Cyril Despres ya ha ganado algún Dakar. Ahora acaba de dar el cambio de equipo al ser fichado por Yamaha, que aprovecha esta ocasión para entrar de lleno con un equipo oficial y todo el apoyo de fábrica con tal de acabar con la hegemonía de los últimos años de las máquinas naranjas.
Alguno en KTM ya tiembla, y los aficionados, unánimemente, estás contentos y expectantes por ver cómo se desarrolla la prueba el próximo mes de Enero...
Mientras tanto, han grabado este bonito video junto a Peterhansel, quien ya ganara con la antecesora de la 450 actual, una Superténéré también campeona. Dos pilotos distintos, dos motos completamente diferentes, dos estilos, un mismo objetivo:
jueves, 30 de mayo de 2013
Fear (miedo)
Este video es un homenaje por parte de Honda a todos los bravos pilotos que año tras año se dan cita en el especial enduro de Le Touquet:
miércoles, 29 de mayo de 2013
El verde Colorado
Visto hoy en El Mundo:
""Colorado se ha convertido en el primer estado de EEUU en regular la venta, la producción y los impuestos sobre la marihuana para consumo recreativo. El gobernador demócrata John Hickenlooper ha firmado hoy un legislación trangresora que incluye desde cómo debe cultivarse o envasarse la marihuana hasta cuáles son los límites de consumo con los que se podrá conducir, al igual que ocurre con las tasas de alcoholemia.
Los ciudadanos de Colorado, al igual que los de Washington, votaron el pasado 6 de noviembre una enmienda en la Constitución estatal para legalizar la marihuana fuera de los consumos terapéuticos que ya contemplan algunos estados de la unión. El nuevo marco legal permitirá que los mayores de 21 años puedan poseer o comprar hasta 28 gramos de esta droga en las tiendas autorizadas que se espera abran a partir del próximo mes de enero.
Los ciudadanos de otros estados que visiten Colorado en busca de marihuana no podrán comprar más 7 gramos de la sustancia en una sola transacción comercial, a pesar de que podrán poseer de manera legal hasta una onza de marihuana (28 gramos). La nueva ley también especifica que las tiendas que la comercialicen no deberán tener la marihuana expuesta al público, sino tras los mostradores.
Hickenlooper, que en el pasado se mostró en contra de la legalización de la hierba, consideró hoy tras la firma que se trata de una medida de "sentido común", aunque dijo creer que el Gobierno federal puede argumentar que la legislación va en contra de las leyes federales sobre drogas.
Si los ciudadanos de colorado lo aceptan el próximo otoño mediante votación, la marihuana tendría un impuesto especial del 15%, cuya recaudación estaría destinada a la construcción de escuelas o bien un 10% añadido a los impuestos locales y estatales para las ventas.
En este caso, la recaudación se invertiría en la regulación de la marihuana y nuevos esfuerzos educativos para concienciar a los niños de que no la consuman. El estado de Washington también está en proceso de hacer vigente una legislación similar.""
Y como el tema ha salido a colación, y gustándome como me gustan las plantitas, los árboles, las flores y la naturaleza toda ella, me permito colocar aquí y ahora unas instantáneas de mis jovencitas, aún bebés:
""Colorado se ha convertido en el primer estado de EEUU en regular la venta, la producción y los impuestos sobre la marihuana para consumo recreativo. El gobernador demócrata John Hickenlooper ha firmado hoy un legislación trangresora que incluye desde cómo debe cultivarse o envasarse la marihuana hasta cuáles son los límites de consumo con los que se podrá conducir, al igual que ocurre con las tasas de alcoholemia.
Los ciudadanos de Colorado, al igual que los de Washington, votaron el pasado 6 de noviembre una enmienda en la Constitución estatal para legalizar la marihuana fuera de los consumos terapéuticos que ya contemplan algunos estados de la unión. El nuevo marco legal permitirá que los mayores de 21 años puedan poseer o comprar hasta 28 gramos de esta droga en las tiendas autorizadas que se espera abran a partir del próximo mes de enero.
Los ciudadanos de otros estados que visiten Colorado en busca de marihuana no podrán comprar más 7 gramos de la sustancia en una sola transacción comercial, a pesar de que podrán poseer de manera legal hasta una onza de marihuana (28 gramos). La nueva ley también especifica que las tiendas que la comercialicen no deberán tener la marihuana expuesta al público, sino tras los mostradores.
Hickenlooper, que en el pasado se mostró en contra de la legalización de la hierba, consideró hoy tras la firma que se trata de una medida de "sentido común", aunque dijo creer que el Gobierno federal puede argumentar que la legislación va en contra de las leyes federales sobre drogas.
Si los ciudadanos de colorado lo aceptan el próximo otoño mediante votación, la marihuana tendría un impuesto especial del 15%, cuya recaudación estaría destinada a la construcción de escuelas o bien un 10% añadido a los impuestos locales y estatales para las ventas.
En este caso, la recaudación se invertiría en la regulación de la marihuana y nuevos esfuerzos educativos para concienciar a los niños de que no la consuman. El estado de Washington también está en proceso de hacer vigente una legislación similar.""
Y como el tema ha salido a colación, y gustándome como me gustan las plantitas, los árboles, las flores y la naturaleza toda ella, me permito colocar aquí y ahora unas instantáneas de mis jovencitas, aún bebés:
María |
Juana |
las flores
Al pasar con el taxi le vi con medio cuerpo metido en un cubo de basura, buscando tal vez, como tantos otros, sobras de comida que llevarse a la boca. No había ningún supermercado cerca, pero bien es cierto que todos los supermercados del centro ya estaban copados, había hostias por coger comida, y esos cientos de estómagos hambrientos se sabían de triste memoria a qué hora sacaban los cubos a la calle para lanzarse a la caza de tomates pochos, lechugas de hojas feas o, con suerte, alguna bandeja de carne caducada. Por eso no me extrañó verle buscar en un cubo distinto al circuito habitual: ya eran demasiados y no había mercado para tanta pobreza. Sin embargo, al acercar más el taxi pude leer en el cubo “floristería”. Me sorprendió saber que, en realidad, estaba rebuscando en el cubo de una la floristería contigua.
Luego el hombre sacó medio cuerpo del cubo. Había conseguido seleccionar unos cuantos claveles y orquídeas del fondo, los cuales agrupó y envolvió con mesura en papel de periódico para seguir después calle abajo, con aquel ramo improvisado en una mano y una bolsa en la otra.
Al día siguiente, sobre las nueve y media de la noche, me sorprendió ver de nuevo a aquel hombre, esta vez en la puerta trasera de un supermercado, buscando con otros tres hombres y otras dos mujeres alimentos en los cubos de basura, seleccionando entre todos los productos que aún parecían aptos para ser devorados. Pero un par de horas más tarde, le vi otra vez en el cubo de aquella floristería, cogiendo flores con taras o secas, esta vez petunias y pensamientos. Supuse entonces que aquella era su rutina diaria: primero buscar comida y después conseguir flores.
Le perdí el rastro durante un par de semanas, hasta que ayer, circulando con mi taxi por el túnel de la Plaza de España, volví a verle en un mugriento hueco de ese túnel, una suerte de cobertizo improvisado, durmiendo entre cartones con otros quince o veinte o treinta sin techo más. Le reconocí por sus zapatos azules descalzados a sus pies y por las flores. Ahí pude ver que las flores no eran para él, sino que estaban dispuestas en botellas de plástico junto a una mujer que dormía a su lado, bajo un cartón sujeto a la pared con dos muletas. Supuse por las muletas que ella no podía caminar, así que él buscaba cada día comida para los dos y flores para ella. La misma comida que otros tiraban a la basura. Las mismas flores que otros tiraban a la basura. Y en ese contraste comprendí que la luz y las ganas no caducan. Que el amor crece al margen de la puta vida.
