lunes, 29 de mayo de 2017

Desbloqueos

En algunos aspectos, mi vida sigue siendo una carrera de "obstáculos", ciertos muros que hay que abrir, desbloquear.
Una vez, hace tiempo, estuvieron abiertos, pero un día se cerraron muchos. Con el tiempo he ido superando etapas, a base de salir una y otra vez de la zona de confort, pero también tratando de que no se convirtiera tal objetivo en una obsesión.
Soy de la creencia de que todo tiene un tiempo, y no hay que forzar las cosas.

Ya tengo una edad, y la experiencia, es cierto, es un grado. No soy más inteligente, pero sé más, y sobre todo me conozco a mí mismo, mejor con cada día que pasa.

Hoy, con una enorme satisfacción (y porqué no decirlo, grandísima alegría), he roto una barrera muy importante, un escollo que andaba suelto, un cabo que ha sido amarrado finalmente. Hoy soy más bilateral. Soy más valiente, más bravo, y también más completo.
Hoy soy más YO. Más el que era, pero mejor.

En cierto modo, me viene al recuerdo la imagen de James Hettfield pegando guitarrazos mientras cantaba "Enter Sandman", el impresionante tema que hizo que yo amara a Metallica. Después fueron evolucionando, y con cada nuevo álbum se iban alejando más y más de aquel estilo visceral y, sobre todo, potente, que tanto me enamoró de aquel Black Album y los anteriores. Experimentaron, pero parecía que se alejaban de sus raíces. Llegué a perder el interés por la banda...

Y de repente, en su último trabajo, nos regalan potencia brutal, riffs poderosos, voces desgarradoras. Estilo y potencia, Metallica en estado puro. Lo que nunca debió dejar de ser y que ahora, nuevamente, es.

Ah, el ser y el deber ser, gran dicotomía.

Para que sepan un poco mejor de qué les estoy hablando, les dejo aquí esta cancioncilla, para que la disfruten (ese es el ritmo que me ha invadido hoy, háganse a la idea):


domingo, 28 de mayo de 2017

Puertas

Casi constantemente se nos aparecen puertas. Las vemos y nos preguntamos "¿que habrá al otro lado?".
Pronto aprendemos a cruzarlas sin preguntarnos nada, y enseguida nos acostumbramos a pasar al otro lado. En otras ocasiones se nos aparecen puentes.
La cosa es más complicada con ellos. Podemos ignorarlos, cruzarlos, o destruirlos para siempre.
Acumulamos experiencias, y de repente un día quizá pensamos que no nos sirven de nada. Puedo sacar provecho de mis vivencias, pero sólo me servirán a mí. Nadie confía en mi experiencia y cada cual quiere experimentar por sí mismo.


Quote:

domingo, 21 de mayo de 2017

Los amantes crueles

La libertad es mi política. El respeto, mi intención. 
Intento ser feliz, y aunque no lo parezca, soy consciente, me contento con poco. Cada vez con menos. Eso sí, si hago algo, me gusta hacerlo bien y con las herramientas adecuadas.

La vida es verdad que da muchas vueltas, y me siento evolucionar. No cambio radicalmente, tengo una personalidad más o menos fijada y ya bastante predecible, pero sigo abierto a nuevas experiencias que me enriquecen y me permiten nuevos puntos de vista, otros ángulos desde los que analizar y observar lo que me rodea.

Y aprendo. Siempre intento aprender, incluso de las experiencias más frustrantes y negativas.

Y tengo amantes, varios. O varias. No me preocupo por el género.



Los amantes van y vienen, algunos duran más que otros. Unos nunca más volverán. Otros jamás me dejarán, convivirán con mi verdadero amor, pero aparte, en otros momentos y lugares. Los amantes se toleran, y les quiero, aunque no por igual. 

A veces me canso pronto de ellos. En otros casos me duran más.


Paso muchos ratos a solas con ellos, y creo que me viene bien. Pero también noto que últimamente les dedico demasiado tiempo quizá. Uno tiende a hacer y a repetir lo que te hace sentir bien, lo que te hace feliz, lo que te libera, motiva, anima y, sobre todo, lo que te hace sentir vivo.


Hoy mismo, he estado con la que me ha acompañado los últimos cinco años, o casi. Fue el 15 de junio de 2012 cuando recibí mi primera clase de kite. Y sigo entusiasmado, aprendiendo, explorando, investigando. Disfrutando.

¿Son complementarios son excluyentes el amante y el amor establecido y reconocido? Ni siquiera me lo planteé. Es posible que la causa sea que siempre hubo un amante, incluso antes del amor legal, por llamarlo de algún modo.

