viernes, 28 de febrero de 2020

cita:

Resultado de imagen de leonardo da vinci la simplicidad

Los Gabrieles

Siguiendo con esta nueva afición sobrevenida, por hacer algo “deportivo”, o más bien recreativo, con la familia, en esta ocasión decidimos hacer una ruta asequible que sale de Valverde del Camino hasta el conjunto dolménico de Los Gabrieles:


Todos los carteles informativos y avisos o señalizaciones originales se encuentran en un estado más que lamentable. El de la foto es lo único que aún queda en pie, para que ustedes se hagan una idea. El abandono por parte de la Administración es algo sangrante. Pero no me enfado, al fin y al cabo, quizá tampoco la Administración está para estos menesteres, y no es éste el foro para debatir tal cuestión que ya he abordado en otras ocasiones hace ya mucho tiempo.


El recorrido comienza en el aparcamiento del polígono que se encuentra en la entrada de Valverde, y hemos seguido la línea trazada hace unos años por alguien que nos precedió en Wikiloc, pueden verlo en este enlace.
Nos han salido 12'5 km, de un paseo suave, sin contratiempos, apenas cuestas, más bonito cuanto más nos alejamos de la población, internándonos en bellas dehesas plagadas de encinas y sotobosque. No recomiendo hacerlo en los meses de calor, porque apenas hay sombra para resguardarse. Por lo demás, es interesante descubrir estos monumentos megalíticos fechados en algún momento entre el 2500 a.c. y el 1900 a.c..




Para ver el primer conjunto hay que estar atento a ver estas dos piedras a la derecha del camino, que señalan justo el sitio donde hay que salirse de éste y adentrarse siguiendo unas flechas que alguien, con buen acierto, ha ido "dibujando" en el suelo con piedras, lo que considero muy adecuado para esta ruta:







Alrededor de cuatro mil años nos contemplan, y con pena veo que estos siglos de teórica evolución técnica, industrial, de sabiduría y modos de vida, no sirve de mucho cuando veo que en dos de ellos hay numerosas pintadas en color amarillo, vandalismo callejero traído al campo por algún bruto que eleva el nivel de nuestros ancestros a verdaderos sabios, al tiempo que reduce el nuestro al de meros comparsas, necios que no aprecian nada, que no entienden lo que ven.

Y así nos va.


Porno reggae

Podria comentar. Pero creo que las imágenes hablan por sí solas. 
No obstante, no puedo dejar de admirar el trabajo de pintura, el detalle del radiado a colores, la ausencia de cambio de velocidades, y la presencia de la tija pija para una bici de estas características. Yo la tendría, y la usaría mucho. 






Pero yo soy un raro espécimen que ha evolucionado desde el punto de vista del que ha probado muchas cosas diferentes.... y todas me gustan.

martes, 25 de febrero de 2020

desmoengendro: Rad 02 Café Racer

Corría el año 2007, y yo me encontraba en la tienda-taller-cueva de Pepo en Madrid. Observaba con curiosidad todo lo que este gurú atesoraba allí, y mis ojos se pararon largo rato sobre esta máquina.
Es la Rad 02 Café Racer:


Uno de los primeros modelos fabricados con su inconfundible conjunto de depósito y colín en fibra, y por supuesto con el basculante de S2R, muy ligero y que da este toque high tech que todo monobrazo otorga..
Quedan claras las intenciones de esta moto, una verdadera peso ligero, con buenas suspensiones, unos frenos de primera, y una línea doble de escapes muy poco vista y totalmente personal que casa a la perfección con el diseño general.


El faro colocado muy bajo, en perfecto equilibrio estético junto con la impresionante pletina de tres tornillos para la horquilla, preside un frontal espectacular, digno de una superbike de la era moderna. Digno de una moto campeona del Mundo. Piezas aligeradas en los cárteres y cilindros, cables bien disimulados, pintura excelente (como es costumbre en los trabajos del señor Rosell). Son señas de identidad ineludibles en las Rad.

