martes, 4 de mayo de 2010

El Golf monovolumenizado

Añado hoy una reseña sobre esta auto, porque he tenido ocasión de conducirlo varias veces, observarlo detenidamente mientras me maravilla cómo en el Siglo Veintiuno de nuestra era se puede diseñar algo tan anodino, comprobar su inexistente atractivo cada vez que lo veo circulando, repitiéndome a mí mismo que sí, que algo debe tener cuando hay quien lo compra.
Por tanto, intento analizarlo con más profundidad... pero es que no se puede descender tanto para hablar de un paralelogramo en tres dimensiones, que es como se podría definir a esto:

Más insulso no se puede.

En fin, que esta cosa tiene poco que contar visto desde fuera que no haya dicho más arriba. No quiero hacer demasiado hincapié en el concepto, ni en el empacho de birra que debía llevar el jefe de diseño de la marca teutona cuando aprobaron ello. ¿Por qué? ¿A quién va dirigido? ¿Quién lo necesita? ¿Es realmente necesario? Bueno, básicamente, el Touran es un Golf más alto y más largo y más cuadrado, con lo que tiene mucho espacio interior comparado con él. Y además el maletero es fácilmente aprovechable por sus dimensiones basadas en los ángulos de noventa grados, e incluso puede albergar un par de miniasientos para la Srta. Pepis a modo de tercera fila, lo que abre aún más el espectro de utilización. Si usted tiene dos o tres hijos pequeños y es dado a viajar, o a practicar deportes al aire libre, puede encontrar cierta gracia al concepto, sin duda. Sobre todo viendo a la competencia, a las opciones alternativas: el Opel Zafira -conocido por gripar motores más rápido de lo que estos salen de la cadena de montaje-, el Renault Scenic -de particular estética francesa y dudosa fiabilidad-, Citroen Xsara Picasso -el horror-, o C4 Picasso -estética interior afrancesada hasta el extremo, puag-, Ford C-Max -sosísimo-, Toyota Verso -ummmmmmmm, puede-, o Seat Altea XL -la opción más lógica, ya que tengo uno-.
En fin, que exteriomente, pasa el test sin pena ni gloria, lo que no es bueno ni malo per se, sino todo lo contrario, no sé si me explico, lo que me lleva a pensar que es buen coche para un gallego.


¿Le suena? Seguro que sí.

Abrimos la puerta y pasamos al alemanizado interior, que es igual a "sin alma" cuando de VW se trata. No conozco ninguno, pero que ninguno, que te emocione en algún sentido, para bien o para mal, cuando entras en él. VW tiene esa extraña capacidad de hacer que sus coches sean de un ambiente casi estéril, carente de cualidad acogedora. Algunos decían que el Golf GTI Mk 2, sin duda el mejor de la saga, era espartano: pues a mí siempre me gustó, era el interior perfecto para ese coche. Pero el de hoy, señores, eso, eso, eso no se hace. Uno se monta, se pone al volante, y es como si no se hubiera bajado de cualquier otro vulgar vehículo automotriz. Esa es la sensación que queda, y es así, quizá, por que todo está en su sitio, no echa nada en falta y uno se siente como en su casa desde el primer momento. Sólo noto el volante demasiado horizontal para mi gusto, lo que le da un poco de sensación de furgoneta o monovolumen al uso -no tan exagerado como en un Sharan o un Alhambra, pero casi-. Los relojes son calcados del Golf, igual que la consola, los mandos del clima o la radio. Hay que aprovechar la sinergia, ahorrar costes, y eso se nota mucho en el grupo VAG. No es un punto negativo, no, pero te deja esa sensación de dejá vùe una vez que te has montado en uno cualquiera de ellos.

Toooooma espacio.

El espacio es correcto, sobre todo en las plazas traseras, y la altura libre al techo es elevada, sobra sitio para los cuernos. El tacto de los mandos es correcto, sin más, y hay cierta sensación de solidez y calidad. La apariencia de los plásticos no es mala, pero tampoco para tirar cohetes. El modelo probado tiene, además, el laureado y fantastiquísimo cambio automático de doble embrague y seis velocidades DSG, que es una maravilla de la técnica según los entendidos. Bajo mi punto de vista, es rápido pero brusco en los cambios a marchas superiores, nunca interpreta bien los deseos del conductor, y lento en las reducciones en modo manual, a veces más que un cambio clásico de convertidor de par. Es inútil buscarle las cosquillas a la transmisión, ya que este coche no está hecho para correr, apurar marchas hasta el corte, ni hacer reducciones salvajes, sino para pasear tranquilamente, viajar, o llevar a los críos al cole o a casa de los abuelos para dejarlos allí el fin de semana.


Caben varios cadáveres.

La conducción, como se adivina, no es nada del otro mundo. Se lleva con suma facilidad, pues exactamente eso es el objetivo de este cacharro: llevarte desde A hasta B con comodidad, gastando poco, y lleno de bultos -incluída descendencia-. La suspensión de serie es cláramente enfocada al confort, demasiado blanda, y hace que el coche se incline en el más leve viraje, y que su estabilidad se resienta incluso en recta si pillamos cambios de alfalto, juntas de dilatación o simplemente esas bañeras que a veces pueblan nuestras lamentables autopistas. Encima, el auto probado llevaba unas llantas de 17" con gomas sobredimensionadas, lo que hace llegar más ruido al interior y provoca una extraña mezcla de notar todas las imperfecciones del asfalto unido a una bamboleante carrocería. Quiere aislar y hacer el camino placentero, pero es un error montar ese juego de llantas, intentando transmitir una deportividad que no sólo no tiene, sino que tampoco va con la idea del coche. Su consumo, a pesar de su nefasta aerodinámica y los excesivos neumáticos, no es malo si no superamos los límites legales, rondando cifras entre 6'5 y 7 litros a los cien, lo que obviamente se logra con un motor muy evolucionado y pulido a lo largo de décadas. Tiene suficientes reservas de par para adelantar con comodidad y escalar cuestas de importancia, incluso cargado, cumpliendo su cometido a la perfección. A pesar de ello, no es capaz de hacerme olvidar el run run a petroleto tractor cuando arranca y te encuentras a ralentí esperando a que el semáforo cambie a verde. Es lo que es.
No hablaré de sus cualidades dinámicas, no viene a cuento. Aparte de que no hay. Punto.

En definitiva, si a usted le sobran casi 30.000 pavos, tiene varios hijos, quiere un coche que no llame la atención en absoluto pero no quiere renunciar a cierta calidad de construcción, aunque le importen un carajo los coches en general, este es el suyo, no cabe duda.

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