ATENCIÓN: esta entrada es un poco más larga de lo habitual, creo que la ocasión lo merece. Hace mucho que no hablo de cine, y es que la democratización de los placeres mundanos me ha ido alejando cada vez más de las salas. Sean comprensivos, acepten mi consejo, y lean hasta el final. Y después vayan al cine, joder.
Cuando en el año 2000 M. Night Shyamalan nos ofreció aquella increíble película llamada "Unbreakable" (lamentablemente traducido en España por "El protegido"), mi vida sufrió un cambio.
En Irrompible, Willis encarna a David Dunn, empleado de seguridad en un estadio de fútbol, que lleva una vida triste y anodina, distanciado de su esposa y de su hijo. Un día, el tren en el que viaja sufre un terrible accidente, resultando que él es el único superviviente y, además, sin un solo rasguño. Como contrapunto a su historia, tenemos a Elijah Price (Samuel L. Jackson, magnífica interpretación), que sufre de osteogénesis imperfecta, conocida como la enfermedad de los huesos de cristal, obsesionado con el mundo de los comics (que han constituido su entretenimiento desde su más tierna infancia, espoleado por su madre), y fervoroso creyente de que David es su opuesto en un Universo en el que los poderes deben equilibrarse, y así se lo hace saber, añadiendo que tiene la responsabilidad, como tenedor de ese don de irrompibilidad y poder físico, de tomar parte en el juego del bien y el mal.
De este modo, Willis comienza a practicar su nuevo rol social de héroe, mientras que Elijah se coloca en una posición de antihéroe que poco a poco va alcanzando unas cotas alarmantes hasta que se descubre cuán obsesionado estaba con descubrir a su contrario cósmico.
No sólo es una historia de "héroes cotidianos", alejada de lo que Marvel o DC nos tienen acostumbrados. Aquí no encontramos escenas llenas de poderes sobrenaturales contra toda lógica, trajes brillantes de licra mostrando cuerpos perfectos, ni escenas plagadas de efectos especiales generados por ordenador. Al contrario, nos chocamos con ambientes oscuros, poco iluminados, personas con problemas personales, con pasados terribles y futuros muy inciertos, podrían ser nuestros vecinos de al lado.
Unos años más tarde, Shyamalan, que había concebido aquella historia como parte de una trilogía, escribió, dirigió y publicó en las pantallas "Split" (2017), puesta en las pantallas que tenemos más cerca bajo el título de "Múltiple" (más acertado que aquello de El Protegido, menos mal).
En ésta, James McAvoy da vida a Kevin Wendell Crumb, quien padece de TID (trastorno de personalidad disociativo, y con esto vemos que, una vez más, Shyamalan ahonda en dolencias extrañas que marcan el devenir de los personajes. En su mente conviven veintitrés, sí, 23, personalidades diferentes, unas normales, otras buenas, otras malas. Kevin, parece ser, es bueno, y padeció en su infancia abusos varios por parte de su madre, quien a su vez tenía trastorno obsesivo compulsivo, lo que parece ser el origen de su propia dolencia. Kevin es tratado por una siquiatra, quien ha conseguido que la personalidad original de Kevin domine durante los últimos años, pero todo parece indicar lo contrario cuando las personalidades "malas" afloran casi constantemente y llevan a Dennis y a Patricia (los más dominantes) a cometer el secuestro de tres adolescentes con el objeto de que sirvan de comida para una vigésimocuarta personalidad que está por llegar, a la que llaman, sencillamente, la Bestia.
Tras varios intentos de fuga por parte de las chicas, diversos diálogos con las personalidades que más afloran, al final la Bestia acaba llegando y se produce el inevitable trance de muerte, canibalismo, y huída por parte de una de las chicas, única superviviente, de nombre Casey (que, claro, cómo no, también sufrió abusos de pequeña por parte de su tío, cosa que conocemos a través de flashbacks, recurso del que tira a menudo el director del filme). Bestia decide perdonar la vida a Casey cuando descubre que ella también tiene cicatrices, y que ha sufrido, como sufrió Kevin (y por analogía, también todas sus personalidades). Para Bestia, la joven tiene "pureza", atributo de los que han sufrido, y merece vivir. Bestia huye. Casey vive. Fin.