Podemos ver en esta foto de detalle el acabado perfecto:


La vista trasera denota la estrechez increíble del conjunto, propia de una bicicleta más que de un monstruo con las capacidades y el poder brutal que esta Rad 02 CR esconde:


singletrack fury: un pino

Recreación ficticia explicativa de una posibilidad, sitúense: curva a izquierdas en plena bajada sobre firme de dudoso agarre:





Puede observarse en la primera imagen que los más vivos ya han cortado por la calle de enmedio obviando la curva y trazando recto para evitar la más que plausible posibilidad de dejarse los incisivos en la corteza de la conífera.

miércoles, 19 de febrero de 2020

Singletrack y más singletrack

No es bici de montaña, es otra cosa. Es cross country, es XC, es disfrutar del campo, aire puro, atardecer. Sin más.


Mientras, en el zulo, resolví algunas incumbencias con la titánica: cambio de cadena y ajuste de la excéntrica, que se había aflojado. Ahora le toca descanso unas cuantas jornadas.


martes, 18 de febrero de 2020

desmoengendro: Fred's Leggero, por W. Siegl

Ya he hablado antes de este señor, que ha sabido plasmar un trabajo ejemplar de maestría no sólo en el diseño, sino en la ejecución.
Sus máquinas siguen un patrón claro, debido al uso de un mismo chasis manufacturado por él, y las líneas generales de la moto son todas muy afines ya que emplea mismos depósitos y colines, lo que hace que de un leve vistazo podamos identificar sus creaciones.
En esta ocasión traigo al blog una moto exenta de carenado protector, lo que elimina quizá el aire de moto de competición deportiva del pasado. No obstante, una naked monoplaza con carácter como ésta, es deportiva lo quiera o no:


No sobra ni falta nada. Está todo ahí. Incluso su, a primera vista, sobrio esquema de pintura me parece perfecto, huyendo de lo estridente. Esta motocicleta no necesita recurrir a subterfugios más propios del mundo custom que busca impactar visualmente a cambio de ser inconducible. Y lo más grande es que, sin duda, este Leggero es muy conducible, eficaz, y maravillosa.


Podría estar horas observando únicamente el depósito, que es la pieza que definitivamente más moldea la personalidad de esta creación. Sus proporciones, la conjunción con el resto de la moto, con el colín, y las perfectas proporciones generales entre las que nada sobresale, hacen que nos demos cuenta de que el señor Siegl no es ningún novato. Antes bien, es claramente un estudioso de los cánones más clásicos, y es por ello que este trabajo maravilloso hay que admirarlo y elevarlo a categorías olímpicas, entendido esto, claro está, como digno de pertenecer al Olimpo.


domingo, 16 de febrero de 2020

Singletrack fury: explora y descubre

Y seguimos girando pedalier alrededor del bottom bracket titanizado de 1997:


Porque sí. Porque las 26 pulgadas no han muerto. Es más, molan más que nunca. 
Sigo investigando un área inexplorada por mí, zona llena de sorpresas, buenas sorpresas. Sonrisa, sudor, jara, pinos, algún rebaño de cabras. Arañazos en pantorrillas y brazos. 

Y un poco más tarde, casi echándose la noche ya encima, encuentro semejante cartel del Bocina en un árbol, como a tres metros y medio de altura:


¿Lo hará queriendo? Lo de la ortografía, quicir.

viernes, 14 de febrero de 2020

iluminado

Este fue mi regalo de reyes este año, un foco led para mis operaciones mecánicas. El limitador acertó, me conoce bien, y además fue sorpresivo! 
Cansado de estar recolocando todo para trabajar bajo un fluorescente de emergencia y alumbrarme con una pequeña linterna del Leroy Merlin, alguna que otra vez dejé caer que cualquier día daría el paso para hacerme con algún elemento iluminativo más adecuado. Pero se me adelantaron:


¿Qué mejor ocasión para estrenarlo que con la limpieza y cambio de retenes de la pinza del freno trasero de la Monster? Dicho y hecho. Tuve que adquirir los retenes en la eBahía a una tienda en Londres, y acometí la empresa no sin ciertas reticencias, pues enredar en los frenos siempre me da un poco de respeto. No obstante, no ha sido difícil, y lo más entretenido ha sido introducir los nuevos retenes y juntas en sus alojamientos de la pinza, porque a priori pareciera que son demasiado grandes, y entre el hueco justo para meter los dedos para ayudarse, y lo resbaladizo de todo el asunto debido al embadurnamiento con grasa de montaje marca Brembo, se puede volver un poco truculento. Sin más, a mayores lo conseguí.
Una imagen de la pinza desmontada de la moto, bastante sucia tras veinte años de servicio:


