domingo, 13 de mayo de 2012

Singletrack fury + reborn: tenía que pasar

Antes o después, ya me lo advirtieron, me pasaría algo así.
Joder, joder, joder. Pero uno es duro y cabezota. Y como todo va bien, pues hala, cada vez un poco más.
Ya los romanos decían aquello de "citius, altius, fortius",  y hoy día, dos milenios y pico más tarde, seguimos en lo mismo, y es que, si algunos no pensáramos así, ¿qué sería del progreso, qué de la evolución, qué de la mejora, del avance?
Jueves por la tarde. Día de calor, el día más caluros del año por ahora, unos 28º cuando salía de mi casa más o menos a las 17:45. Con el Camelback repleto de agua con una pastillita de sales disuelta, y mi Hei Hei por única compañera, me dispongo a realizar una ruta de entre 55 y 60 km. Hay horas de luz por delante, me siento bien, no me planteo batir ningún récord, pero la verdad es que la cosa iba bastante fluida.
En un momento dado, paro a hacerme esta autofoto:
Vaya pinta extraña que tengo... debe ser por el ángulo del gaifón, colocado en el suelo sujeto con una ramita!
Lleva unos veinte km, y me encontraba de puta madre, todo perfecto. Calor, pero bien, las piernas empujaban como nunca, uno de esos momentos que sientes que verdaderamente avanzas, que podrías hacer cien kilómetros sin despeinarte -en el caso de que tuviera cabello para ello, claro-.
Como nota y aviso a navegantes, hace tres o cuatro semanas cambién las cubiertas a la Kona, le puse unas Schwalbe -vaya usted a saber cómo coño se pronuncia ello- Racing Ralph. No sé quién fuera el tal Ralph, pero lo que sí estoy seguro es de que no curveaba mucho, o no en un terreno como el que yo frecuento...
Un par de sustos en la última salida ya me puso en estado de alerta, y el mismo jueves ya casi besé el suelo unos minutos antes, percance que con mi habilidad y pericia natural pude subsanar on the fly.
También iba estrenando pedales que, siguiendo la tónica habitual, había apretado los muellecitos porque de serie suelen venir demasiado blandos para mi gusto, y como yo me enchufo cuesta abajo, si no los aprieto bien, se salen de las calas.
Pues pasó lo que tenía que pasar. Mi padre me lo dice a veces: "niño, no te encumbres, no te confíes".
Bajada enchufada con curva ciega y, ¿qué creen que había tras la curva ciega en bajada? Un reguero nuevo nunca visto antes ahí por causa de las últimas lluvias. Rueda delanera deslizando + pedal durísimo de desenganchar = hostiazo asegurado, con tan mala suerte que choco directamente, con todo el peso del cuerpo más el de la kona enganchada aún a mi pie izquierdo, justo en la cicatriz de 10 cm que cubre el foco de la fractura del fémur. Fue violento, tanto, tanto, que reboté y me lanzó hacia el otro lado y quedé tirado en medio de un terraplén, fuera del camino, con la bici reliada entre las piernas por encima del nivel de mi cabeza.
EL HORROR. EL PÁNICO. Fueron unos momentos horribles, y debo reconocerlo aquí y ahora. Pasé unos primero segundos que para mi se han quedado. La pierna no respondía, no podía moverla, el dolor era conocido, me recordó automática y directamente a la habitación 320 del Virgen del Rocío. No quería ni mirar el culotte, llegué a pensar que se me había salido algún tornillo, el clavo, o que me había vuelto a romper el fémuro o la cadera.
IMPRESIONANTE.
Imaginen el pastel: las pulsaciones a unos 180, sudando a lo bestia, y creo que hasta chillaba. Eso sí, en ningún momento me entraron ganas de llorar. Últimamente me he vuelto un poco estoico, siempre lo he sido.
En fin, poco a poco fui recobrando la compostura, pude moverme lentamente, tanteando, la movilidad volvió a la pierna, el dolor se intensificó. Tenía polvo, arena, sudor, un poco de sangre en antebrazos y pantorrillas... Nada fuera de lo normal en una caida de ciclomontañista.
Pensé "vamos a calmarnos, descansas un poco, aflojas los pedales, revisas la bici y bebes un poco del camel". Y al rato reinicié la marcha, pero enseguida me percaté de que todo se había truncado. La pierna izquierda no podía ejercer la más mínima fuerza sin que un fuerte dolor se apoderara de la unión de la pierna con el resto de mi cuerpo.
De modo que fui poquito a poco, despacio, hasta la carretera más cercana -menos mal que estaba cerca-, llamé al limitador para que me recogiera, y a sufrir en silencio.
Aquí tienen un mapita con la la ruta que hice:

En el kilómetro 22 fue el incidente. Justo antes del 24 es la gasolinera de El Rompido. Alrededor del 25 está el faro, y casi en el 27 paré definitivamente a esperar la asistencia.
Ya se pueden imaginar la bronca que me tocó soporta, a todas luces injusta y humillante hacia mi persona.

En casa me tomé inmediatamente un ibuprofeno de 600 miligramos, y otro más antes de dormir, a pesar de lo cual no pude dormir por culpa del dolor. Tuve que retomar una muleta porque no podía ni caminar. En serio, retrocedí ocho o nueve meses.
El limitador me recomendó que no fuera a trabajar... no puedo dejar de ir, Espe, eso sería rendirme, doblegarme, es una cuestión personal, mental, filosófica. Pero ella no entiende, o no quiere entender, o no me quiere entender. Me da igual. Yo soy yo, ella no es yo, no está dentro de mí y no sabe lo que siento, ni lo que he sentido, ni lo que soy o seré capaz de sentir. Ella me complementa, y quiero creer que yo a ella también, y por ese simple hecho lo nuestro funciona. Quiero creerlo.
Tuve que ir en coche al curro, que está a setecientos metros de mi casa, porque no podía caminar.
A las tres de la tarde, cuando llegué a casa, ya había tomado una decisión. Almorcé y fuí a la clínica a que me hicieran unas Rx. Más que nada para calmarme, porque yo imaginaba que nada estaba roto... pero siempre es mejor asegurarse y que me vea un facultativo.

Emulsión en negativo de la pierna, en posición lateral y frontal, que como buenamente he podido colocar en un ventanal de mi casa para que se pueda ver, les ofrezco aquí y ahora como prueba fehaciente de que, como me dijo el doctor, "eso no hay quien lo rompa, en serio, te tendía que llevar por delante un mercancias o algo así":



En resumen: fortísima contusión, machacamiento de tejidos adyacentes, inflamación y dolor. Se me pasará en unos días.
Bien.
Bien.
Bien.

Post scriptum: ya he adquirido un neumático nuevo para ponerlo en la Kona. Estoy deseando probarlo.

3 comentarios:

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