestros días. Hay que darle un 7, porque creo que lo merece, aunque, como casi siempre, le sobran muchos minutos.

Total Recall: Colin Farrell sustituye a Arnold en esta revisión de la peli de 1990 basado en un cuento de Philip K. Dick -autor insigne de ciencia ficción del que tengo alguna obra por mi biblioteca-. Desafío total fue, en su día, un boom, de manos de su director Peul Verhoeven. Entonces me gustó mucho, y a quién no, con su mezcla de acción y ciencia ficción, con un argumento que daba giros y te hacía creer que todo era un sueño. Veintidós años más tarde nos llega esta nueva versión que introduce algunos cambios menores en la trama, supongo que para hacerla más creíble -ya no vamos a Marte, sino a la otra punta de un mundo dividido y aislado por culpa de temas medioambientales-. Las mejoras en efectos visuales son evidentes, pero también lo es en la interpretación. Prefiero mil veces antes a Farrell que a Schwarzenegger, por no hablar de las chicas, Jessica Biel y Kate Beckinsale, que han dejado literalmente en bragas a Sharon Stone.
Aunque la parte final se hace un poco larga, es una peli mucho más interesante que la primera, se deja ver bastante bien, acción a raudales, y la aparición de algunos secundarios de lujo como Bryan Cranston -de la serie Malcolm in the middle, o la tan de moda y afamada Breaking Bad-. En resumen, todos sabemos de qué va, y le doy un 7.

Hasta aquí por hoy, que ya está bien.

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