viernes, 30 de noviembre de 2012

El espejo

Hoy me cogí el día libre, el último que me quedaba este año. ¿Para qué esperar más?
Pero todo tiene un porqué, y es que hay que aprovechar las circunstancias, y las circunstancias que buscaba eran las que propiciaran pegarme un bañito.
A las 13 horas aproximadamente llegaba al faro de Isla Cristina, a una playa conocida como Punta del Caimán, donde se forma una laguna producida por una entrada del mar que está cercada por un espigón. El spot sólo funciona con viento Noroeste. Hoy estaba previsto Noroeste. El Windgurú suele fallar a menudo estrepitosamente en cuanto a la intensidad del viento, pero clava la dirección.
Así que cuando llegamos esto es lo que nos encontramos:


Al fondo Punta del Moral. A la derecha de la imagen se ve el rectilíneo espigón, y de ahí hacia el dedo que casi tapa el objetivo está la planicie de fango marismeño donde mariscaban algunos hombres, y que prometía diversión.
La pleamar estaba prevista en algún momento entre las 16 y las 16'30, así que sin prisa me tomé un bocadillo, di una vuelta por el lugar, hablé un rato con los locales, sobre todo con Felipe, un curioso personaje, típico surfero rubio con el pelo largo y rizado, fumando. Es un canijo, monitor de windsurf y kitesurf, quien nos contó algunas peculiaridades del spot.
Siempre es bueno charlar con algún local para que te ponga al día, pero es que este tipo lo bordó, hablaba por los codos, y era todo vitalidad y flipe.
Bueno, el tiempo pasaba, y llegaban más surferos, generalmente de Sevilla, Cartaya y de Isla Canela.


Llegados a este punto, Felipe ya se metió en el agua, preso de sus nervios y ganas irrefrenables de lanzar trucos y saltos sin parar.
Mi gurú Manolo y yo aún esperamos un rato a que estuviera más llena la laguna, y fuimos sacando el material poco a poco, sin prisa. El viento era a ratos fuerte, pero bastante racheado. En un principio saqué la cometa de 9 metros, y cuando volví al coche a por la tabla y el neopreno, ocurrió un inexplicable hecho: se cerró el coche con la llave dentro!!!  DESOLACIÓN TOTAL. Eran las 15'30, el mejor momento del día para meterse...
Menos mal que tenía el gayfón en el bolsillo, y contacte al limitador, quien me hizo el favor de mi vida: en cuarenta minutos tenía la otra llave en mi poder. Amo a esta mujer.
Así que en el momento álgido de la marea estaba introduciéndome con la cometa de 12 metros, ya que el viento había bajado un poco:


Una vez más, pueden verme ahí, lejos, chiquitito, la segunda cometilla que se ve.
¿Qué decir de esa sensación de agua absolutamente plana? Cuando entraba una racha buena se alcanzaba una buena velocidad que, en realidad, no se apreciaba en toda su magnitud... hasta que veías que te acercabas a toda lecha hacia la orilla!!!
Unos cuantos bordos para allá y para acá, y me encontré con un par de bajadas de viento. Así que me salí. No llegué a estar en el agua una hora, pero ha sido suficiente para cansarme y vivir esta experiencia extraña que ha sido el día de hoy en general.
Once grados centígrados y los piés coloraos cuando salí del líquido elemento. Los piés era lo único que tenía frío, la verdad. El neopreno es cojonudo, gracias, oh gurú.

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