Lo que muchos locos del viento esperan como agua de Mayo, ha llegado en el mes indicado. Desde fines de Febrero no teníamos un día así:
Añadir dos o tres nudos por arriba a la medición, debido a la ubicación del anemómetro |
Al poco de llegar a casa, se me pudo observar de esta guisa:
Realmente hecho polvo, pero feliz |
El día siguiente, viernes, lo pedí vacacional en la oficina, todo para disfrutar de una mañana tormentosa y aún más huracanada en La Canaleta con mi querido Jules, quien, ni corto ni perezoso, tomó este pequeño minivideo en mi primera incursión, con un percance (sin importancia) debido a fuerte racha que me coje un poco desprevenido:
Les ruego disculpen la calidad (más bien, la falta de ella) de la toma videográfica...
A partir de ahí fue todo un disfrute, Eolo estaba bastante cabreado ese día, y Julito casi ni pudo meterse en el agua por lo complicado de la situación.
Ese mismo día por la tarde, a pesar de mi agotamiento, enfilamos en un viaje familiar a Bolonia, de nuevo.
En la traquila pedanía tarifeña hemos pasado estos días correspondientes a la Romería del Rocío, en nuestro peregrinaje particular. No me llevé el material de vuelo principalmente por mi cansancio, aunque viendo lo que sopló el sábado e incluso el domingo, hubiera disfrutado de lo lindo, sin duda. Pero en el fondo me vino bien el descanso.
He tenido oportunidad de visitar Tarifa de nuevo, con el limitador y los cuervos, junto a unos amigos, y lo hemos pasado muy bien.
En el espigón que lleva a la punto más al Sur de Europa, Manu posa con Tarifa al fondo, el Océano Atlántico a la izquierda de la imagen, y el Mar Mediterráneo a la derecha, separados por el famoso espigón que alguno ha saltado colgado de su cometa.
Cómo no, para que el incipiento deportista extremo conociera el mejor ambiente, lo llevé a Artevida, donde un par de fieras hacían surf y daban saltos exhibiendo su completo dominio, mientras tomábamos un café y un colacao en un sofalito sobre el césped. Prueba pictográfica del suceso:
Atentos a su cara de felicidad. Pronto estaremos nosotros ahí, en las azules aguas gaditanas, jugando con las olas y flotando a ratos sobre ellas...