Visto en ni libre ni ocupado
Luego el hombre sacó medio cuerpo del cubo. Había conseguido seleccionar unos cuantos claveles y orquídeas del fondo, los cuales agrupó y envolvió con mesura en papel de periódico para seguir después calle abajo, con aquel ramo improvisado en una mano y una bolsa en la otra.
Al día siguiente, sobre las nueve y media de la noche, me sorprendió ver de nuevo a aquel hombre, esta vez en la puerta trasera de un supermercado, buscando con otros tres hombres y otras dos mujeres alimentos en los cubos de basura, seleccionando entre todos los productos que aún parecían aptos para ser devorados. Pero un par de horas más tarde, le vi otra vez en el cubo de aquella floristería, cogiendo flores con taras o secas, esta vez petunias y pensamientos. Supuse entonces que aquella era su rutina diaria: primero buscar comida y después conseguir flores.
Le perdí el rastro durante un par de semanas, hasta que ayer, circulando con mi taxi por el túnel de la Plaza de España, volví a verle en un mugriento hueco de ese túnel, una suerte de cobertizo improvisado, durmiendo entre cartones con otros quince o veinte o treinta sin techo más. Le reconocí por sus zapatos azules descalzados a sus pies y por las flores. Ahí pude ver que las flores no eran para él, sino que estaban dispuestas en botellas de plástico junto a una mujer que dormía a su lado, bajo un cartón sujeto a la pared con dos muletas. Supuse por las muletas que ella no podía caminar, así que él buscaba cada día comida para los dos y flores para ella. La misma comida que otros tiraban a la basura. Las mismas flores que otros tiraban a la basura. Y en ese contraste comprendí que la luz y las ganas no caducan. Que el amor crece al margen de la puta vida.
Visto en ni libre ni ocupado
sábado, 25 de mayo de 2013
miedo al cambio
Es lo normal, el miedo al cambio está instalado en nuestro ADN, como lo está el miedo a lo desconocido, a la oscuridad, o a la muerte.
En cambio, en un alarde más de mi anómalo esquema razonativo (menudo palabro me acaba de salir, no creo que exista), el miedo al cambio no figura en mi diccionario cerebral, en mi vocabulario racional.
El miedo es algo que nos protege, nos preserva como especie, y no lo olviden: el cementerio está lleno de valientes...
El cambio, por lo general, es bueno. En mi caso, al menos, lo fue en casi todas las ocasiones, y digo "casi" por no faltar a la verdad auque ciertamente no recuerdo ningún cambio malo en mi vida.
Me gusta cambiar, aunque reconozco que a veces cojo cierto apego a cosas, objetos, situaciones, amistades. Eso no es malo per se, en mi opinión, siempre que me reporten sensaciones satisfactorias. De hecho, de unos años a esta parte practico el desapego de lo material, aunque esa es otra historia que poco tiene que ver con el cambio al que ahora me refiero.
Uno se acostumbra a lo que tiene, y se encuentra cómodo manejando situaciones que se controlan. Eso es lo normal, y yo no soy ninguna excepción. Pero a veces se presentan situaciones que nos ponen a prueba, y eso es algo que la mayoría detesta. A mí, sinceramente, casi me da igual, y a menudo afrontar algún tipo de reto es bueno, te ayuda a pensar, a esforzarte por mejorar, por dar el callo, por ser mejor.
El viernes de la semana pasada cogí el día de vacaciones sólo para aprovechar la mañana surfeando con Julius. Simplemente eso. Fue una experiencia fuerte a ratos, y acabó con el maletero lleno de cosas mojadas, cubos de arena, y con un cansancio que me duró todo el fin de semana. Estuvo bien y, por supuesto, repetiría.
El martes sopló de nuevo, y el miércoles también, y tras salir de la oficina tiré directamente a la playa habitual donde llevaban un par de horas Julius y Manu, amén de los locales habiuales. Llegué en el punto álgido de fuerza eólica y, tonto de mí, omitiendo cualquier cumplimiento a la primera regla del kitesurf (si se tiene, se lleva), había dejado en casa la cometa de 9 metros, pensando que con 14/15 nudos iba sobrado con la de 12 metros... Craso error: en el trámite desde mi casa hasta Punta, había subido cinco o seis nudos, y ahora iba pasado con la Switchblade de 12, una cometa especialmente potente... El horror: tuve que hacer frente a rachas de más de 20 nudos con ese cometón, esa pandorga demoníaca. La tuve que frenar casi al máximo para poder desplazarme a trancas y barrancas.
Mientras tanto, Julius iba y venía por la orilla, en el primer día que era capaz de hacer tal cosa. Fantástico!!!!
Yo no podía más que avanzar lentamente, sujetando como podía la tremenda potencia del bicho mientras entraba hacia el espigón, y a la vuelta, intentaba surfear las olas sin mucho éxito, por temor a salir despedido en cualquier momento... Pero la ocasión casual llegó por ventura, y cuando ya iba a abandonar la empresa de navegar, vi que mi amigo y compañero también se salía del agua después de tres o cuatro guarrazos en la orilla. Pobrecito, menos mal que ese está hecho de pasta dura.
Cogí su Drifter de 9 metros. Y ahí empezó todo.
Sólo puedo decir una cosa: esa cometa MOOOOOOLAAAAAA!!!!!!!!
Un par de largos para acostumbrarme a su velocidad, pues es una cometa especialmente rápida, y enseguida comencé a disfrutar sin parar. Más de una hora a saco, entrando y saliendo, planeando por la orilla, cortando las olas y volando hacia dentro, surfeando sin miedo, disfrutando del momento.
Veía en la orilla a Manu esperando, y a Pepe que estaba hecho una bolita engurruñado en la toalla, y a los demás recogiendo el material... Ya eran más de las ocho de la tarde, y yo seguía allí, aprendiendo con cada movimiento que hacía, cruzando la cometa sobre mi cabeza casi violentamente, dando pequeñas voladas, mis primeras pequeñas voladas con impulso de la cometa gracias a esa Drifter. Tal fue la confianza que me dio, tal fue el manejo fácil y espontáneo. Sin miedo al cambio.
Yo, que sólo pretendía navegar un ratito en compañía, que me resistía a los ofrecimientos de Pedro Ruiz y Manuel por coger cometas más pequeñas, todo por preferir seguir con lo que conocía, aunque fuera incómodo y poco adecuado... Di el paso, cogí algo nuevo, y resultó maravilloso, PERFECTO.
Lo mejor es que esa misma cometa pero en 7 metros es la que le he regalado a Manu para su uso personal. Jajajajaj.
Mientras tanto, después de dos años de cambios estrafalarios en la oficina, organizacion cambiante, casi caótica, dominados por una jefa neurótica y obsesionada con el control y la imposición de su criterio personal a toda costa, ahora que ha concursado y cambiado de plaza, han comenzado cambios inversoso. Algunos quieren, otros no. Y yo no hago ascos a nada, ya no. Que hay cambios, vale. Que no, pues también. No tengo miedo a nada.
Y por último, otro cambio reciente: la Sertao. Abandonada la idea de acometer curvas a gran velocidad, deslizar la rodilla por el asfalto, el olor a goma quemada, a cuero... a pesar de haberlo pensado mucho, siempre queda un poso de duda: ¿habré acertado?
Vale, la compra de una moto es algo visceral, algo sentimental, partiendo de la base de que una moto no es algo lógico, sino algo ideal, un concepto, una ilusión.
