Me despedía en la intimidad del garaje, prácticamente a oscuras, casi a hurtadillas, de la que ha sido mi compañera de aventuras estos últimos años, con sus momentos buenos, muy buenos, y también el peor de mi vida.
Por ese ínfimo detalle jamás la olvidaré...
En fin, tampoco hay que ponerse muy sentimental porque, al fin y al cabo, no es más que una moto, un objeto material. No es de hombres derramar lágrimas por algo así, ni mucho menos ponerse meláncolico.
Su sucesora en mi plaza de aparcamiento es una máquina muy muy muy diferente. Aunque similar en cilindrada, su configuración de motor, potencia, y propósito son radicalmente opuestos:
En lo alto del Conquero que, por desgracia, presenta ese típico aspecto descuidado y sucio de siempre... |
Fue recogida ayer viernes por la tarde, pero enseguida me fui a la playa, por lo que no dio más que tiempo para poner un poco de gasolina y llevarla al garaje.
Esta mañana he dado un tranquilo paseo, haciéndome a ella, acostumbrándome a las reacciones de la rueda de 21" (campera), las suspensiones de recorrido generoso, y al tacto del motor que me ha sorprendido por lo bien controladas que están las vibraciones.
La Sertao es muy cómoda, y se maneja con la punta de los dedos. La pantalla protege bastante, y la única pega que le veo es que es un poco alta de sillín para mí, pero da igual, he tenido motos más altas y nunca hubo problema.
Casi al final de la minirruta me he introducido por una conocida pista, donde he aprovechado para sacar unas instantáneas de la trail en su elemento:
Ainssss, se me coló un poco el dedito por arriba... |
En resumiendo, la más pequeña del amplio catálogo de BMW es justo lo que yo pensaba que era, y precisamente el tipo de moto que yo quiero en este momento de mi vida. Espero, por ello, pasar grandes ratos sobre su lomo, y correr aventuras sin fin que iré, cómo no, desbrozando aquí.