¿Podría yo considerar al limitador como otro amante? Sería eso, supongo, un agravio comparativo y no muy caballeroso por mi parte...
Aunque, ¿qué mas da?


Querer, amar, vivirlo, a veces sentir ganas de contarlo y compartirlo...  Es algo bello, te hacer sentir vivo. Libre. Feliz.

Tener amantes, por otro lado, puede ser caro, porque los caprichos siempre lo son. No me importa pagar si ello lo merece, y mi experiencia es que casi siempre lo merece.


Pero también hay amantes que te hacen sufrir, te hacen daño. A mí una vez una Suzuki casi me llevó a la tumba, y reconozco que he practicado el equilibrismo sobre la fina línea entre la vida y la muerte. Pero el amor todo lo puede.

Sentiros libres, es mi consejo, si me permitís la osadía. Libres de tener y disfrutar de vuestros amantes. Cuando lleguéis a casa os encontraréis mejor, calmados, felices, y una cosa no quita la otra.

viernes, 12 de mayo de 2017

Tú, el inmortal

Roger Zelazny obtuvo el Premio Hugo en el año 1966, ex aequo con Dune, de Frank Herbert. Este fue el primero motivo que me atrajo y me impulsó a hacerme con la novela, que no tardé en leer, casi del tirón.

Mi admiración por Dune es enorme, no ya sólo por el libro, sino también por la visión que se plasmó en el celuloide de la mano de David Lynch, y pensé que si algo había competido de tú a tú contra ello, debía ser, como mínimo, bueno.

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La verdad es que no es la casi obra maestra del género que es Dune, cosa muy difícil, pero no es mal libro. Muy entretenido, de extensión moderada tirando a corta, bien escrito, que se lee fácil y casi del tirón. 
Con un estilo muy bueno, Zelazny nos describe un mundo postapocalíptico como causa de una guerra nuclear (téngase en cuenta la fecha en que se escribió, en plena Guerra Fría), añade la visita de personajes extraterrestres desde la estrella Vega, aparecen mutantes, monstruos, desolación, muerte, amor. Un poco de todo.

La historia recuerda a un clásico épico griego, con un viaje alrededor del planeta para enseñarlo a un vegano que quiere escribir un libro, según dice. Le acompaña el protagonista como guía, un guardaespaldas asesino a sueldo, y representantes de diversas organizaciones y estamentos dirigentes. Se sucede la acción, las intrigas, y algunas cosas que, obviamente, terminan no resultando lo que parecían al principio. 

Es un buen libro, o a mí personalmente me ha gustado. Se enclava en algún punto entre la fantasía y la ciencia ficción, aunque a veces es difícil colocar la delgada línea que separa ambos mundos, y aquí se confunden un poco, incluso introduciendo elementos oníricos, religiosos, y mitológicos. 
¿Ganador del Hugo? Sí. ¿Merecedor? Eso es algo que yo no puedo calificar. Es bueno, pero...
Puedo recomendar su lectura, no obstante. Me ha parecido además original, y el estilo narrativo sobresale.

martes, 9 de mayo de 2017

cita:

Cuando un lobo se empeña en tener razón, pobres corderos.

Esopo

domingo, 7 de mayo de 2017

Berrocal y más allá

Se acerca, inexorablemente, el final de la temporada motocampera, no tanto por las prohibiciones legislativas, sino por las propias características climáticas de nuestro Sur ibérico, que llenan de polvo y centigrados los parajes que solemos visitar a lomos de nuestras amantísimas máquinas.


Es por ello que debemos aprovechar, si podemos, las últimas oportunidades. De este modo, el sábado 6 de mayo, nuestro compi Diego nos había preparado una ruta larga, que se adentraba en la sierra, cosa poco normal en nosotros. Aprovechamos para almorzar a mitad de trayecto, cosa que sólo sucede una o dos veces al año, y son momentos entrañables y esperados por los asistentes para reír, contar anécdotas, y recordar a los que no pudieron venir.


A pesar de todo, la zona más cercana a Valverde del Camino la habíamos rodado no hacía mucho, pero no por ello fue menos disfrutada. Hay que señalar algo que los aficionados a la moto de campo, bicicleta, incluso senderistas, saben bien, y es que un mismo trayecto puede parecer muy diferente de una semana a la siguiente. No ya digo un mes!!!
El campo está vivo, la naturaleza respira y sigue sus ciclos. Hoy verde, frondosa, fresca y húmeda. Mañana seca, dura, resbaladiza. Ayer impenetrable y oscura. Siempre bella, siempre agradecida, siempre fuerte. La vida se abre paso a toda costa, y somos necios y pretenciosos al creer que podemos derrotarla. El hombre desaparecerá del planeta, y la naturaleza seguira, tan tranquila y campante, su reinado imparable.

