miércoles, 29 de junio de 2011

reborn: tercera revisión

El lunes pasado visité nuevamente el Virgen del Rocío, donde primeramente me radiografiaron la pierna. Tenía cita para el radiólogo a las 11, y la RX se efectuó a las 12'20. Por lo menos había aire acondicionado, y bastante frío, a pesar de las quejas de numerosas personas. Sí, me he dado cuenta de que el ser humano es quejica, sobre todo los que no tienen muchos problemas.
O sea, cuanto mejor está uno y menos preocupaciones tiene, más todo le molesta y nos irrita. Yo, personalmente, con mi visión contemplativa de la vida, como no juzgo, pues no critico y no me suelo quejar mucho.
En fin, a lo que iba. Don Eduardo, mi magnífico doctor, de quien he recibido varias fantásticas referencias por diversas fuentes, pasó un buen rato examinando las Rx, y comparando el antes y el después. Verificó que la herida estaba perfectamente curada, y finalmente, por fin, dijo: "Me gusta mucho lo que estoy viendo".
Joder, si a él le gustaba es de suponer que a mí me debería de maravillar, pero como la interpretación de radiografías no es mi especialidad, y viendo mi cara, se dignó en darme las explicaciones oportunas. Como es imposible en la práctica obtener las radiografías para que ustedes puedan comparar, me he permitido hacer un dibujo esquemático para que comprendan lo que está ocurriendo:
En color naranja pueden ver lo que el doctor ha llamado "puentes" que unen los distintos fragmentos. El hueso primero consolida por una cara, y cuando termina por un lado empieza por el otro. En mi caso ha empezado a soldar por la parte delantera, y es algo normal. Si a estas alturas no hubiera consolidado nada, me hubieran quitado dos tornillos que fijan el clavo al hueso en su punto más cercano a la rodilla, para "dinamizar" el clavo y ayudar a que ello se produzca. Esto presenta algunas complicaciones, principalmente que hay que practicar unas incisiones, hurgar, extraer material y coser todo, lo que siempre puede ser fuente de infecciones, que en mi caso puede ser algo muy grave y mandarlo todo al carajo.
Bueno, pues no será necesario porque mi cuerpo ya ha hecho todo eso por su cuenta. Mi miembro no se verá acortado por dinamizar el clavo -siempre ocurre-, y todo sigue su curso magníficamente.
Don Eduardo me ha ordenado cargar más y más peso, con el único límite de mi dolor, y en unas semanas me desharé de una muleta para andar por casa. Ello es muy gratificante, porque el doctor ha hecho bastante hincapié en que estoy muy bien, tengo buen ánimo y aspecto, se nota que hago ejercicio, y el fracturón -textualmente- se está reparando bien.
Y tan tranquilamente me espeta: "nos vemos en cuatro meses, ya le llegará la cita por correo, y hasta entonces, mucho cuidado con resbalones y caídas, eh".

¡Cuatro meses!, joder, hasta finales de Octubre... Justo ahora llevo cuatro meses, y, vale, se supone que lo peor ha pasado ya. Ahora quedan otros cuatro meses más como mínimo con las muletas. No debo intentar andar sin ellas, ni tampoco puedo montar en bici ni cosas por el estilo. Por lo menos ya me ha dado el visto bueno para que practique un yoga algo más avanzado que el miniyoga que estaba haciendo hasta ahora...

Estoy contento y defraudado a la par. Contento porque parece que todo va de puta madre, mi cirujano me transmite su alegría por la curación, no sufro dolores, sólo tumefacción o hinchazón o inflamación del pie. Defraudado o triste porque yo pensaba que esto iría algo más rápido, porque me encuentro muy bien de ánimo, me siento con fuerzas, pero al mismo tiempo es como si tuviera una correa estranguladora que no me deja avanzar más veloz. Tengo que refrenarme y hacerme a la idea de que esto lleva su marcha, su velocidad de crucero.

1 comentario:

  1. Me alegro por tus progresos! Muchos animos y fuerza!
    El esquema, un 10!
    Un abrazo!!

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