Esta mañana, aunque me sentía cansado, he salido a dar una vuelta. Mi pequeña BMW está en rodaje, y es menester hacer unos kilometrillos, aunque sea por carretera a ritmo tranquilo, que es lo que mejor me venía a mí. Conque cogí la antigua carretera Huelva-Sevilla, pasando por San Juan del Puerto. Seguí recto en dirección Niebla con la intención de llegar a La Palma del Condado, en cuyo circuito había tandas libres y unos amigos estaban disfrutando de sus máquinas RR. Poco después de pasar San Juan veo un cartel que indica una carreterilla hacia el Dolmen de Soto, si bien con aviso de que se encontraba en obras. Perfecto, pensé. Madre mía, menos mal que iba con mi moto todoterreno, porque la carretera no es practicable para motos normales ni para coches, está llena de grandes socavones, tremendas rajas transversales, y es estrecha y mal trazada. Dos coches que coincidieran no podrían pasar al mismo tiempo... En fin, llegué al conjunto dolménico y efectivamente, estaba cercado por una valla, cerrada a cal y canto, pero no hay ni rastro de obra, ni de herramientas o máquinas, aunque otro cartel anuncia la obra de conservación. Nada. Eso sí, alguien ha practicado un hermoso agujero en la valla para pasar a verlo. Estuve tentado de entrar. Pero el tiempo se me echaba encima y tenía otros planes. Dos kilómetros de vuelta y llegué rápido a la carretera de nuevo. Tras atravesar Niebla y su gran castillo, pronto llegué a Villarrasa y luego a La Palma.
En el circuito desayuné y estuve un rato de charla con los quemados y sus motos deportivas.
Tocaba volver a Huelva pero, claro, no iba a hacerlo por la autopista, y volver sobre mis pasos iba a ser aburrido, de modo que tiré hacia El Rocío, sabedor de que "mi reunión" estaba hoy recogiendo la casa que habían disfrutado el fin de semana anterior. Impresionante la arena invadiendo la carretera Almonte-Matalascañas a su paso por la aldea, aquello se parece cada día más al Oeste Americano.
Sin miedo me introduje en las arenas del poblado, esquivando a despistados turistas y decenas de autobuses llenos de personas mayores que entraban en tropel en la Ermita. A pesar de llevar una ruedas mixtas (que son cualquier cosa menos mixtas...), avanzaba con poca dificultad, quitando los constantes meneos de la dirección, cosa normal cuando se circula sobre arena. En un plis-plas llegué a Boca del Lobo, donde fue recibido y acogido con los brazos abiertos, literalmente. Un hito en mi historia motera reciente. Transitar por las calles de El Rocío con una moto es algo indescriptible, irracional, casi surrealista. Mientras otros lo hacían a lomos de sus caballos o coches 4x4, ahí estaba yo, jugándomela en cada cruce con esa trail que todavía no sé controlar muy bien...
Bueno, un par de botellines y una tapa de jamón hacen maravillas y recomponen a cualquiera. La salida de la aldea rociera fue mejor, aplicada la norma de "ante la duda, gassss", descubrí pronto y apliqué la técnica de conducción en arena que aprendí hace más de 20 años: es mejor ir ligerito que despacio. Efectivamente, en tercera velocidad a medio gas, sintiendo las pulsaciones del monocilíndrico, la moto va más recta, la dirección se mueve menos, y no se quedará atrancada en un banco de arena fina y profunda.
Jajajaja, hasta me lo pasé bien!!!! Y eso que iba con las gomas de calle. ¿Cómo será la cosa con tacos? Deseando estoy de que acabe el verano y le ponga los neumáticos que me permitan extraer lo mejor de sus capacidades.
En resumen: que vengan cambios, que vengan, que aquí estoy yo.
En cambio, en un alarde más de mi anómalo esquema razonativo (menudo palabro me acaba de salir, no creo que exista), el miedo al cambio no figura en mi diccionario cerebral, en mi vocabulario racional.
El miedo es algo que nos protege, nos preserva como especie, y no lo olviden: el cementerio está lleno de valientes...
El cambio, por lo general, es bueno. En mi caso, al menos, lo fue en casi todas las ocasiones, y digo "casi" por no faltar a la verdad auque ciertamente no recuerdo ningún cambio malo en mi vida.
Me gusta cambiar, aunque reconozco que a veces cojo cierto apego a cosas, objetos, situaciones, amistades. Eso no es malo per se, en mi opinión, siempre que me reporten sensaciones satisfactorias. De hecho, de unos años a esta parte practico el desapego de lo material, aunque esa es otra historia que poco tiene que ver con el cambio al que ahora me refiero.
Uno se acostumbra a lo que tiene, y se encuentra cómodo manejando situaciones que se controlan. Eso es lo normal, y yo no soy ninguna excepción. Pero a veces se presentan situaciones que nos ponen a prueba, y eso es algo que la mayoría detesta. A mí, sinceramente, casi me da igual, y a menudo afrontar algún tipo de reto es bueno, te ayuda a pensar, a esforzarte por mejorar, por dar el callo, por ser mejor.
El viernes de la semana pasada cogí el día de vacaciones sólo para aprovechar la mañana surfeando con Julius. Simplemente eso. Fue una experiencia fuerte a ratos, y acabó con el maletero lleno de cosas mojadas, cubos de arena, y con un cansancio que me duró todo el fin de semana. Estuvo bien y, por supuesto, repetiría.
El martes sopló de nuevo, y el miércoles también, y tras salir de la oficina tiré directamente a la playa habitual donde llevaban un par de horas Julius y Manu, amén de los locales habiuales. Llegué en el punto álgido de fuerza eólica y, tonto de mí, omitiendo cualquier cumplimiento a la primera regla del kitesurf (si se tiene, se lleva), había dejado en casa la cometa de 9 metros, pensando que con 14/15 nudos iba sobrado con la de 12 metros... Craso error: en el trámite desde mi casa hasta Punta, había subido cinco o seis nudos, y ahora iba pasado con la Switchblade de 12, una cometa especialmente potente... El horror: tuve que hacer frente a rachas de más de 20 nudos con ese cometón, esa pandorga demoníaca. La tuve que frenar casi al máximo para poder desplazarme a trancas y barrancas.
Mientras tanto, Julius iba y venía por la orilla, en el primer día que era capaz de hacer tal cosa. Fantástico!!!!
Yo no podía más que avanzar lentamente, sujetando como podía la tremenda potencia del bicho mientras entraba hacia el espigón, y a la vuelta, intentaba surfear las olas sin mucho éxito, por temor a salir despedido en cualquier momento... Pero la ocasión casual llegó por ventura, y cuando ya iba a abandonar la empresa de navegar, vi que mi amigo y compañero también se salía del agua después de tres o cuatro guarrazos en la orilla. Pobrecito, menos mal que ese está hecho de pasta dura.
Cogí su Drifter de 9 metros. Y ahí empezó todo.
Sólo puedo decir una cosa: esa cometa MOOOOOOLAAAAAA!!!!!!!!
Un par de largos para acostumbrarme a su velocidad, pues es una cometa especialmente rápida, y enseguida comencé a disfrutar sin parar. Más de una hora a saco, entrando y saliendo, planeando por la orilla, cortando las olas y volando hacia dentro, surfeando sin miedo, disfrutando del momento.
Veía en la orilla a Manu esperando, y a Pepe que estaba hecho una bolita engurruñado en la toalla, y a los demás recogiendo el material... Ya eran más de las ocho de la tarde, y yo seguía allí, aprendiendo con cada movimiento que hacía, cruzando la cometa sobre mi cabeza casi violentamente, dando pequeñas voladas, mis primeras pequeñas voladas con impulso de la cometa gracias a esa Drifter. Tal fue la confianza que me dio, tal fue el manejo fácil y espontáneo. Sin miedo al cambio.