Irreprochable, la 690 es imparable en el todoterreno
Tres KTM 690R, una BMW F800GS, y una Yamaha XT660R, forman el conjunto bien avenido que discurre agradablemente por pistas, caminos, riachuelos, carreteras secundarias, piedras, barro y arena. Con éxito y disfrute, por supuesto.



El relax hace su aparición en el momento justo, sin prisas, de manera automática, y reponemos líquidos y calorías perdidas en la aventura vivida, preparándonos para seguir con otra disposición dado el cansancio que vamos acumulando, y las preocupaciones debidas tras un almuerzo como es debido...


Aún así llegamos a cimas lejanas, tierras no por ello inhóspitas. Nos acercamos a Berrocal. Bosques típicos nos rodean, plantaciones enormes de eucaliptus (a los que poco a poco voy aprendiendo a soportar, es lo que hay) que proporcionan sombra y vida. Algunos ciervos son vistos, pocos seres humanos. Mejor así.




Los kilómetros se suceden, y paramos a veces para echar un pitillo, alguna meada, o simplemente descansar un poco. Vamos bajando poco a poco, la pista parece interminable, hacia Paterna del Campo. A lo lejos se vislumbran las torres generadoras de electricidad solar, un espectáculo curioso, pues están bastante lejos...


Siempre quedan ganas para sonreír y saludar a la cámara. A todos nos gusta montar en moto durante horas, sabemos que pronto echaremos todo esto de menos. Pero también sabemos que el adiós es más bien un hasta luego.






jueves, 4 de mayo de 2017

Cuna de gato

Cuando leí Matadero 5, de Kurt Vonnegut, me maravillé, y lo hice por diversos motivos, pero sobre todo por su capacidad de describir el horror sin que lo parezca. Y es hasta gracioso.

En su Cuna de gato, Vonnegut me vuelve a sorprender positivamente. Es una de las novelas más ingeniosas y fantásticas que he leído últimamente, aunque todo es más fácil cuando yo mismo soy muy aficionado al sarcasmo, al humor ácido y negro, y sobre todo a reirme de todo y de todos, empezando (por supuesto) por mí mismo.

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El bueno de Kurt, fallecido en 2007 a la tierna edad de 87.
Habiendo vivido como vivió lo más cercano a algo que se pueda llamar "el fin del mundo", pues presenció el bombardeo de Dresde durante la II Guerra Mundial (hechos que relata en Matadero 5), parece que este asunto, lo de algún suceso que acabara no ya con la humanidad, sino con el planeta tal y como lo conocemos, se convirtiera en una obsesión que plasmaba una y otra vez literariamente.

En Cuna de gato, el protagonista es un escritor que quiere hacer un libro sobre lo ocurrido el día que cayó la bomba sobre Hiroshima, y para ello busca información sobre Felix Hoenekker, uno de los padres de la bomba atómica. De este modo, se ve envuelto en una curiosa trama familiar de los tres hijos de Felix H., y acaba llegando a San Lorenzo, una isla-república bananera con una sociedad peculiar, condicionada por las personificaciones del bien y el mal en los seres de un dictador, el fundador del bokononismo (curiosa religión, o antirreligión, según se mire), la pasividad de la población, y la falta de recursos de la propia isla, lugar en el que buscará, y encontrará, las respuestas a todas sus preguntas no sólo sobre los Hoenekker, sino sobre la vida, la muerte, y el universo.

En medio, la aparición del hielo-9, un producto capaz de hacer que se congelen todos los mares de la Tierra, y todo lo que sea líquido y entre en contacto con él.

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Todo convenientemente aderezado con giros inesperados, humor por doquier, ocurrentes salidas, y retorcimientos argumentales. Nominada al premio Hugo del año 1964, uno después de su publicación, es ésta una creación de palabras sorprendente, genial, de lectura inexcusable, que les enriquecerá y divertirá sin duda.

miércoles, 3 de mayo de 2017

Bailando

Deslizándome, jugando con la estrecha cintura de la rubia italiana, acometer la consecución de curvas en esta calurosa tarde de primeros de mayo es como bailar: se necesita compenetración, coordinación, y un poco de gracia para no aparecer como un patoso ante los ojos del observador indiscreto.

Apenas miro el predominante cuentavueltas, exquisitamente diseñado con fondo blanco y aguja de color rojo, me dejo guiar mejor por el sonido, el palpitar, la vibración suave y acompasada del bicilíndrico. 
Encadenar una sucesión de giros se convierte en una experiencia casi sexual, los sentidos se embriagan, la mente queda en blanco. Nada, ni un solo pensamiento, cruza mis neuronas mientras dedico toda mi atención y concentración a disfrutar del proceso de acercarme a una curva, cortar gas calculando la distancia para que no haya que tocar el freno, y que la retención haga todo el trabajo dejando, de paso, un glorioso y grave retumbar entre cumbres y valles; tumbar, trazar, rozar levemente el asfalto con la rodilla, acelerar con suavidad y tracción desde bajar revoluciones con poder más que suficiente, sin el estrés de tener que vigilar el régimen de giro para salir con alegría. Eso es conducir una Ducati. 