Es una película extraña, y quizá trata el tema del TID con cierta ligereza, no lo sé con seguridad, pero es la sensación que me transmite. Vale, es verdad, es un filme, y hay que dar dramatismo, incrementar las emociones para lograr el efecto en el espectador, rayando a veces en lo grotesco, la caricatura. Es, sin duda, la más floja de la trilogía.
Me encanta ir al cine un lunes. Suelo tener toda la sala para mí, aunque en esta ocasión, una pareja que se sentó justo detrás, se enzarzó en una competición para ver quién de los dos era capaz de hacer más ruido comiendo palomitas... Es lo que hay. Su instinto gregario les llevó a colocarse junto a mí. Mi capacidad de no soportarles hizo que me moviera de mi sitio y les olvidara, para centrarme en esta obra que ha hecho que volviera al cine después de meses sin pisar uno:
Aquí mi entrada para la función:
Y es que me gusta Willis, me gusta Jackson, me va gustando McAvoy, y desde luego considero que Shyamalan ha retorcido las entrañas del concepto de película moderna. Y esto no es La India, este cine no viene de Bollywood. No.
Esto es todo un homenaje. Un monumento al amor, a la fuerza, a lo distinto, a lo duro, a una cultura norteamericana. Es un ballet de giros inesperados, un desarrollo que cuando más tranquilo y suave parecía, te pega una bofetada y comienza a girar más y más rápido.
Tomas geniales, encuadres dignos de ser paralizados, decirle al operador de la sala, a voz en grito: "páralo ahí", y pintar un cuadro con la escena. Eso es cine. Eso es el cuidado extremo en lo que hay plasmado en cada fotograma.
Y es una pena que haya mucha, mucha gente que no vea esta película porque la temática y los antecedentes. El cine de acción, de superhéroes, de asesinos en serie, de ciencia ficción, no es del agrado de los críticos de renombre. Ellos se lo pierden, porque Cristal es una verdadera obra de arte visual y conceptual.
Cuando Kevin Wendell Crumb, que dejamos en la anterior película huyendo de los sótanos del zoo de Filadelfia transmutado en la Bestia, vuelve por sus fueros raptando a cuatro jóvenes. Dennis está que se sale y quiere dejarlo todo preparado para que la Bestia se pegue un buen festín. Esto ocurre poco después de los hechos de la película Múltiple, y ahora estamos en 2019, diecinueve años después de lo que ocurrió en Unbreakable. Ahora David Dunn (Willis) tiene su propia empresa de seguridad, y su hijo trabaja con él, y dedica las tardes y noches a pasear "haciendo la ronda", buscando y ajusticiando a quienes él considera que se han portado mal.
Finalmente encuentra a las chicas raptadas, y surge el esperado nuevo encuentro y pelea con la Bestia, que acaba con la detención de ambos por parte de la policía, y subsiguiente internamiento en un siquiátrico en el que también se encuentra internado Don Cristal, o Elijah Price, álter ego de David en la primera peli de la saga, quien aparece sedado, inmóvil, rendido.
Hay una siquiatra, Ellie Staple, que los reúne, y su misión consiste en hacerles comprender que no son especiales, que no son héroes ni villanos con superpoderes, y que sus supuestas habilidades no son más que imaginaciones, creaciones de sus propios cerebros para justificar casualidades o procesos racionales que pasan inadvertidos para sus yo conscientes. La doctora insiste e insiste, aunque los sujetos objeto de estudio se resisten a sus teorías...
Mientras tanto, Don Cristal tiene un plan: escapar de la institución con la ayuda de la Bestia, y tener una confrontación final con David Dunn a plena luz del día aprovechando la inauguración del mayor rascacielos de la ciudad.
Pero todas las cosas no son lo que parecen. Existe una fuga, como estaba previsto. Hay una confrontación en la que pasan muchas cosas, con nuevos raptos de jóvenes, policias apalizados, objetos que vuelan por aquí y por allá... y un final un poco inesperado y triste. Hay momentos de mucha tensión, y de emoción sincera. Y vuelvo a repetir, no todo es lo que parece, pero tampoco es plan de desgranar aquí y ahora el intríngulis argumental.
Lloré. Sí, lloré. Me ha gustado tela, quizá la vea de nuevo antes de que la quiten de la gran pantalla.