Yo, que sólo pretendía navegar un ratito en compañía, que me resistía a los ofrecimientos de Pedro Ruiz y Manuel por coger cometas más pequeñas, todo por preferir seguir con lo que conocía, aunque fuera incómodo y poco adecuado... Di el paso, cogí algo nuevo, y resultó maravilloso, PERFECTO.
Lo mejor es que esa misma cometa pero en 7 metros es la que le he regalado a Manu para su uso personal. Jajajajaj.
Mientras tanto, después de dos años de cambios estrafalarios en la oficina, organizacion cambiante, casi caótica, dominados por una jefa neurótica y obsesionada con el control y la imposición de su criterio personal a toda costa, ahora que ha concursado y cambiado de plaza, han comenzado cambios inversoso. Algunos quieren, otros no. Y yo no hago ascos a nada, ya no. Que hay cambios, vale. Que no, pues también. No tengo miedo a nada.
Y por último, otro cambio reciente: la Sertao. Abandonada la idea de acometer curvas a gran velocidad, deslizar la rodilla por el asfalto, el olor a goma quemada, a cuero... a pesar de haberlo pensado mucho, siempre queda un poso de duda: ¿habré acertado?
Vale, la compra de una moto es algo visceral, algo sentimental, partiendo de la base de que una moto no es algo lógico, sino algo ideal, un concepto, una ilusión.
Esta mañana, aunque me sentía cansado, he salido a dar una vuelta. Mi pequeña BMW está en rodaje, y es menester hacer unos kilometrillos, aunque sea por carretera a ritmo tranquilo, que es lo que mejor me venía a mí. Conque cogí la antigua carretera Huelva-Sevilla, pasando por San Juan del Puerto. Seguí recto en dirección Niebla con la intención de llegar a La Palma del Condado, en cuyo circuito había tandas libres y unos amigos estaban disfrutando de sus máquinas RR. Poco después de pasar San Juan veo un cartel que indica una carreterilla hacia el Dolmen de Soto, si bien con aviso de que se encontraba en obras. Perfecto, pensé. Madre mía, menos mal que iba con mi moto todoterreno, porque la carretera no es practicable para motos normales ni para coches, está llena de grandes socavones, tremendas rajas transversales, y es estrecha y mal trazada. Dos coches que coincidieran no podrían pasar al mismo tiempo... En fin, llegué al conjunto dolménico y efectivamente, estaba cercado por una valla, cerrada a cal y canto, pero no hay ni rastro de obra, ni de herramientas o máquinas, aunque otro cartel anuncia la obra de conservación. Nada. Eso sí, alguien ha practicado un hermoso agujero en la valla para pasar a verlo. Estuve tentado de entrar. Pero el tiempo se me echaba encima y tenía otros planes. Dos kilómetros de vuelta y llegué rápido a la carretera de nuevo. Tras atravesar Niebla y su gran castillo, pronto llegué a Villarrasa y luego a La Palma.
En el circuito desayuné y estuve un rato de charla con los quemados y sus motos deportivas.
Tocaba volver a Huelva pero, claro, no iba a hacerlo por la autopista, y volver sobre mis pasos iba a ser aburrido, de modo que tiré hacia El Rocío, sabedor de que "mi reunión" estaba hoy recogiendo la casa que habían disfrutado el fin de semana anterior. Impresionante la arena invadiendo la carretera Almonte-Matalascañas a su paso por la aldea, aquello se parece cada día más al Oeste Americano.
Sin miedo me introduje en las arenas del poblado, esquivando a despistados turistas y decenas de autobuses llenos de personas mayores que entraban en tropel en la Ermita. A pesar de llevar una ruedas mixtas (que son cualquier cosa menos mixtas...), avanzaba con poca dificultad, quitando los constantes meneos de la dirección, cosa normal cuando se circula sobre arena. En un plis-plas llegué a Boca del Lobo, donde fue recibido y acogido con los brazos abiertos, literalmente. Un hito en mi historia motera reciente. Transitar por las calles de El Rocío con una moto es algo indescriptible, irracional, casi surrealista. Mientras otros lo hacían a lomos de sus caballos o coches 4x4, ahí estaba yo, jugándomela en cada cruce con esa trail que todavía no sé controlar muy bien...
Bueno, un par de botellines y una tapa de jamón hacen maravillas y recomponen a cualquiera. La salida de la aldea rociera fue mejor, aplicada la norma de "ante la duda, gassss", descubrí pronto y apliqué la técnica de conducción en arena que aprendí hace más de 20 años: es mejor ir ligerito que despacio. Efectivamente, en tercera velocidad a medio gas, sintiendo las pulsaciones del monocilíndrico, la moto va más recta, la dirección se mueve menos, y no se quedará atrancada en un banco de arena fina y profunda.
Jajajaja, hasta me lo pasé bien!!!! Y eso que iba con las gomas de calle. ¿Cómo será la cosa con tacos? Deseando estoy de que acabe el verano y le ponga los neumáticos que me permitan extraer lo mejor de sus capacidades.
En resumen: que vengan cambios, que vengan, que aquí estoy yo.
martes, 21 de mayo de 2013
Los caminos
Nos sorprenden las noticias que nos llegan desde Francia a través de la web Motoverte, donde su Gobierno ha modificado la denominada circular Olin, una modificación de la ley de 3 de enero de 1991 “Ley Lalonde”. La modificación se centra en una sola frase que abre todas las posibilidades conceptuales: “Los caminos no son unos espacios naturales, sino vías de comunicación creadas por el hombre y destinadas a la circulación de los bienes y de las personas”.
Las motos podrán circular por caminos sin ser perseguidas
La decisión del Gobierno galo viene dada después de las reuniones mantenidas por el sector offroad francés (asociaciones, federaciones…) con el Ministerio de Ecología -lo que aquí sería el de Medio Ambiente- con el apoyo del Ministerio de Deportes. De esta manera tan sencilla y contundente se le devuelve la dignidad a los usuarios que circulan en moto por los caminos sin cometer ningún crimen.
Esta modificación de la Ley Lalonde ha contado con el apoyo de 180 diputados que reconocen la importancia que representa para Francia el enfoque deportivo y turístico de la materia offroad.
Aspectos que cambian de la ley del 3 de enero de 1991 (ley Lalonde):
- Sólo “fuera de pista” está terminantemente prohibido. Los vehículos a motor pueden circular libremente sobre las rutas y los caminos abiertos a la circulación pública.
- Los caminos rurales se ven afectados sin condición de estado a la circulación pública de los vehículos a motor, salvo reglamentación local específica.
- Los propietarios privados serán los únicos que decidan si abren o no a la circulación pública a los vehículos a motor sus caminos privados o zonas de explotación. El Ministerio recomienda categóricamente materializar esta decisión en el mismo sitio, para evitar toda ambigüedad y todo litigio.
Una vez leído esto y, en resumen, se puede decir que los vehículos podrán circular por los caminos siempre y cuando no salgan campo a través o en vías privadas y prohibidas expresamente por los propietarios. Ojalá el Gobierno español tome nota…
Via Motoverte y AMVER
Nota del bloguero:
Qué gran frase, joer: Los caminos no son unos espacios naturales, sino vías de comunicación creadas por el hombre y destinadas a la circulación de los bienes y de las personas.
La había leído en varios foros y artículos, o sencillamente como firma de algún forero, como mera declaración filosófica, pero jamás hubiera podido imaginar que formara parte de una LEY elaborada por una Administración, y mucho menos de un "Ministerio de Ecología". La leche. Cada día que pasa me reafirmo más en la idea de que estamos muy, muy, muy lejos de Europa, y que nuestra querida España no es más que una Españistán, llena de gigantes, molinos de vientos, rencor, Rinconetes y Cortadillos.
lunes, 20 de mayo de 2013
castaña
Viento fuerte, temporal, huracán... CASTAÑA!!
