Pronto aprendemos a cruzarlas sin preguntarnos nada, y enseguida nos acostumbramos a pasar al otro lado. En otras ocasiones se nos aparecen puentes.
La cosa es más complicada con ellos. Podemos ignorarlos, cruzarlos, o destruirlos para siempre.
Acumulamos experiencias, y de repente un día quizá pensamos que no nos sirven de nada. Puedo sacar provecho de mis vivencias, pero sólo me servirán a mí. Nadie confía en mi experiencia y cada cual quiere experimentar por sí mismo.
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