miércoles, 16 de noviembre de 2011

Aficiones

Sí, ya saben que soy muy aficionado. Además, soy aficionado a tener aficiones. Siempre tengo alguna o algunas, pues soy capaz de tener dos o más a la vez.
Algunas son perennes, otras son recurrentes, otras vienen y van y se repiten cada cierto tiempo. Otras vinieron, se fueron y no volvieron.
Hoy les hablaré de una que tengo desde hace muchisísimos años, décadas podría decirse. Todo empezó con una Nintendo de pantalla simple, con un simple juego en el que, con sólo dos botones, movíamos a Popeye que estaba en un bote en medio del agua. Brutus le tiraba latas y botellas, y Popeye tenía que cogerlas antes de que cayeran al agua. De vez en cuando aparecía Olivia, pero no recuerdo para qué...
Consideraciones ecologístas aparte, el juego era muy adictivo, aunque no era tan chuli como el Donkey Kong, que lo había en pantalla doble -impresionante-.
Tambíen tuve el primer juego de consola televisiva que, cómo no, era un sencillo juego de tenis: una rayita que se movía verticalmente en la izquierda de la pantalla y otra a la derecha, y un punto que iba rebotando de aquí para allá. Como especial acicate, se podía jugar en modo versus, contra otro jugador, lo que ocasionaba unos piques impresionantes.
Por mis manos han pasado el Spectrum, el Commodore 64, el Philips Videopack, algún juego suelto de PC... y por supuesto, la PS, la PS2, y la actual PS3.
Los juegos que más me han gustado siempre han sido los simuladores, y he jugado a todo tipo de ellos: de coches, de motos, de aviones, de helicópteros. No voy a escribir ahora una review de todos y cada uno de ellos, pero sí hablaré un poco de lo que es la saga más importante de juegos de conducción, y no lo es por casualidad, sino porque, entre otras cosas, lo digo yo, que para mí es suficiente. Faltaría más.

Vale, hay otros juegos, algunos más jugables, más arcade. Otros más realistas, tanto que llegan a resultar aburridos. En otros también se juega online, aunque sea pagando. Los hay en que puedes introducir modificaciones en tus coches y alterar las físicas de conducción. Se venden y compran circuitos y vehículos, se trapichea, se compite a nivel mundial, y un largo etcétera.
Pero el Gran Turismo es EL JUEGO de coches. Sobre todo su última versión -por ahora-, que ha dejado obsoletas y aburridas a las cuatro entregas anteriores.
¿El éxito del GT? A ver, es difícil de explicar. Llevo más de treinta años jugando a videojuegos de todo tipo. Al mismo tiempo, conduzco en la vida real, incluso en circuito, y por carreteras reviradas cuando nadie me ve. Y quiero decir nadie, hay que saber cómo, cuándo y dónde hacerlo. También piloto moto, como buen portador del gen.

Hablando del gen, hago ahora un breve paréntesis para enseñarles esto:
Ahora estoy postrado con la pata en alto. Media mañana y media tarde me ha costado revertir la Minigixxer a su estado casi original, de calle. Tengo la cadera reventá, y el pie ni me lo siento. Y eso que lo hice casi todo sentadito en la banqueta esa que se ve por ahí.
Al final ha quedado así, aunque la instantánea no le hace justicia en absoluto:

Volviendo al topic de hoy y ahora, el secreto del GT es, en mi opinión, que puede contentar y satisfacer a un abanico muy amplio de jugadores. Tanto da si eres un paquete o si eres un quemado de los piques virtuales, en GT encontrarás tu hueco. Podrás conducir los coches más variados, y de distintas épocas, países, fabricantes, en circuitos urbanos reales como Mónaco, Madrid, Roma o Londres, circuitos permanentes de rancio abolengo y encanto sin igual, como La Sarthe, Nurburgring Nordschleife, o Spa, entre otros, amén de numeras pistas inventadas por los creadores del juego.
En su última versión, se incorporan modelos nunca disponibles anteriormente, como varios Ferrari y Lamborguini, Bugatti Veyron, y otras exquisiteces. Podemos disfrutar del Pagani Zonda R, del McLaren F1 y el novísimo MP4-12C, del Murciélago, Gallardo, Countach, F40, 358, 330, Bentley Speed 8 -uno de mis favoritos-, varias barquetas y prototipos de resistencia, coches clásicos, deportivos impresionantes...

Vistas exteriores, posteriores, e incluso interiores:

Carreras sencillas y f`áciles. Otras no tanto. Pruebas fugaces y rápidas, otras tediosas de resistencia de varias horas. Categorías de turismos, GT500, GT300, LM, Nascar, Fórmula Uno y rally. De todo.
Pero lo mejor de todo, sin duda, es que uno puede preparar y personalizar la puesta a punto de nuestros coches favoritos. Podemos elevar la potencia fácilmente hasta lo insano, y todo esto, ¿para qué?
Para arrasar con nuestros rivales en el modo online. Porque con el GT5, una PS3 y una conexión de internet de banda ancha podemos jugar con, o más bien contra, cualquier persona del planeta Tierra en tiempo real. Y eso, óiganme bien, eso es fantástico, genial, brutalmente adictivo, y divertido a más no poder.
Para ello se crean unas "salas" por los usuarios, que se van llenando de pilotos virtuales. Uno elije la sala en la que quiere jugar de un menú en el que puede preseleccionar el circuito y el tipo de carretera que busca, y en la lista que se ofrece son visibles fácilmente algunas condiciones de la sala más concretas, como la nacionalidad de su creador -importante detalle, porque no todos los jugadores se comportan igual en la pista, es algo muy curioso-, el tipo de coches que se utiliza en ella, y tal y tal.
Como detalles anecdóticos, los españoles no son, ni mucho menos, la crema del GT, como sí lo son, por ejemplo, los alemanes -según mi experiencia-. Los ingleses son bastante guarros, los franceses malos perdedores, los italianos son como nosotros. Los orientales son muy educados y practican el fair play.

En fin, que yo flipo mucho con esto, la verdad, y como últimamente estoy mejor, puedo dedicar un poquito más de tiempo enseñando a mi hijo Manu el porqué y el porquenó de los secretos de la conducción virtual, lo que resulta bastante satisfactorio.

Mi nick, cómo no, es Pericowash, por si alguno de mis osados lectores quisiera agregarme como amigo en la PS Network a estos efectos, pero que se vaya preparando, le voy a dar fuerte y flojo, donde más le duele. No hay sitio para egos débiles en la red de las carreras internáuticas!!!

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