Difícil captar la belleza del lugar
Hace calor, alrededor de 30º durante todo el trayecto, un alegre paseo, esta vez por la zona del Condado. Carreteras inexploradas en mi ya lejana y anterior época de road warrior, y que se alejan de las transitadas rutas habituales llenas de camiones, turistas, y demasiados sustos por firme en mal estado.
Ahora los sustos han sido de otra índole: un gato que cruza imprudentemente el asfalto, una rama caída en medio de una curva, un camión de gran tonelaje donde no debería circular un camión de gran tonelaje, un coche que invade tu carril en plena curva... Cosas normales de la vía pública, para las que hay que estar preparado, a menudo estoicamente, y con recursos siempre.


Bola extra: aprovecho la ocasión para comentar los neumáticos que he usado hasta ahora. La 749 la compré con un Diablo Rosso Corsa delante, a medio uso, y un Bridgestone R023 recién estrenado detrás. A pesar de mis iniciales reticencias por el carácter "sport turismo" del Bridgestone, me ha sorprendido muy gratamente. No he tenido ni un susto por falta de agarre, ni saliendo de curva, ni frenando, ni tumbando hasta rozar rodilla. Es una goma que cumple sobradamente en carretera, aunque le demos un uso verdaderamente deportivo, al menos con una moto de la potencia y características de la Ducati. La única pega que se podría sacar es que quizá reste agilidad a este tipo de moto, que está diseñada para montar otra clase de gomas que permitan extraer lo mejor de su chasis. En los 2000 y pocos km que llevo con ella, al trasero le queda mucha vida, no así al delantero, que pide a gritos un cambio urgente. El Rosso Corsa, incluso al final de su vida útil, derrocha agarre a raudales, y no tiene los problemas de estabilidad en recta y a alta velocidad donde otras gomas deportivas flaquean. Se trata casi de un neumático para tandas en circuito, pero se comporta bien en carretera, cogiendo temperatura rápido, y manteniendo, como digo, sus capacidades hasta el último kilómetro de su, por desgracia, corta vida.
Ya está encargado el relevo, siendo como soy fiel a Pirelli, una pareja de Diablo Rosso II, quizá no tan extremo como el Corsa, pero supongo que notaré poca diferencia en la calle, que es el uso que le voy a dar. Me va a costar quitar el trasero, pues está prácticamente nuevo, pero creo que disfrutaré más con un perfil más deportivo, y siempre lo puedo vender o dejarlo guardado para un viaje, por ejemplo.

martes, 2 de mayo de 2017

Todoterreno

No es enduro. No con nuestras motos. Enduro es otra cosa, es algo inaccesible para una 690, al menos con nuestra técnica, o al menos con nuestra fortaleza.

Simplemente un trayecto por todo tipo de terreno, a ratos enrevesado y cruel, un poco al límite de nuestra capacidad, a ratos más relajado, ahora rápido, después despacio, subidas, repechos y toboganes inclinados, piedras (miles), arena en la que no puedes reducir porque te hundes, charcos que pasas a una rueda a golpe de gas.
Todoterreno. Trail. Hard trail, dirán algunos. En-blando, añadirán otros. ¿Para qué etiquetar? ¿Qué ganamos nosotros con eso?
Son nuestras rutas, tramos que no encontrarás en wikiloc, ni en trackotecas públicas de ningún tipo. Rutas curradas a base de horas observando Google Earth, trabajando el Basecamp  y/o Mapsource, y desde luego montado en la moto.


Encontramos unos altos eucaliptus para hacer una parada de descanso a la sombra. Mi compi decide quitar el forro térmico a la cazadora: hemos entrado bien en calor tras el último paso de riachuelos y piedras.


Las austríacas se portan de maravilla, como es habitual. Felices, un poco sudorosos, contentos con nuestras evoluciones sobre el terreno, pronto nos ponemos en marcha de nuevo.
El disfrute es continuo, y ellas se desenvuelven como pez en el agua sea cual sea la misión.


A veces uno se da cuenta de que ser feliz no es tan difícil, que se trata más de un estado de la mente, algo interior.
En mi caso no puedo quejarme, sería tremendamente injusto. He de reconocer que sí, que lo soy, feliz y libre.

Menuda semana, menudo puente de mayo, menuda vida!!!

PURA VIDA.