miércoles, 15 de diciembre de 2010

El barco.

Por azares de la vida he conducido al volante de un barco durante unos días. Sí, han leído bien, al volante, que no al timón.
El transatlántico en cuestión, o carguero, fue fabricado por VW bajo el sobrenombre de Sharan, que en persa parece que viene a significar, paradójicamente, "carruaje de reyes". Me parto.

El elemento probado, construido bajo el código 7M6, modelo que se ha ido pariendo entre 2004 y 2010, o sea, que ya no se fabrica y acaba de ser sustituido por uno más agraciado estéticamente, que buena falta le hacía. Su diseño es muy simple, tanto como lo puede ser un zapato de Pinocho, pues viene a tener la misma forma que un paralelogramo alargado y cortado al bies, estilo tren de alta velocidad.


Ello.

El bicho presenta, como única ventaja sobre cualquier otro artefacto de cuatro ruedas para transporte de cosas humanas que sea más o menos normal, el espacio dedicado a dos plazas traseras que se usarán en un muy ínfimo porcentaje sobre el total de kilómetros recorridos con él. Para tal eventualidad dispone de dos asientos en el lugar donde debería existir un hueco llamado "maletero", que si se usan dichas plazas traseras no es digno de su nombre, ya que sólo caben un par de carpetas y dos o tres paraguas. Es posible que también se pueda meter un lap top, para lo que lleva en un lateral una práctica toma de 12 v.
Además, el artefacto tiene más anchura de lo normal en un vehículo automotriz de transporte habitual, dada su semejanza con una furgoneta de reparto. Así, caben en la fila central tres sillitas de niño pequeño, y los asientos del conductor y ¿copiloto? se corresponden con dos buenos butacones rodeados de apoyabrazos, posavasos, guanteras y mucho espacio a los lados y por delante. La luna delantera te queda unos dos o dos metros y medio. Y no exagero. Pero la altura del puesto de conducción es inusualmente elevada, lo que gusta mucho a las mujeres y a los gayers. A mí, por tanto, no me gusta eso.
Hasta aquí lo bueno o ventajoso del concepto. Imagínense todo lo malo. Para ahorrarles el esfuerzo les haré una pequeña lista:
a) Es un objeto feo.
b) Es muy pesado.
c) Es demasiado largo y se aparca mal. Prácticamente imprescindible montar el avisador de proximidad.
d) Es demasiado ancho y no es manejable callejeando y aparcando en garajes "delicados".
e) Por ser tan grande y pesado, gasta una cierta cantidad de combustible que se podría emplear en otras cosas, como por ejemplo quemar en plaza pública al creador de la idea original del monovolumen en una pira bien grande, entre gritos de albricias y algarabías.
f)  Es, sobre todo, feo. Sí, ya sé que es la letra a) de la lista, pero tenía que ponerlo otra vez, no he podido evitarlo.

So pena de acabar con el abecedario, pararé aquí.
Su dueños se defenderán diciendo aquello tan manido de "pero es que es muy práctico. Muy pero que muy, eh". Sí, ya. Algunos no se han enterado todavía de que la practicidad y la belleza no están reñidas, pero eso se tratará en otra entrada que voy preparando poco a poco y no es objeto de la presente.
Exteriormente, como digo, pasa sin pena ni gloria. Es un VW, por lo que los ajustes, tolerancias y franquicias -que son las distancias entre las distintas partes que componen la carrocería- son correctas. La pintura tiene buena pinta, y el color oscuro elegido queda bien porque así no parece tan gigantesco como en realidad es. En general, el diseño es bastante anodino, creo que ya lo he dicho, pero no me importa repetirlo para que les entre bien en la mollera. Es muy mejorable, como se puede ver con el nuevo modelo ya presentado y puesto a la venta. Ahora parece que es del siglo pasado... y es que prácticamente lo es. Este automóvil es de esos que acaban de salir al mercado y ya parece que llevemos años viéndolos. Eso no es malo per se, quede claro, y se puede entender por algunos como que es un diseño atemporal. No para mí.
Poco más que remarcar sobre la parte exterior, salvo que hay mucha chapa a la vista, y mucho cristal, pero es algo obvio y no se puede camuflar lo que hay. No hay ni una sola concesión al estilo, a la creatividad. No hay nada que emocione, que sorprenda, nada vanguardista, nada moderno.
Abrimos la puerta y nos subimos. Sí, nos subimos. En unos coches se entra, y en otros, los menos, se deja uno caer, pero aquí nos tenemos que subir ahí arriba, como si de una furgoneta, un autobús, un tractor o un todoterreno se tratara. Esto ya nos va dando pistas de lo que nos vamos a encontrar dinámicamente más tarde. Pero no nos adelantemos.
Cierro la puerta, y el sonido no me emociona. Ninguna puerta que haya cerrado de un VW ha sonado con la solidez debida, sonido que uno sí encuentra en un Mercedes, un BMW, incluso el Altea de mi limitador suena más guay.
Pasamos ese trago y ahora toca ponerse a los mandos de un volante bastante inclinado, de camionero. En serio, no me lo podía creer, sólo le falta ese manubrio que le ponen algunos para girar mejor en aparcamientos...


