sábado, 20 de noviembre de 2010

American toys

Sí, yo también puedo ser un fetichista. Aunque ahora me refiero no a los jueguecitos en la cama -que también gustan, oigan-, sino a esa búsqueda de la pieza especial, la que marca la diferencia estética, o de concepto simplemente.
Llámeme rebelde. O freaky. No me ofenderé a estas alturas, desde luego.

Viviendo como vivo en Europa, hay multitud de piezas, objetos varios, algunos artísticos y otros meramente instrumentales pero no menos bellos, cosas de diversa índole que rodean nuestras vidas aunque casi ni nos demos cuenta por su cotidianeidad. Yo intento rodearme de objetos curiosamente diseñados, me gustan, pero el problema es que mi consorte no comparte el valor que los tenderos adjudican a ciertas piezas.
De modo que ahora me circunscribiré a un pequeño ámbito de mi vida, el de las bicis, que me llena de profunda satisfacción. Me gustan las máquinas, practicamente todas, y me encanta desarmarlas y volverlas a armar, comprender su funcionamiento, admirar el diseño, el buen hacer de los ingenieros, la capacidad de inventiva de los genios, y el magistral buen hacer de algunos maestros artesanos. Por supuesto, considero un privilegio poder acceder a determinadas cosas, pero... ¡qué coño! carpe diem y a otra cosa, mariposa.

Dirección Cristo Rey, Pretty and Strong, realmente bonita

Bielas forjadas Race Face y rodamientos de pedalier excéntricos para montar singlespeed

Maneta de freno vaciada Hope, mando pop-lock regulable de Rock Shox


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