Lo que muchos locos del viento esperan como agua de Mayo, ha llegado en el mes indicado. Desde fines de Febrero no teníamos un día así:
Navegamos desde las cinco hasta las siete, más o menos. Demasiado fuerte y picado el mar para los cursillistas, de modo que Manu se entretuvo jugando con los sobrinos del Gurú del Viento, y al final se lo pasó bastante bien. Yo también disfruté de lo lindo de las condiciones, que se pueden considerar de duras para lo acostumbrado por aquí.
Al poco de llegar a casa, se me pudo observar de esta guisa:
Manu no pudo estrenar su nueva cometa, y arde en deseos de surcar el Atlántico cuanto antes:
El día siguiente, viernes, lo pedí vacacional en la oficina, todo para disfrutar de una mañana tormentosa y aún más huracanada en La Canaleta con mi querido Jules, quien, ni corto ni perezoso, tomó este pequeño minivideo en mi primera incursión, con un percance (sin importancia) debido a fuerte racha que me coje un poco desprevenido:
Les ruego disculpen la calidad (más bien, la falta de ella) de la toma videográfica...
A partir de ahí fue todo un disfrute, Eolo estaba bastante cabreado ese día, y Julito casi ni pudo meterse en el agua por lo complicado de la situación.
Ese mismo día por la tarde, a pesar de mi agotamiento, enfilamos en un viaje familiar a Bolonia, de nuevo.
En la traquila pedanía tarifeña hemos pasado estos días correspondientes a la Romería del Rocío, en nuestro peregrinaje particular. No me llevé el material de vuelo principalmente por mi cansancio, aunque viendo lo que sopló el sábado e incluso el domingo, hubiera disfrutado de lo lindo, sin duda. Pero en el fondo me vino bien el descanso.
He tenido oportunidad de visitar Tarifa de nuevo, con el limitador y los cuervos, junto a unos amigos, y lo hemos pasado muy bien.
En el espigón que lleva a la punto más al Sur de Europa, Manu posa con Tarifa al fondo, el Océano Atlántico a la izquierda de la imagen, y el Mar Mediterráneo a la derecha, separados por el famoso espigón que alguno ha saltado colgado de su cometa.
Cómo no, para que el incipiento deportista extremo conociera el mejor ambiente, lo llevé a Artevida, donde un par de fieras hacían surf y daban saltos exhibiendo su completo dominio, mientras tomábamos un café y un colacao en un sofalito sobre el césped. Prueba pictográfica del suceso:
Atentos a su cara de felicidad. Pronto estaremos nosotros ahí, en las azules aguas gaditanas, jugando con las olas y flotando a ratos sobre ellas...
Lo que muchos locos del viento esperan como agua de Mayo, ha llegado en el mes indicado. Desde fines de Febrero no teníamos un día así:
Añadir dos o tres nudos por arriba a la medición, debido a la ubicación del anemómetro |
Al poco de llegar a casa, se me pudo observar de esta guisa:
Realmente hecho polvo, pero feliz |
El día siguiente, viernes, lo pedí vacacional en la oficina, todo para disfrutar de una mañana tormentosa y aún más huracanada en La Canaleta con mi querido Jules, quien, ni corto ni perezoso, tomó este pequeño minivideo en mi primera incursión, con un percance (sin importancia) debido a fuerte racha que me coje un poco desprevenido:
Les ruego disculpen la calidad (más bien, la falta de ella) de la toma videográfica...
A partir de ahí fue todo un disfrute, Eolo estaba bastante cabreado ese día, y Julito casi ni pudo meterse en el agua por lo complicado de la situación.
Ese mismo día por la tarde, a pesar de mi agotamiento, enfilamos en un viaje familiar a Bolonia, de nuevo.
En la traquila pedanía tarifeña hemos pasado estos días correspondientes a la Romería del Rocío, en nuestro peregrinaje particular. No me llevé el material de vuelo principalmente por mi cansancio, aunque viendo lo que sopló el sábado e incluso el domingo, hubiera disfrutado de lo lindo, sin duda. Pero en el fondo me vino bien el descanso.
He tenido oportunidad de visitar Tarifa de nuevo, con el limitador y los cuervos, junto a unos amigos, y lo hemos pasado muy bien.
En el espigón que lleva a la punto más al Sur de Europa, Manu posa con Tarifa al fondo, el Océano Atlántico a la izquierda de la imagen, y el Mar Mediterráneo a la derecha, separados por el famoso espigón que alguno ha saltado colgado de su cometa.
Cómo no, para que el incipiento deportista extremo conociera el mejor ambiente, lo llevé a Artevida, donde un par de fieras hacían surf y daban saltos exhibiendo su completo dominio, mientras tomábamos un café y un colacao en un sofalito sobre el césped. Prueba pictográfica del suceso:
Atentos a su cara de felicidad. Pronto estaremos nosotros ahí, en las azules aguas gaditanas, jugando con las olas y flotando a ratos sobre ellas...
jueves, 16 de mayo de 2013
Invernalia
Y de repente, como en la serie de la HBO, llegó un inesperado frío. Mientras espero la reconfortante tostada y el café que me hará entrar en calor y elevar el ánimo, veo a través de la cascada de cristal que me separa de la acera cómo algunos caminan encorvados, hundiendo la cabeza entre los hombros, aguantándose con la mano esa solapa de la chaqueta que, rebelde y empujada por el viento, quiere dejar al aire el pecho asustado.
Lo dejo aquí, que la linda camarera ha llegado con las viandas.
miércoles, 15 de mayo de 2013
Sombra aquí, sombra allá
Siempre, en la gama de todo fabricante hay un modelo que es la estrella, el leit-motiv, el espejo en que se miran o inspiran todos los demás. Es por ello que a menudo existen detalles que son comunes a todos los modelos de ese fabricante, y unos tratan de parecerse al más emblemático de alguna manera, aunque tengan su identidad propia.
Así, nadie puede dudar sobre el carisma de la moto trail por excelencia, la más famosa, la más conocida, la más vendida: la BMW R1200GS. La máxima tecnología de la Bayerische Motoren Werke la encontramos en “la GS” (sí, porque aunque hay 800GS, 700GS y 650GS, “la GS” por antonomasia es la que es), y hoy día se equipa con suspensiones electrónicas, control de tracción regulable, ABS desconectable, y todo tipo de chucherías y extras hasta dejar temblando tu antaño saneada cuenta corriente.
R1200GS "agua" |
Y su imagen, aunque ha ido modernizándose con el paso de las versiones cada tres o cuatro años, sigue siendo fiel a una serie de principios, como su característico pico de pato (aunque fuera Suzuki con la DR750 Big la iniciadora de la corriente), el motor autoportante, transmisión por cardán, suspensión telelever, subchasis trasero en tubo de acero a la vista con aspecto de inacabado e industrial… Son señas de identidad que se repiten en el tiempo y que parece gustar a los fieles seguidores no ya de la marca, sino del modelo.
Y cuando uno ve la hoy exitosa BMW F800GS, y más con la recientemente presentada F800GS Adventure, sólo veo un quiero y no puedo, un refrito, un dejá vue, una pasada de rosca de tanto darle vueltas a la tuerca, de tanto apretar por lograr una fijación imposible.
modelo normal |
Y es que no se puede sacar de donde no hay. Y me explico.