Enfrente de nuestros ojos tendremos esto:

Dejá vue, totalmente. ¿No les suena?
Arrancamos el motor tdi de dos litros y 16 válvulas, con 140 cv y 320 nm de par. Ahora viene, por fin, algo bueno. Total ausencia de vibraciones y ruidos extraños y molestos asociados a esta mecánica. Sí, es cierto, VW lo ha conseguido en una furgoneta destinada a tranporte humano. El embrague es durillo, pero se maneja bien, y acelera más o menos bien, aunque le gusta girar por encima de 2.000 rpm para tener algo de par que pueda desplazar tanto peso. No se puede confiar en el sonido o las vibraciones percibidas para cambiar de marcha, porque apenas se notan, en serio. Es algo que no esperaba, el vehículo está muy aislado del motor, y del asfalto, y de las suspensiones que, además son bastante blandas y con recorridos generosos. En ese aspecto, este coche parece un SUV, traga todo tipo de badenes, baches, hoyos, saltos, rampas, cambios de rasantes con voladas... y claro, se inclina brutalmente hacia el lado exterior de las curvas con una tremenda manía a salir por la tangente, y surgen cabeceos patentes si frenamos con contundencia o aceleramos en marchas cortas.

El interior es modulable, bonito eufemismo para explicar que se pueden quitar y poner los asientos de la parte trasera a voluntad y combinarlos en distintas posiciones. Por ejemplo:

Sí, podemos meter los cadáveres de un equipo de baloncesto, ¿y qué?
Ello nos permite darle el uso correcto, que es transportar cosas voluminosas, hacer mudanzas, dar portes, trabajar de mensajero, o incluso utilizarla para vivir dentro previo acondicionamiento metiendo un colchón, unas cortinas de flores y una cocinilla camping-gas.

Su conducción es fácil. Claro, todo el mundo sabe que no hay que ser premio Nobel para llevar una furgona. Tiene los desarrollos más bien largos, lo que condiciona su aceleración y lo hace incómodo de conducir en atascos o a baja velocidad. En cambio, gracias a eso, otorga unos consumos bastante ajustados para lo grande y pesado que es. En cuanto a las curvas, mejor no lanzarse demasiado, pues su tendencia al subviraje puede calificarse como casi suicida: mientras el tren trasero es prácticamente inamovible, las ruedas delanteras insisten en seguir catapultando el coche de morro a poco que la curva se cierre un poco. Mejor no emocionarse, no es un vehículo prestacional, ni tampoco lo pretende. Por contra, es una delicia para viajar largas distancias en autopista a buena velocidad de crucero, con ausencia de ruidos, total suavidad y un consumo moderado. No se preocupen por los baches o el firme irregular tan común en nuestras vías rápidas, ya que el chasis y suspensiones del Sharan lo tragará todo sin inmutarse, incluso yendo bastante cargado. Preocúpense sólo de llevar el timón recto, que más o menos mantendrá la trayectoria, con algún que otro bamboleo, pero la mantendrá.

En resumen, si tiene más de cuatro hijos, esposa y perro, es posible que le interese. A mí, sinceramente, me sobraría espacio por todos lados. Mi opción sería un monovolumen más pequeño como el que de hecho hay en mi garaje, tipo Altea XL, C-Max o S-Max, Touran o similares, que tienen espacio de sobra y su manejo dinámico se sigue pareciendo más a un turismo que un camión.

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