Una Yamaha SR250, moto legendaria donde las haya, la máquina que motorizó a toda una generación de mensajeros y viajeros de bajo presupuesto, de alma incombustible, dura a rabiar, llegó a Monkey Road perdiendo aceite por algún sitio en la unión entre el cárter y el cilindro.
La máquina contaba en su odómetro unos 28.000 km, que no son ni muchos ni pocos. Nada sé de su historia pasada, pero cuando desmontamos el cilindro vimos que ya fue desmontado en algún momento anterior: grandes pegotes de pasta de juntas se había untado aquí y allá por algún motivo que aún desconocemos.
Lo cierto es que toda esta operación de desmontaje coincidió una tarde de éstas en las que nos encontrábamos algunos amigos del Club Social MR, y aprovechamos para echar una mano en el proceso. A mí me encantan estas cosas, así que mientras uno sacaba lustre al pistón, y otro quitaba todos los restos de junta líquida que había por doquier, yo me dediqué a descarbonizar la culata y hacer un reglaje de válvulas (que en esta moto es algo muy sencillo y rápido).
Mientras esperábamos a que el pedido del juego de juntas nuevas llegara, yo por mi cuenta adquirí un ceñidor de segmentos, útil ingenioso que facilita sobremanera la tarea de introducir el pistón de nuevo en el cilindro:
En la siguiente imagen, mientras aprieto el ceñidor ajustándolo, vemos a la izquierda la culata completa, el bulón y un circlip:
Con cariño, pero con decisión, se coloca sobre el hueco y de dan unos golpecitos con el mango de un martillo o cualquier otro elemento que no vaya a dañar el pistón:
Et voilà, el pistón introducido!!!
Todo es mucho más fácil con herramientas adecuadas, está claro. Aún recuerdo el día que tuvimos que hacer esto con el cilindro de la Honda CRF450, Antonio estuvo un buen rato para meter correctamente el pistón, una tarea engorrosa que a veces puede ponerte de los nervios...
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