Sólo queda decir que la operación fue un éxito, y el paciente está feliz y contento disfrutando de una buena capacidad de frenada sin atascos de pistones ni ruidos raros.

martes, 11 de febrero de 2020

Singletrack fury: ligera y veloz

El principal lema de un visionario, un gurú de automovilismo de competición, era que prefería un coche ligero a un coche potente. 
Colin Chapman, alma creadora, ideólogo, fundador de Lotus Cars, piloto de aviones, ingeniero de estructuras, inventor, mente preclara... lo tenía muy claro.



Un coche muy potente necesita sobredimensionar todos sus componentes para asimilar y controlar dicha potencia: frenos más grandes, chasis más robusto, suspensiones reforzadas... que equivale a peso, peso, peso. Más peso significa mayores inercias, mayor fuerza centrífuga en las curvas, peor aceleración y frenada, mayor consumo, menos eficacia en suma.
Esto es aplicable a todas las actividades en las que la velocidad tenga una implicación vital. El mundo de la bicicleta no escapa a este asunto, pues las leyes físicas son las que son, y no otras (lo que constituye uno de los misterios sin resolver más grandes de nuestro Universo, y uno de los principales argumentos para creer en la existencia de un Ser superior, Dios... pero dejemos ese tema por ahora). 

De entre todas las bicicletas de mi cuadra, quizá la más especial para mí es la de hoy, y por varios motivos. Para empezar es una KONA, y ya sabéis lo que dicen: "cuando una bici sueña, sueña que es una Kona". Esta en concreto es una Hei Hei de 1997. Es la bici más ligera que tengo, creo que no llega a 8500 gramos de peso, merced a un cuadro de titanio, ruedas montadas a la carta sin pasarse de presupuesto, horquilla de carbono con cabeza y punteras de magnesio, frenos Hope tallados en la masa, tija y manillar ligeros medio exóticos hasta cierto punto, y el truco más genial con el que llevo experimentando más de diez años: una transmisión monomarcha (singlespeed). Para tensar la cadena utilizo un sistema de rodamientos de pedalier excéntrico. Se sale de toda norma convencional, y podría tacharse su montaje como neoretro, o retromod, para ir con los vientos que soplan en esta época de revival de lo viejuno. A mí me vale, ¡y de qué manera!

El resultado es una bici ideal para el terreno de los pinares de Aljaraque y aledaños, donde no es necesaria una suspensión demasiado absorbente ni tampoco existen cuestas largas, sino más bien repechos que se salvan más o menos bien con inercia y pedaleando de pie si las circunstancias lo exigen. Es el mismo concepto de mi Kona Explosif amarilla, pero todo más tope de gama. 

En su entorno

Intenta esconderse

No necesita comentarse


Una máquina simple, pero que tiene sus intríngulis, como el método de tensado de la cadena, un poco engorroso. Por eso no la llevaba lo tensa que debería, y en una bajada rápida con algunas raíces se ha descolocado un poco la cadena sobre el piñón, y al retomar el pedaleo se ha producido esto:


Llevo siempre el tronchacadenas y algunos eslabones de repuesto en la mochila, de modo que aparte del fastidio de cortar el ritmo cuando ya empezaba a sentirme cómodo después de calentar, subsané la avería satisfactoriamente. La cadena, una KMC ligera (y débil, por lo que se ve), tiene ahora un injerto de un par de eslabones de otra cadena distina, y así se va a quedar de momento, a falta de ajustar el pedalier para que no me vuelva a ocurrir el desastre de hoy.
Subsanado ello, he seguido con lo que yo pretendía que fuera un paseo tranquilo después de las últimas incursiones "deportivas" en la sierra y con el senderismo extremo... pero la verdad es que me fui animando, y para nada podía esperar los números que vi en el navegador cuando acabé, con una media de velocidad que no esperaba, y un récord personal en la distancia de 20 km.
Lo achaco a la ligereza, por supuesto.
Bendito sea Colin Chapman, el Leonardo da Vinci de la Fórmula Uno le llamaban.
Entiendo ahora la obsesión de muchos ciclistas con el peso. 



