miércoles, 14 de abril de 2010

Falappa

Giancarlo Falappa, también conocido como "El leon de Jesi", fue un corredor de motos que saltó al candelabro cuando entró en el Campeonato del Mundo de Superbikes, en 1989, con Bimota, ganando tres carreras y terminando sexto en la clasificación general.
Después, en 1990, pasó a Ducati, y en su debut con la 851 como compañero de Marco Luchinelli, ganó la primera carrera.

En 1990 , durante los entrenamientos oficiales en Zeltweg, para evitar a otro piloto, cae chocando contra las protecciones, produciéndose 27 fracturas -sí, veintisiete-, y se secciona la arteria femoral perdiendo más de dos litros de sangre -fuente: wikipedia italiana-, por lo que entró en coma durante doce días.


Una vez recuperado, y a pesar de arrastar problemas físicos, vuelve a la competición en Febrero de 1991 con la Ducati 888, como compañero de equipo de Raymond Roche primero, y luego de Doug Polen, venciendo en 1992 en Austria, Holanda y Nueva Zelanda . En 1991 obtuvo el 9º puesto en la clasificación general, y el 4 º en 1992, ganando un total de 7 carreras.



En 1993, como piloto ofical de Ducati, es compañero de Carl Fogarty -gran Rey Carl "Mirada de loco", de quien han podido ver algo hace unas semanas en este mismo blog-. Gana en Brands Hatch , en Hockenheim y la pista de casa en Misano. Finaliza en el 5 º puesto final al ganar ocho carreras.
De él, y su temible actitud sobre la moto, se dijo que "Fogarty más tarde se hizo famoso por su mirada en la parrilla de salida, pero antes de Foggy, el hombre con la mirada asesina, era Falappa". Y eso es mucho decir, en serio, porque Fogarty acojonaba de verdad.

Ahora viene lo bueno, una anécdota curiosa y bonita, aunque triste y terrible a la vez:
Durante 1994, Falappa estaba provando el nuevo basculante monobrazo de la nueva Ducati 916, modelo que iba a sustituir a las gloriosas 888, en el circuito de Albacete, cuando de repente algo fue rematadamente mal, falló el cambio electrónico de la moto, y sufrió un terrible "high-side" -este hombre tenía fijación... pero es que era un animal de bellota, todavía mas cafre que el más cafre Kevin Schwantz en su juventud-, sufriendo gravísimas lesiones. Durante semanas, las noticias que llegaban a los medios decían que "no pasaría de esta noche". Pero lo hizo, aun encontrándose en estado de coma, durante más de cuatro semanas.
Algunos temían que lo estaría para siempre.
Si bien estaba bajo el cuidado del doctor Costa -sí, el famoso Dr. Costa- en el hospital Bellaria -hay un modelo Bimota con ese nombre, por cierto- de Imola, los neurólogos no tenían esperanzas de que Giancarlo recuperase la consciencia.
El Dr Costa sabía que para traer de vuelta a Giancarlo, debía usar el instinto de piloto de Falappa, el que infunde que "nadie me va a batir, nadie me podrá pasar".
Todos los días le ponía los auriculares a Giancarlo en los oídos y le pasaba las grabaciones de sus mejores carreras, ganando a todo el mundo en Monza, Misano y Brands Hatch.
Cuando hacían esto, la cara de Falappa se contorsionaba y sus párpados parpadeaban -¿que va a hacer sino un párpado?-.
Sin embargo, Giancarlo no recuperó la consciencia. Después de un mes, algunos empezaron a perder la esperanza.
El 19 de julio de 1994, el famoso comentarista de televisión italiano Giovanni Di Pillio vino a la habitación de Giancarlo en el hospital en Imola. Él había retransmitido por radio y televisión muchas de las carreras de Falappa en el mundial de SuperBikes; Se sentó al lado de la cama de Falappa, hablando con él, como si estuviese transmitiendo una carrera muy espectacular. "Giancarlo", dijo, "¡despiertate! tienes que despertarte, Scott Russell está llegando demasiado cerca de ti! ¡Te va a pasar, acelera!, ¡Acelera!"
Y, en ese momento, 33 días después de su espantoso accidente en Albacete, Giancarlo Falappa volvió en sí. Tuvo un largo período de recuperación y nunca volvió a correr después de ese día en Albacete, pero Falappa ahora trabaja para Ducati Corse, firma autógrafos en las carreras del Mundial de Superbike -a la gente que le conoce, claro... Dentro de los cuales ahora os podréis incluir- y hacer apariciones en concesionarios y clubes Ducati. Vamos, que es algo así como una leyenda del Ducatismo.



La historia es real.





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