Ya existe desde hace mucho tiempo una 1200GS Adventure, que se diferencia de la normal en un depósito con mayor capacidad, suspensiones con más recorrido, mayor altura libre al suelo (y del asiento…), y detalles de equipamiento. Esta máquina, en palabras de los propios vendedores del concesionario, no tiene sentido, no merece la pena: es más alta, más pesada, menos manejable que la versión estándar, y sus diferencia sólo las aprovechará un muy reducido nicho de compradores en situaciones contadas con los dedos. Bueno, eso no es excusa para dejar de hacerla si a BMW le salen las cuentas. A mí me parece fantástico que hasta el viajero más radical pueda acercarse a la tienda y poder comprar una moto que se ajuste a lo que él necesita sin tener que recurrir a costosas modificaciones, ñapas y chapuzas de todo tipo para tener una moto de las características que la Adventure ofrece.
modelo Adventure |
Y como la Adventure, queramos o no, a pesar de ser un camello, se ha convertido en un icono, el máximum, ¿qué mejor idea que trasladar el concepto a la F800GS?
Y no es que la 800 tuviera poca autonomía (unos 350 km en condiciones normales), no. Ni que necesite más recorrido de suspensiones (que en el modelo Adv. No se han cambiado), ni que no existieran en catálogo pantallas que ofrezcan mayor protección, o barras de protección del motor, o asientos más cómodos… No.
Mayormente han agrandado el depósito de gasolina, que en esta moto va debajo del asiento y el colín, ensanchando la parte trasera más allá de lo lógico (no me quiero imaginar esa moto con sus correspondientes herrajes y maletas). Y para compensar esa mayor anchura detrás, para que la moto no quede extraña, deciden añadir y aumentar artificialmente el falso depósito que alberga, en realidad, componentes electrónicos, batería y caja del filtro del aire. Tenemos, pues, una moto que no es honrada, engaña. Es puro maquillaje, innecesario por otra parte, a costa, además, de meterle 15 kg extra, que flaco favor son en caso de encallamiento en la arena o barro…
¿Cuántos traileros necesitan más de 350 km de autonomía? Y caso de necesitarse puntualmente, ¿no es fácil solucionarlo con una garrafita de 5 ó 10 litros ad hoc?
BMW ha dejado pasar una oportunidad de oro para hacer una moto verdaderamente guay, un bicho comedesiertos, atraviesapáramos, trotamundos.
No tenían más que fijarse en la quejas y demandas plasmadas por miles de usuarios en los foros, que son muchos y variados. Una suspensión delantera de calidad, llantas dignas de ese nombre que no se doblen con mirarlas, y la búsqueda de mayor fiabilidad electrónica es todo lo que piden los beemeuvistas más convencidos. La F800GS no necesita más.
En su elemento. ¿Para qué más peso y anchura? |
Pero ocurre a menudo que el departamento de marketing (mercadeo) tiene más peso que el de los ingenieros desarrolladores del producto, y saben bien que un simple apellido, “Adventure”, vende más que una versión “R” mejorada en suspensiones y componentes. Una pena.
Me ha recordado, nada más verla, a una máquina que yo jamás consideré: la Honda Africa Twin, con su abultada trasera simulando unos depósitos de gasolina extras que no existían, sólo para hacerla más parecida en lo estético a las motos que corrían el Dakar. Maquillaje. Falsedad.
sábado, 11 de mayo de 2013
Estreno
El viernes se consumó la operación, después de meses de búsquedas, esperas, ofertas, demandas...
Me despedía en la intimidad del garaje, prácticamente a oscuras, casi a hurtadillas, de la que ha sido mi compañera de aventuras estos últimos años, con sus momentos buenos, muy buenos, y también el peor de mi vida.
Por ese ínfimo detalle jamás la olvidaré...
En fin, tampoco hay que ponerse muy sentimental porque, al fin y al cabo, no es más que una moto, un objeto material. No es de hombres derramar lágrimas por algo así, ni mucho menos ponerse meláncolico.
Su sucesora en mi plaza de aparcamiento es una máquina muy muy muy diferente. Aunque similar en cilindrada, su configuración de motor, potencia, y propósito son radicalmente opuestos:
La BMW G650GS Sertao, es una moto trail a la vieja usanza, un monocilíndrico básico, eficaz, fiable y con la potencia justa y necesaria que se necesita para viajar tranquila y cómodamente por todas partes.
Fue recogida ayer viernes por la tarde, pero enseguida me fui a la playa, por lo que no dio más que tiempo para poner un poco de gasolina y llevarla al garaje.
Esta mañana he dado un tranquilo paseo, haciéndome a ella, acostumbrándome a las reacciones de la rueda de 21" (campera), las suspensiones de recorrido generoso, y al tacto del motor que me ha sorprendido por lo bien controladas que están las vibraciones.
La Sertao es muy cómoda, y se maneja con la punta de los dedos. La pantalla protege bastante, y la única pega que le veo es que es un poco alta de sillín para mí, pero da igual, he tenido motos más altas y nunca hubo problema.
Casi al final de la minirruta me he introducido por una conocida pista, donde he aprovechado para sacar unas instantáneas de la trail en su elemento:
Finalmente, alguien me pudo retratar junto a ella, para dar fe de que yo estuve allí:
En resumiendo, la más pequeña del amplio catálogo de BMW es justo lo que yo pensaba que era, y precisamente el tipo de moto que yo quiero en este momento de mi vida. Espero, por ello, pasar grandes ratos sobre su lomo, y correr aventuras sin fin que iré, cómo no, desbrozando aquí.
Me despedía en la intimidad del garaje, prácticamente a oscuras, casi a hurtadillas, de la que ha sido mi compañera de aventuras estos últimos años, con sus momentos buenos, muy buenos, y también el peor de mi vida.
Por ese ínfimo detalle jamás la olvidaré...
En fin, tampoco hay que ponerse muy sentimental porque, al fin y al cabo, no es más que una moto, un objeto material. No es de hombres derramar lágrimas por algo así, ni mucho menos ponerse meláncolico.
Su sucesora en mi plaza de aparcamiento es una máquina muy muy muy diferente. Aunque similar en cilindrada, su configuración de motor, potencia, y propósito son radicalmente opuestos:
En lo alto del Conquero que, por desgracia, presenta ese típico aspecto descuidado y sucio de siempre... |
Fue recogida ayer viernes por la tarde, pero enseguida me fui a la playa, por lo que no dio más que tiempo para poner un poco de gasolina y llevarla al garaje.
Esta mañana he dado un tranquilo paseo, haciéndome a ella, acostumbrándome a las reacciones de la rueda de 21" (campera), las suspensiones de recorrido generoso, y al tacto del motor que me ha sorprendido por lo bien controladas que están las vibraciones.
La Sertao es muy cómoda, y se maneja con la punta de los dedos. La pantalla protege bastante, y la única pega que le veo es que es un poco alta de sillín para mí, pero da igual, he tenido motos más altas y nunca hubo problema.
Casi al final de la minirruta me he introducido por una conocida pista, donde he aprovechado para sacar unas instantáneas de la trail en su elemento:
Ainssss, se me coló un poco el dedito por arriba... |
En resumiendo, la más pequeña del amplio catálogo de BMW es justo lo que yo pensaba que era, y precisamente el tipo de moto que yo quiero en este momento de mi vida. Espero, por ello, pasar grandes ratos sobre su lomo, y correr aventuras sin fin que iré, cómo no, desbrozando aquí.
aprendizaje
Esta es la imagen que refleja un poco lo que ha sido toda la semana eólicamente hablando. El gráfico muestra un viento más bien flojo, que a partir de las 17 horas fluctúa entre 8 y 9 nudos... insuficiente para navegar en condiciones. Y sin condiciones, insuficiente sin discusión.
No así para practicar los cursillistas. Bregar con viento flojo, mantenerse en la rompiente luchando por mantener la cometa en el aire sin que pierda sustentación, incluso intentar ponerse la tabla en los pies... todo eso sirve, y mucho, para coger dominio.