lunes, 10 de febrero de 2020

Sotiel Coronada, Molinos de Agua

La hicimos en febrero y sudamos tela. No me imagino hacerla en mayo... Julio o agosto: impensable.
Seguimos un track de Wikiloc, pero como llevaba el celular en el bolsillo, nos equivocamos a la mitad de la ida y nos tragamos un kilómetro extra subiendo y bajando la misma cuesta cuando nos dimos cuenta del error. Fallos de novatos en estas lides.
Llevábamos un par de inviernos queriendo hacer algunas rutas de senderismo, pero entre otras aficiones, compromisos que casi siempre hay los fines de semana, y demás impedimentos que suelen surgir, no hemos podido hacer algo hasta este mismo sábado. Anulé un par de otras opciones que tenía en cartera, me dio un poco igual, hay muchos días, y la verdad es que esta ruta que me sugirió el Limitador ya la tenía yo vista antes de que ella me dijera nada el viernes. La ocasión era propicia. 


La ruta, que arranca justo en la explanada que hace de aparcamiento adecuado justo a la entrada de Sotiel Coronada, está claramente diferenciada en "ida" y "vuelta", que son totalmente diferentes. Este hecho hace incluso más interesante el recorrido. Recomiendo mucho hacerlo en el sentido en que la hicimos nosotros: la ida es más técnica, sobre todo en su tramo final, donde hay que escalar, subir riscos, sortear piedras, ir por arena de playa fluvial, y pasar por un rock garden enorme justo antes de llegar al puente derrumbado de los cuatro pilotes, a cuya altura habrá que vadear el río Odiel. Para cruzar el río pensamos hacerlo descalzos... pero enseguida nos dimos cuenta de que tanto los alrededores como el lecho del río está formado por infinidad de piedras de todo tamaño y condición, que se clavan en la planta de los pies y hacían esta empresa muy dolorosa y amarga. Zapas mojadas y palante, es lo que hay. La próxima vez me llevo unas Crocs para cruzar el río. La vuelta es mucho más rápida y fácil, al principio entre pinos, sombra, y por un sendero bonito, llano o de suave bajada, y más tarde se abre al pasar por una cantera y después por pistas transitadas por camiones, o sea, ancha y desolada, pero como carece de dificultad técnica o cuestas empinadas, se pasa a buen ritmo y más descansadamente que la ida, que entre la dificultad técnica, la tensión, y lo cambiante de la senda, se hace más lenta, aunque muy entretenida.








Siendo la primera vez que hago senderismo, me ha gustado bastante. Nunca en mi vida he caminado tanto de seguido, han salido trece kilómetros (hubieran sido doce sin la equivocación), y además, el Limitador se ha revelado como una andarina cojonuda, con un ritmo superior al mío, que soy de andar reposado y calmado. Prefiero correr a caminar, ir en bici a correr, ir en moto a ir en bici, así que figúrense. Mi cuerpo no está acostumbrado a esto, y al día siguiente aparecieron unas leves agujetas en los gemelos.

Repetiremos, sin duda, porque pasamos un buen rato!

jueves, 6 de febrero de 2020

No es sierra para viejos

No mountain for old men se hubiera llamada la peli si la hubiesen rodado los hermanos Coen. Quitando aparte un par de días que hice enduro en la zona del río Piedras (Cartaya), el resto de la práctica que llevo haciendo desde que he retomado más en serio el ciclismo ha sido algo de carretera, poco, y el resto a base de senderos en los pinares de Aljaraque, El Portil y Cartaya, rutas fáciles de entre 25 y 35 km y poco ascenso acumulado. Pero no considero a eso verdadero ciclismo de montaña. El mtb, btt, vtt, llámenlo como quieran, es algo más que eso, y requiere, como su propio nombre indica, una montaña como mínimo.


Aprovechando el último día de vacaciones que me quedaba pendiente de 2019, y que gracias a la gestión de Cien X Cien Bici (anteriormente “concept store“ de Trek, y hoy día abierta a vender otras marcas de la competencia), que nos cede dos increíbles velocípedos para probarlos a nuestras anchas, mi Julio y yo decidimos subir a Aracena para acometer una ruta que a la postre, y sin pretenderlo, se tornaría como una experiencia casi épica, teniendo en cuenta las circunstancias de los ciclistas involucrados...

