domingo, 19 de febrero de 2012

Deslimitado

A unos días del aniversario del suceso que ha marcado mi vida, hoy he pasado la mayor parte del día a solas. Eso es bueno, y también no tan bueno.
Uno tiene a veces unos momentos de pensamientos, digamos, no claros, y está expuesto a extraer conclusiones erróneas o precipitadas o amplificadas o vaya a saber, pero que perturban la mente. Eso me ha pasado hoy tres o cuatro veces, pues he tenido tiempo para pensar, meditar. Aunque, es cierto, no he llegado a ninguna nueva conclusión vital ni nada por el estilo.
El limitador se ha ido con la prole a Sevilla, a un acto cofradiero, cosa de la que yo no soy partícipe en ningún modo, por supuesto.
Así que, ojos que no ven, corazón que no siente: he rescatado mi casco Suomy del armario, y al desenfundarlo de su saquito protector, me he llevado una sorpresa, pues tenía la visera rayada y el espoiler aerodinámico posterior roto. Sin duda fue en el suceso al que aludía al principio de la entrada. Alguien lo cogió y lo guardo en su fundita, y así llegó hasta mí, que en el convencimiento de que estaba bien, no lo he visto en casi un año...
Las pruebas fehacientes:
Secuela número uno
Secuela número dos
No obstante, comprobé que no afecta a la visión frontal, de modo que me puse la chaqueta de invierno, los guantes que salvaron mis manos, y salí a rodar por la N435 hasta la venta del cruce de Santa Ana la Real.
Allí me tomé gustosamente un café cortado, alegremente sentado al sol de la terraza del bar, mientras escuchaba las intrascendentes conversaciones de los motoristas ocupantes de las mesas adyacentes.
¡Qué buenrollismo! ¡Qué hermanamiento! Mentira todo, jajajaja.

Una toma de la minigixxer en el aparcamiento:
Imponente, como nueva.
Tendrán que perdonar la "chicken strip" del neumático, pero es lo que pasa cuando hace un año que uno no sale a rodar por la carretera, y además va en jeans y vigilando a diestro y siniestro, mirando detrás de cada tapia, buscando entre los arbustos al radar oculto que me podría joder el año, sin duda.
Todo el camino en sexta velocidad, sin tocar el freno para nada, eso da una idea del ritmo que he llevado, hilando curvas, trazando con tiralíneas, mucha suavidad. Ha estado bien, sigo en comunión con la fiel máquina que tantos buenos ratos me ha hecho pasar.
Una cervezita a la vuelta con un colega en una terraza del centro, y luego me dirigí a tomar el almuerzo en "Huracanes":
Situada en la planta superior del centro comercial Aqualon Puerto, esta pizzería es conocida por su masa finísima, que es acompañada de unas tijeras para cortarla al gusto. He tomado una cuatro estaciones, con chorizo, york, champiñones y pimiento morrón, una combinación muy sabrosa. La pizza es de tamaño considerable, y aunque fina, demasiado para mí, por lo que he dejado una sexta parte, más o menos. Estaba bien rica, aunque al ser tan fina, hay que utilizar trucos para engullirla con dignidad si no se quiere recurrir a cuchillo y tenedor.
La birra que no falte, desde luego.
Me han cobrado hasta los rissini, que son unos palitos largos que uno va tomando mientras viene la comanda:
No es una mala relación calidad precio, teniendo en cuenta que me ha tocado la única camarera eficiente del local, tuve suerte. Mucho bullicio, niños gritando, padres indolentes... lo típico de una pizzería uno domingo de Carnaval.
Para rematar, aprovechando la soledad, me dirigí al cine para ver la última de Denzel Washington, bien acompañado por el actor que hizo de Linterna Verde.


No me extenderé comentando una peli que seguramente ya sabrán de qué va. A mí, personalmente, me ha gustado, aunque la he encontrado un pelín larga, prácticamente dos horas. Básicamente, trata de la pérdida de la inocencia de un joven, pero la historia no se sustenta en absoluto. No se puede pretender ser un agente secreto de la CIA y hacer del buenismo y la inocencia tu bandera vital, y cuando ves que el Mundo no se rige por tus parámetros ideales, mandarlo todo al carajo. No.
Pero tiene bastante acción, aunque ya se cansa uno de ver las mismas peleíllas, persecuciones y tramas. Para que se hagan una idea, es como una mezcla entre Misión Imposible y La identidad de Bourne. Un cinquillo le daba, quizá un seis, pero a lo mejor me estoy pasando.
Hasta aquí mi día libre, pues ya ha llegado el resto de mi familia y se ha acabado la tranquilidad.
Les mando un beso afectuoso, y les deseo una buena semana.

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