sábado, 24 de diciembre de 2011

Car report: Mini Cooper '04 Vs Mini clásico

El Mini, como todos ya saben, o deberían, es un pequeño auto inglés que se fabricó bajo diversos nombres y/o marcas entre 1959 y 2000. Después, BMW adquirió los derechos y decidió explotarlo diseñando, fabricando y vendiendo una nueva versión a partir del 2001.
La versión moderna tiene a su vez dos variantes de chasis, la inicial y la que se vende desde 2006. En el 2001 se vendían en tres rangos de potencia: 90, 120 y 163 cv, aunque todos tenían un motor de 1600 cc del grupo PSA.
Un buen día, dando un paseo con mi cuñado y un amigo, nos topamos con un enclave en el que habían montado una carpa y había varios coches de prueba, y fue la oportunidad que tuve de probar uno de estos modernos Mini bemeuvizado, cuyo diseño está claramente inspirado en el Mini original, y presenta algunas de sus características, como el motor y transmisión delantera, espacio reducido y apto sólo para cuatro adultos, maletero ridículo, pero también hay que reconocer que la estética está muy lograda, y el diseño interior es diferente, llamativo, bien acabado, y ostenta cierta calidad, lo que se nota inevitablemente en el precio.
Tuve, como les cuento, la ocasión de conducír unos cuantos kilómetros el modelo Cooper, con 120 cv, que tengo que decir fue decepcionante: corría poco, aceleraba menos, y se aguantaba peligrosamente mal en curvas. Algunos suelen decir que tiene el mejor chasis de entre los tracción delantera, y yo me cago en todo lo que uno se puede cagar. Apaga y vámonos, ya te digo. El coche era una puta mierda dinámicamente hablando. Bonito sí, un rato, pero un zurullo con ruedas, poco práctico, inútil sin ayudas electrónicas, pijo, y caro sin fundamento para ello.


Bonito, pero insulso.

Mi opinión es que casi cualquier cosa con ruedas se aguanta medianamente con ayuda de control de tracción, sistema electrónico de estabilidad, frenos antibloqueo, ayuda a la frenada de emergencia, etcétera. Pocos son los que van aceptablemente hoy día sin tales ayudas, pero haylos. Y finalmente los hay que van mejor sin ayudas y disfrutas de verdad de ellos cuando las desconectas.
Está bien, las exigencias en seguridad y equipamiento de los coches actuales han llevado a la locura de cualquier utilitario normalito ronde los 1300/1400 kg, y eso exige asimismo motores que muevan eso con soltura en el tráfico urbano. Como consecuencia, los coches consumen, contaminan, y son ridículamente torpes y poco manejables.
El Mini de BMW es un bluff, otro más que nos han metido con calzador. A ver, no es tan cagada como el New Beetle -que eso no hay por dónde cogerlo-, pero no es lo que uno espera cuando lo ve ahí, tan mono, con ese aire sporty, vintage tan de moda hoy día.
Dicen que la versión 2006 ha mejorado en su parte ciclo, y han arreglado ciertos defectillos de juventud. No pierdo el culo por probarlo, la verdad.
El que sí quería probar es el clásico, y desde que mi buen amigo Jesús, también conocido como El Special, El Evangelio, y otros apodos atinentes a su filosofía y saber vitales, se pilló uno de los años ochenta, en esa decoración tan british que llamaron Mini After Eight -haciendo alusión a las famosas chocolatinas-, con motor de 998 cc y unos 45 cv, sin llegar a los 600 kg de peso, no se me iba de la cabeza.
A mí siempre me ha gustado el Mini, pero aunque fue un auto muy popular, hoy día es difícil y caro hacerse con uno en buen estado. De hecho, el de Jesús no está muy correcto de pintura, con algunos rallones y partes que se han quedado mate, y el interior está prácticamente cambiado de arriba a abajo. Pero lo importante está ahí: el chasis, las rueditas, la suspensión deportiva, y el motorcillo de carburación con cuatro velocidades.
La unidad probada, objeto de estudio y admiración.
Ya desde el primer momento en que uno se sienta a sus mandos uno se da cuenta de que está en un coche especial. Es muy bajito, y en principio no da sensación de agobio por falta de espacio -otra cosa son las plazas traseras- porque la luna delantera va muy vertical y alejada de nuestra cabeza. El volante va bastante tumbado, y los pedales claramente desplazados hacia el centro del coche. El embrague va durísimo, pero no es nada comparado con la dureza de la dirección, sin asistencia ninguna. Todo va duro, la palanca de cambios tiene largos recorridos, y el freno de mano hay que tirar fuerte de él para que haga su función. Pero, joder, se te olvida todo en cuanto has recorrido diez metros conduciéndolo. Es una maravilla. Sus escasos cuarenta y poco caballos mueven esa caja de cerillas con ruedas de vespa con alegría impactante, es sin duda el amo de la ciudad.
Se come las curvas sin inmutarse gracias a su dirección que transmite todo y es bastante rápida. Su firme suspensión hace que no balancee ni lo más mínimo, y los frenos cumplen sobradamente. El sonido del motor llega claramente dentro del habitáculo, los elevalunas son manuales, y olvídense de cosas como cierre centralizado, aire acondicionado, huecos para guardar cosas y demás.
El interior no es el original, pero si funcional:


En definitiva, ¿por qué BMW no ha sacado algo más fiel a la versión original? Fiat lo ha hecho y se está hinchando a vender. Es cierto que se han vendido miles y miles de los nuevos Mini, pero si lo hubieran hecho con medidas más cercanas al viejo, y con un precio más lógico, creo que hubieran vendido muchos más y le habría costado menos fabricarlo.
Es imposible no querer hacerte con uno después de probarlo, pero todo no puede ser... pero, ¡ay, es tan bonito y va tan bien!