Las máquinas:
- Trek Supercaliber 9.8, con un PVP que oscila entre 5.999 y 6.599 € según el montaje elegido en el momento del encargo. La bici cedida monta transmisión Shimano, en vez de la SRAM original, y desconozco el motivo. Peso según web 10'46 kg.


Orbea Oiz M10, con PVP base de 4.699 €. Pero el elemento de la prueba llevaba algunos upgrades, como transmisión SRAM XX1 (en vez de la original Shimano XT8100), conjunto de manillar-potencia-tija FSA-K Force (carbono), y más importante, ruedas en fibra de carbono Mavic Xmax Procarbon. Todo ello sube a unos nada despreciables 5.897 €, más la diferencia de precio entre el XT y el XX1, total unos 6.000€.



Hablamos de precios exhorbitantes, aunque mucho ojo, porque no son tope de gama, y existe una Supercaliber 9.9 por encima de la 9.8, así como versiones de la Oiz llamadas M-Team y M-Ltd que se sitúan sobre la M10. Ambas son de suspensión doble, con 100 mm de recorrido de horquilla, y 60 mm detrás la Trek, por 100 mm la Orbea. Esta es una diferencia importante, y a la postre puede ser lo que a priori debería definir la mayor diferencia entre ambas, dado que el sistema de suspensión es prácticamente idéntico: un pivotless o softail en la puntera trasera, con el amortiguador guiado en posición horizontal con una bieleta para aportar la rigidez adecuada al conjunto. Pocas diferencias sobre el papel en cuanto a ángulos y medidas, medio grado más o menos en la dirección o la tija, las pertinentes peculiaridades estéticas de cada fabricante, llantas más anchas en la americana (que determinan un balón mayor y más redondeado de sus gomas Bontrager XR2), y poco más. 
Pero en la práctica, las diferencias entre las bicis pronto se hacen notar.

Piedras, pedruscos
Inicio del sendero de bajada de El Chorrito, que nos lleva a Linares

Sendero de seria inclinación repleto de piedras
Al turrón. Salimos de Aracena, felices y motivados, tras ajustar altura de sillín y tal. Debíamos dirigirnos a Los Marines, rodearlo por el Norte, y bajar a Linares por El Chorrito. De Linares tiramos hacia Alájar por Madroñeros y a través del sendero del Caracol, y comenzaríamos la vuelta por el sendero que va más pegado a la carretera hacia Linares de nuevo, con la bajada larguísima que acompaña en gran parte de su recorrido a un riachuelo que llevaba bastante agua. De Linares hasta Aracena cogeríamos una ruta en la que prima sobre todo la subida, a ratos bastante empinada (o así nos lo pareció, supongo que debido a lo cargados que ya íbamos entonces...).

Repostando agua fresca en la fuente de Linares de la Sierra.
Pero pronto el que escribe metería la pata, seleccionando en el navegador un track que no era el que correspondía, de lo que no me di cuenta hasta que casi estábamos ya en Galaroza. Facepalm tremendo, horror, pasmo y vergüenza de mi persona. No sabíamos cuántos km de más supondría la cosa, pero como aún íbamos frescos y contentos, y hasta ese momento casi todo había sido pisteo facilón, decidimos retroceder para incorporarnos al track justo antes de Los Marines. A la postre, el error supondría 16 km de más, que nos pasarían bastante factura ya que la sierra es cruel, dura, y poco amiga de los débiles.
En fin, a lo hecho, pecho, y comenzamos la bajada del Chorrito con alegría y emoción. Por fin veríamos si esas monturas teóricamente fabricadas con un programa XC casi de competición eran capaces de mostrar cierta dignidad en las bajadas peliagudas. Yo iba con la Supercaliber, Julio con la Oiz. Y bajamos y bajamos y bajamos, y las bicis no rechistaban. Ni escalones, piedras grandes o pequeñas, palos, jaras, zarzas, pudieron con ellas. Manejables ambas, frenos medio decentes, teniendo en cuenta que no están pensados para esas inacabables bajadas de importante inclinación, horquillas que sujetan y absorben (yo no noté diferencia entre la que tenía recubrimiento Kashima y la que no, e incluso me gustó un poco más la que no, fíjense qué curioso). 
En Linares, aprovechando que paramos para repostar los Camelback en la fuente del pueblo, cambiamos las bicis. Cojo la Oiz, y enseguida noto claras diferencias: se nota una bici más larga, más caballo, vas sentado más alto, supongo que achacable al mayor recorrido de la suspensión trasera. Se mueve más pedaleando, y sinceramente no he notado que filtre o absorba más las piedras o raíces comparada con la Trek. Es decir, la Supercaliber me ha parecido más corta y un pelo más manejable, con un sistema de suspensión trasera mejor resuelto, pero también le he encontrado un inconveniente claro, y es que es fácil rozar los pedales con las piedras o raíces, le he encontrado la altura del pedalier un poco baja. También me ha dado la sensación de que la americana es algo más ligera que la española.