Con Manu y el Hombre que susurra a las cometas, preparando el material |
Yo, por mi parte, desvirgué la nueva cometa del Maestro, bien escogida para la ocasión: una Cabrinha Velocity de 16 metros, un auténtico tractor para competición de race, especial para vientos flojos flojísimos.
Un auténtico descubrimiento, comprobar cómo navegar con vientos flojos es posible, y eso que yo iba con la twintip. ¿Qué no se podría hacer con una tabla de race? Madre mía, eso tiene que volar.
Sólo decir que Manu va progresando bien, cogiendo experiencia, y le ha cogido el rollo al manejo de la barra, salvando algunas situaciones complicadillas evitando que la cometa caiga al agua.
La otra cara de la moneda es que al final de la sesión, después de verme a mí tontear con la cometa de prácticas en la arena, ha querido hacer lo mismo, y se ha dedicado a dar saltitos y giros bruscos, y claro, al final pasó lo que tenía que pasar... Bueno, un revolcón sin consecuencias que le ha servido para que vea las orejas al lobo, y aprender que con la cometa, por pequeña que sea y flojo que esté el viento, siempre te puede sorprender.
martes, 7 de mayo de 2013
Dakar
Las GS monocilíndricas con preparaciones desérticas:
Todo es posible con ganas, tiempo y dinero.
Todo es posible con ganas, tiempo y dinero.
Ocasión perdida
On the road, esa obra maestra del género beat, escrita en los años cincuenta por Jack Kerouac, es todo un clásico de la literatura norteamericana, de lectura obligada en las high school.
El caso es que, como quiera que fuese, el hemano que nunca tuve, AKA Julen, me recomendó su lectura hace ya más de veinte años.
A En el camino siguieron otras obras peculiares, y quizá no tan conocidas pero cuya lectura fue más placentera por menos farragosa que la primera: Los subterráneos (The Underground), y Los vagabundos del Dharma (The Dharma bums).
Pero no me quiero desviar del tema, que no es sino una muy breve reseña o review de la versión cinematográfica recientemente proyectada en algunas pocas salas de nuestra geografía, tan vasta como poco proclive a la cultura en general.
Y yo no me tengo por culto, ni mucho menos, ni si quiera un mero intelectualoide o erudito a la violeta. Ni eso.
A mí me gusta echar un buen rato en el cine, disfrutar de la peli, ya sea el genero que sea, lo que no quita que alabe y admire y persiga una buena factura y realización, interpretaciones que me emocionen, historias que transmitan... Pues eso, creo que se me entiende.
Es como pasa con el vino. Yo no entiendo un mojón sobre vinos, pero sé inmediatamente si un vino me gusta y entra fácil o no, y todo lo demás es totalmente secundario o accesorio para mí.
Como digo, hace ya mucho que leí el manuscrito original debidamente traducido a la lengua de Españistán (no sé porqué algunos se empeñan en llamarla la lengua de Cervantes, cuando no se parecen ya ni lo más mínimo), y por tanto, quizá hubiera yo percibido algo en el largometraje (largo es, dos horitas) que me hubiera parecido, dado la sensación, asimilado o qué se yo, a algo completamente diferente a lo que en su día disfruté. Por ello, me he permitido leer un par de críticas de webs dedicadas a esto del cine, y veo que no, no estaba yo equivocado.
No podía haber olvidado lo fundamental de En el camino, que es el ritmo, la sensación de velocidad, la furia, el dinamismo. Se desprendía una juventud con ganas inmensas de vivir, un no parar. Ir y venir, y un papel preponderante del coche, de la road story, que en la versión ahora analizada no existe.
¿Qué hay del ritmo sincopado propio de la literatura beatnik? ¿Por qué tantas escenas de sexo? ¿Por qué se da tanta trascendencia a algunas escenas y se obvian otras? Se filtran detalles intrascendentes y se olvidan otros que dan color y el verdadero intríngulis de la obra. ¿Por qué?
Se dice que Coppola compró los derechos en el 1968, y ¿ha estado esperando tanto tiempo para esto? La película no es mala en sí misma, sino que no es realmente En el camino.
Vale, me diran algunos, pero es que ninguna adaptación se puede parecer a la obra original... Quizá sea empresa difícil, más que nada porque cada persona, con la lectura del libro, se crea una idea en la mente sobre los personajes, los paisajes, las situaciones... y puede llevar a chasco cuando veamos la interpretación de un tercero.
Pero es que yo veo en este filme una obra que no ha llevado al extremo lo que Keouac quiso plasmar en su libro, escrito a trompicones, a saltos, entre idas y venidas, en servilletas de papel y libretas medio estropeadas, pero llenas de vitalidad y energía.
Y quizá, solo quizá, es que yo esperaba un peliculón. Y punto.
Lo mejor, el rato de la visita a la casa de Burrough (también he leído y poseo un par de libros suyos), interpretado por Viggo Mortensen, muy bueno.
Lo peor... muchas cosas, la mayoría.
Aún así, hay peliculillas (porque no merecen otro calificativo) que al lado de ésta son como una mierda seca que se la lleva el viento en el desierto: Ironman 3.
Es que paso ni de dedicarle media linea más a semejante batiburrillo de incoherencias y estulticias.
El caso es que, como quiera que fuese, el hemano que nunca tuve, AKA Julen, me recomendó su lectura hace ya más de veinte años.
A En el camino siguieron otras obras peculiares, y quizá no tan conocidas pero cuya lectura fue más placentera por menos farragosa que la primera: Los subterráneos (The Underground), y Los vagabundos del Dharma (The Dharma bums).
Pero no me quiero desviar del tema, que no es sino una muy breve reseña o review de la versión cinematográfica recientemente proyectada en algunas pocas salas de nuestra geografía, tan vasta como poco proclive a la cultura en general.
Y yo no me tengo por culto, ni mucho menos, ni si quiera un mero intelectualoide o erudito a la violeta. Ni eso.
A mí me gusta echar un buen rato en el cine, disfrutar de la peli, ya sea el genero que sea, lo que no quita que alabe y admire y persiga una buena factura y realización, interpretaciones que me emocionen, historias que transmitan... Pues eso, creo que se me entiende.
Es como pasa con el vino. Yo no entiendo un mojón sobre vinos, pero sé inmediatamente si un vino me gusta y entra fácil o no, y todo lo demás es totalmente secundario o accesorio para mí.
Como digo, hace ya mucho que leí el manuscrito original debidamente traducido a la lengua de Españistán (no sé porqué algunos se empeñan en llamarla la lengua de Cervantes, cuando no se parecen ya ni lo más mínimo), y por tanto, quizá hubiera yo percibido algo en el largometraje (largo es, dos horitas) que me hubiera parecido, dado la sensación, asimilado o qué se yo, a algo completamente diferente a lo que en su día disfruté. Por ello, me he permitido leer un par de críticas de webs dedicadas a esto del cine, y veo que no, no estaba yo equivocado.
No podía haber olvidado lo fundamental de En el camino, que es el ritmo, la sensación de velocidad, la furia, el dinamismo. Se desprendía una juventud con ganas inmensas de vivir, un no parar. Ir y venir, y un papel preponderante del coche, de la road story, que en la versión ahora analizada no existe.
¿Qué hay del ritmo sincopado propio de la literatura beatnik? ¿Por qué tantas escenas de sexo? ¿Por qué se da tanta trascendencia a algunas escenas y se obvian otras? Se filtran detalles intrascendentes y se olvidan otros que dan color y el verdadero intríngulis de la obra. ¿Por qué?
