En su Cuna de gato, Vonnegut me vuelve a sorprender positivamente. Es una de las novelas más ingeniosas y fantásticas que he leído últimamente, aunque todo es más fácil cuando yo mismo soy muy aficionado al sarcasmo, al humor ácido y negro, y sobre todo a reirme de todo y de todos, empezando (por supuesto) por mí mismo.
El bueno de Kurt, fallecido en 2007 a la tierna edad de 87. |
En Cuna de gato, el protagonista es un escritor que quiere hacer un libro sobre lo ocurrido el día que cayó la bomba sobre Hiroshima, y para ello busca información sobre Felix Hoenekker, uno de los padres de la bomba atómica. De este modo, se ve envuelto en una curiosa trama familiar de los tres hijos de Felix H., y acaba llegando a San Lorenzo, una isla-república bananera con una sociedad peculiar, condicionada por las personificaciones del bien y el mal en los seres de un dictador, el fundador del bokononismo (curiosa religión, o antirreligión, según se mire), la pasividad de la población, y la falta de recursos de la propia isla, lugar en el que buscará, y encontrará, las respuestas a todas sus preguntas no sólo sobre los Hoenekker, sino sobre la vida, la muerte, y el universo.
En medio, la aparición del hielo-9, un producto capaz de hacer que se congelen todos los mares de la Tierra, y todo lo que sea líquido y entre en contacto con él.
Todo convenientemente aderezado con giros inesperados, humor por doquier, ocurrentes salidas, y retorcimientos argumentales. Nominada al premio Hugo del año 1964, uno después de su publicación, es ésta una creación de palabras sorprendente, genial, de lectura inexcusable, que les enriquecerá y divertirá sin duda.
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