Entiéndaseme, joder, no es que quiera yo sacarle pegas a estas creaciones colosales, válgame el cielo. No. No creo que se pueda decir que una es mejor que la otra, pero sí que se puede decir que una te gustará más que la otra, y ya se sabe lo que pasa: tus aptitudes, prejuicios, sensibilidad y otro montón de factores harán que te decantes por una u otra. Sin duda, acertarás aunque cojas la que te va peor, pero una cosa sí voy a decir: mientras que la Orbea Oiz es una bicicleta más "convencional", tanto estética como funcionalmente, y da lo que un aparato de esa gama de precio debe ofrecer (calidad, seguridad, comodidad y polivalencia (porque me ha parecido más una bici de tipo trail que una verdadera XC), la Trek Supercaliber se presenta como un producto quizá más redondo, con soluciones curiosas como la suspensión trasera, los topes de la dirección para que el manillar no dañe el cuadro si gira en exceso, los acabados y pintura, los componentes accesorios built in house (Bontrager) de calidad contrastada, y un manejo espectacular. 

Desorinando entre encinas.
El track fue trazado en casa, pegando uno que saqué de Wikiloc y otro que tenía yo guardado de mi etapa endurera hace más de diez años. Pero en ese lapso de tiempo todo ha cambiado un poco, sobre todo yo, claro. De este modo, nos encontramos con un buen tramo del sendero de El Caracol que une Linares y Madroñeros, de fuetre subida con grandes escalones y constantes regueros, que es inciclable en sentido ascendente. Nada que un buen pateo no solucione. 
Justo después de atravesar la pequeña aldea, se inicia una subida agónica de kilómetro y medio hasta Alájar, tan pendiente que está hormigonada entera y con piedras incrustadas para aumentar el agarre y reducir el desgaste. A media altura hay un banco para sentarse con unas vistas espectaculares (que sería la tónica habitual de todo el día, dicho sea de paso), que aproveché para descansar unos minutos mientras me tomaba una dosis de frutos secos que me regaló Julio al inicio. ¿Serviría de algo? No lo sé, pero qué más da. 
En el tramo de vuelta de Alájar hasta la parada a la altura de la finca La Fronda tuvimos que echar pie a tierra para superar una cuesta que ya se nos estaba haciendo dura y eterna. Por no hablar de la larga etapa de subida de Linares a Aracena, último tramo de la ruta, que hicimos a pata también en su mayor parte, ya reventados, deshidratados, faltos de glucosa, y un poco desanimados por nuestro bajo estado de forma... o quizá no tan bajo. Menos mal que en Linares decidimos hacer un alto para tomar un zumo y unos frutos secos y alejar así el fantasma de la pájara que empezaba a sobrevolarme. 
 Es que no estamos acostumbrados a esta sierra, a la montaña de verdad, a la verdadera y auténtica bicicleta de montaña. No es sierra para viejos, y nosotros, aunque no queramos (nos resistimos, y es porque seguimos teniendo mentalidad de Peter Pan), nos acercamos peligrosamente a la cincuentena, y se nota. Aún así, miren lo felices que se nos ve en la siguiente instantánea:


Se nos hizo muy tarde, lógicamente, y ya no servían comida caliente en los bares y restaurantes de Aracena a nuestra vuelta. Tuvimos que conformarnos con sendos bocatas de caña de lomo y de jamón de la pata, y un par de cafés para mantenernos vivos en el viaje de vuelta en coche hasta nuestros hogares.