jueves, 17 de enero de 2019

La intersección de Einstein

Samuel R. Delany en 1967 obtuvo el premio Nebula con este extraño compuesto de palabras que cuenta una muy peculiar historia: 


Lo Lobey es un ser que vive en una aldea, situándose la acción en un lejano futuro no muy definido. Hubo algún tipo de cataclismo que provocó la extinción del ser humano como lo conocemos hoy, así como la sociedad y tecnología. Los actuales habitantes del planeta suelen presentar deformidades, mutaciones, debido a la extrema radiación que lo inunda todo. Así, Lo Lobey tiene cuatro manos, en lugar de dos manos y dos pies, y el curioso don de tocar la música que otros tienen en sus cabezas. Otros tienen ciertos poderes telequinésicos, otros pueden hacer y deshacer la realidad a su antojo...
Cuando algo o alguien mata a Friza, una chica con la que congeniaba mucho, se embarca en un viaje para descubrir a lo que la asesinó.
El caso es que los habitantes de la Tierra son todos alienígenas que se han establecido hace mucho tiempo, tras la extinción del hombre, y han querido emular no sólo su físico (con mayor o menor pericia o acierto, según vamos viendo), sino su modo de vida, costumbres, historia y tecnología, aunque la fortuna no siempre ha ido de la mano con las intenciones de estos seres. 

El libro está bien escrito, desde el punto de vista poético, pues se presta atención y se da importancia a la forma, que no al fondo. Así, cuando llevamos media novela, empiezo a aburrirme: conversaciones ridículas, objetos fuera de contexto, mezcla de estilos... y entre capítulo y capítulo, breves reseñas del autor en tiempo real, anotaciones de un viaje que estaba realizando por Europa mientras lo escribía, que poco tienen que ver con la historia en sí. Raro, chocante.
Y el final, un final tan apresurado como inútil para cerrar el desarrollo de la acción. No sé, no entiendo, no me llena.

Sin duda, tiene buenos momentos, y se puede leer más o menos rápido pues no es larga, pero esta obra forma parte de las prescindibles, y ni la recomendaré ni la volvería a leer.
Soy libre para ello.

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