Una pena, sí, una pena.
Hacía tiempo que no perdía el ídem de esa manera, la verdad, sobre todo, y lo peor, porque los pocos amigos que la habían visto me habían dicho que era muy chuli y divertida. "Un peliculón", dijo uno.
Hay que joderse, pues sí.
Es la película que se debió filmar en los ochenta, pero que, desgraciadamente, llega con treinta años de retraso. En todo momento se quiere dar una imagen de película de baja calidad en cuanto al meterial usado o la técnica de rodaje empleada, con brillos y reflejos nocturnos, luces y sombras extrañas, y un color raro raro durante todo el metraje.
El argumento me hace pensar en Los Goonies -del mismo director-, a ratos en Encuentros en la Tercera Fase, pero sobre todo a E.T.. De hecho, se puede entender como un E.T. rodado con peor calidad, mejores medios y embrutecido, adaptado a los tiempos modernos en los que hay que hacerlo todo a lo bestia para llamar la atención. O sea, si hay que arrasar un pueblo previo encarcelamiento de todos sus habitantes en una base militar, pues se arrasa. Si hay que asesinar impunemente a un profesor de instituto que encarna el bien, pues se asesina y no se hable más de él en el resto de la peli. Si el alienígena es de grande como un edificio de cuatro pisos, que lo sea, y si hace un agujero del tamaño de la T4 bajo dicho pueblo para moverse, pues que lo haga. Y la nave, qué decir de la nave y los cubitos mágicos.
En fin, que no quiero matarles el gusanillo con más spoilers. Sólo les recomendaré que no la vean y esperen a que salga en DVD, o mejor aún, que la vean online o al descarguen, para que aprendan de una puta vez a hacer películas de calidad, con buenos guiones, que hay que currárselo más, coño.
Hay muy poca imaginación en el cine de hoy, con mucho remake y mucha precuela y secuela inventada que nada aporta, nada nos dice, ni nada nos entretiene. Vengan simios originales, luego aliens y vaqueros -miedo me da, pero con esa no pienso picar-, otra versión de los tres mosqueteros, otra versión de Conan el Bárbaro, y así sucesivamente, y así nos luce el pelo.
Y luego se quejan de que el cine es ruinoso, que cierran las salas -los pobres, con lo barato que es ir al cine...-, que se las bajan, que no las ve nadie. Se lo merecen.
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