Se dice que Coppola compró los derechos en el 1968, y ¿ha estado esperando tanto tiempo para esto? La película no es mala en sí misma, sino que no es realmente En el camino.
Vale, me diran algunos, pero es que ninguna adaptación se puede parecer a la obra original... Quizá sea empresa difícil, más que nada porque cada persona, con la lectura del libro, se crea una idea en la mente sobre los personajes, los paisajes, las situaciones... y puede llevar a chasco cuando veamos la interpretación de un tercero.
Pero es que yo veo en este filme una obra que no ha llevado al extremo lo que Keouac quiso plasmar en su libro, escrito a trompicones, a saltos, entre idas y venidas, en servilletas de papel y libretas medio estropeadas, pero llenas de vitalidad y energía.
Y quizá, solo quizá, es que yo esperaba un peliculón. Y punto.
Lo mejor, el rato de la visita a la casa de Burrough (también he leído y poseo un par de libros suyos), interpretado por Viggo Mortensen, muy bueno.
Lo peor... muchas cosas, la mayoría.
Aún así, hay peliculillas (porque no merecen otro calificativo) que al lado de ésta son como una mierda seca que se la lleva el viento en el desierto: Ironman 3.
Es que paso ni de dedicarle media linea más a semejante batiburrillo de incoherencias y estulticias.
domingo, 5 de mayo de 2013
La ocasión la pintan calva
Hay que saber leer, siempre lo he dicho.
Los signos a menudo se nos aparecen, de la más variada manera, y puede que la mayoría de las veces nos pasen inadvertidos.
Sólo hay que estar un poco atentos, las orejas abiertas, los ojos avizor, y de repente te percatas de que las estrellas y planetas correspondientes se han alineado a tu favor.
En ese momento, y sin dilación, aprovecha el día, porque día que pasa, oportunidad perdida.
De modo que el sábado, ayer, me levanto con el amanecer, y ¿qué mejor día para dar una vuelta por algunas carreteras secundarias que el sábado previo al Gran Premio de Jerez de motos? ¿Ein?
En esta ocasión no cojo la moto, que ya está con un pié dentro y otro fuera, y su sustituta prácticamente en camino, sino el destechable, que reposa en el garaje a la espera, siempre dispuesto, deseando dar lo mejor de sí, bien sea paseando tranquilamente a cielo abierto, bien arrojándose sin piedad curva tras curva dejándose guiar y redondeando la salida de las horquillas con su propulsión trasera.
Antes de las ocho de la mañana ya estaba en ruta, sonando Soundgarden en el reproductor, pero pronto lo apagué para disfrutar del sonido del motor y algún chirrido esporádico de los neumáticos sobre el asfalto a una temperatura perfecta.
Un sábado bien temprano es lo mejor para acometer una salida motorizada, pues es demasiado pronto para que los ciclistas invandan arcenes y medio carril -maldita moda, ahora salen como setas y se creen los dueños de la carretera, con más derecho que nadie, por supuesto-, la temperatura acompaña, y la soledad es la mejor compañera en estos casos.
Por una vez diré, a grosso modo, el recorrido de ayer: Huelva, dirección Badajoz por la N-435 hasta el cruce de Calañas, Sotiel Coronada (magnífica carretera recién asfaltada, pero cuidado con sus numerosas curvas ciegas en las que es normal econtrar vehículos MUY lentos o ciclistas abusones de su estatus de inferioridad), subida del puerto a dos carriles (glorioso), Cabezas Rubias (paseo a ritmo moderado), y de ahí bajamos hasta San Bartolomé de la Torre pasando por Tharsis y Alosno (muy buena carretera, sin apenas baches, pero mucha línea contínua que puede fastidiar la ruta a poco que topes con un dominguero o el cateto de turno...). Desayuno en el Bar La Parada, y de ahí a Huelva de nuevo.
Es una de las muchas rutas por carreteras poco frecuentadas y normalmente exentas de Picoletos malhumorados que descarguen sobre mí su frustración.
Y si encima han desplazado a toda la motorizada a la provincia limítrofe, tan cerca y tan lejos al mismo tiempo por culpa del Guadalquivir y el parque natural del Coto de Doñana, barrera infranqueable salvo para enchufados y caraduras con uniforme de guardas forestales o guías turísticos...., pues qué más quiero??? A disfrutar de una mañana fantástica de buen tiempo y curvas hasta aburrirme sin tener que mirar de reojo a los márgenes de la carretera en los sitios en que se apostan habitualmente, o al cielo en busca del helicóptero benemérito, que ni tiene mérito, ni es bueno, ni ná de ná.
Así, queda eso.
Los signos a menudo se nos aparecen, de la más variada manera, y puede que la mayoría de las veces nos pasen inadvertidos.
Sólo hay que estar un poco atentos, las orejas abiertas, los ojos avizor, y de repente te percatas de que las estrellas y planetas correspondientes se han alineado a tu favor.
En ese momento, y sin dilación, aprovecha el día, porque día que pasa, oportunidad perdida.
De modo que el sábado, ayer, me levanto con el amanecer, y ¿qué mejor día para dar una vuelta por algunas carreteras secundarias que el sábado previo al Gran Premio de Jerez de motos? ¿Ein?
En esta ocasión no cojo la moto, que ya está con un pié dentro y otro fuera, y su sustituta prácticamente en camino, sino el destechable, que reposa en el garaje a la espera, siempre dispuesto, deseando dar lo mejor de sí, bien sea paseando tranquilamente a cielo abierto, bien arrojándose sin piedad curva tras curva dejándose guiar y redondeando la salida de las horquillas con su propulsión trasera.
Antes de las ocho de la mañana ya estaba en ruta, sonando Soundgarden en el reproductor, pero pronto lo apagué para disfrutar del sonido del motor y algún chirrido esporádico de los neumáticos sobre el asfalto a una temperatura perfecta.
Un sábado bien temprano es lo mejor para acometer una salida motorizada, pues es demasiado pronto para que los ciclistas invandan arcenes y medio carril -maldita moda, ahora salen como setas y se creen los dueños de la carretera, con más derecho que nadie, por supuesto-, la temperatura acompaña, y la soledad es la mejor compañera en estos casos.
Por una vez diré, a grosso modo, el recorrido de ayer: Huelva, dirección Badajoz por la N-435 hasta el cruce de Calañas, Sotiel Coronada (magnífica carretera recién asfaltada, pero cuidado con sus numerosas curvas ciegas en las que es normal econtrar vehículos MUY lentos o ciclistas abusones de su estatus de inferioridad), subida del puerto a dos carriles (glorioso), Cabezas Rubias (paseo a ritmo moderado), y de ahí bajamos hasta San Bartolomé de la Torre pasando por Tharsis y Alosno (muy buena carretera, sin apenas baches, pero mucha línea contínua que puede fastidiar la ruta a poco que topes con un dominguero o el cateto de turno...). Desayuno en el Bar La Parada, y de ahí a Huelva de nuevo.
Es una de las muchas rutas por carreteras poco frecuentadas y normalmente exentas de Picoletos malhumorados que descarguen sobre mí su frustración.
Y si encima han desplazado a toda la motorizada a la provincia limítrofe, tan cerca y tan lejos al mismo tiempo por culpa del Guadalquivir y el parque natural del Coto de Doñana, barrera infranqueable salvo para enchufados y caraduras con uniforme de guardas forestales o guías turísticos...., pues qué más quiero??? A disfrutar de una mañana fantástica de buen tiempo y curvas hasta aburrirme sin tener que mirar de reojo a los márgenes de la carretera en los sitios en que se apostan habitualmente, o al cielo en busca del helicóptero benemérito, que ni tiene mérito, ni es bueno, ni ná de ná.
Así, queda eso.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)