domingo, 21 de octubre de 2012

Los mártires

Busquen, si tienen interés, la historia de San Serván y San Germán. Yo no estoy dispuesto a ponérselo fácil, la verdad, fuera aparte que sea un tema histórico/mítico que poco me interesa.
Allende en la tierra de mis ancestros, de donde mi sangre procede, estuve este fin de semana, disfrutando de unos días en familia con unos amigos.
En una casa que fue rehecha prácticamente desde los cimientos hace pocos años, y que poco a poco, debido al abandono, volverá a autodestruirse con la ayuda del tiempo y los elementos, pasamos las horas magníficamente, pues la vivienda, al estilo de las grandes casas de pueblo extremeñas, es enorme en el tamaño de salón y habitaciones, y dispone de patio trasero e incluso corral. O sea, sitio es lo que sobra allí.
Con los sucesivos viajes de los tres hermanos que somos, poco a poco la hemos ido acondicionando para estos viajes relámpago de fin de semana, con cosas que nos facilitan y hacen atractiva la estancia, como una buena barabacoa, mesas y sillas a tutiplén, una segunda tv para que los niños jueguen un rato a la Wii, y tal y cual.
En el camino de ida paramos en Monesterio a comprar carne de cerdo ibérico de pata negra auténtica. Solomillo, presa y lomo, para la barbacoa y la plancha. ¡Simplemente espectacular!

El sábado nos levantamos cuando el cuerpo nos lo pidió, desayunamos tranquilamente, y luego subimos entre una espesa niebla hasta la sierra -pequeña montaña- que limita por el Norte con el Pueblo, para hacer la oportuna visita y expedición a la conocida como "piedra resbaliza": una losa inclinada y pulida por el culo de miles de arroyanos y visitantes durante los siglos, y que oficia de tobogán natural:



Pues sí, no es gran cosa, pero llegar hasta allí es lo más interesante. Como digo a mis más allegados, el camino es lo importante. No obstante, los críos no dudan en tirarse una y cien veces... y algunos mayores también, que casi he destrozado los vaqueros!!

En fin, camino de vuelta, barbacoa con un día cojonudo después de levantarse la niebla, que acabó tal que así:
Tarrta casera de galletas y chocolate, café au lait, y Legendario con limón a mansalva
Buena compañía, risas, comentarios, alegrías, visitas a familiares... las cosas propias de los viajes a Arroyo.

El domingo me levanté con ganas de más ejercicio, conque animé a todos los demás a coronar la cima de la montaña hasta llegar a donde se encuadran un montón de antenas enormes. Se creó hace tiempo una pista que serpentea en giros de 180 grados para permitir a los de mantenimiento acceder a tan inhóspito lugar.
Decir que los otros tres adultos que venían se dieron la vuelta en los primeros cuatrocientos metros. Yo, en cambio, decidí llegar al final. Me acompañaron los tres niños en la expedición:

Pepe descubriendo, maravillado, la hermosura de la naturaleza
Cerca de la cima. Arroyo de San Serván al fondo.
Desenfocado y con bruma mañanera, al fondo está Mérida.
Se me olvidó encender el Endomondo en la subida, pero lo utilicé en la bajada para saber cuánto y cómo, y este es el resultado:

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Comente, quédese a gusto, pero si firma como anónimo nadie lo verá.