domingo, 29 de julio de 2018

Conversaciones (V)

El Maestro dijo: la madera podrida no puede tallarse. Y de este modo acabó una breve charla que había comenzado sólo unos minutos antes. "La madera podrida no puede tallarse". Cojonuda metáfora.

Antes...
- Pero, si nuestra genética nos hace prácticamente iguales en capacidades y potencias, ¿cómo resulta que somos tan diferentes en el comportamiento, en la concepción del Mundo?
- Ah, mi abusivamente ignorante mosca del vinagre, olvidas lo más importante: el estímulo, la educación, el ambiente. Todo suma y, por supuesto, resta, y para comprobarlo no hay más que mirarte a tí. Lamentablemente.
- Bueno, pero el Mundo es el que es, para mí y para su Sapiencia, ¿o no?
- Puede que lo sea, que eso está por ver y por demostrar, pues ni yo sé lo que tú ves, y mucho menos tú puedes ver lo que veo yo. Pero hay toda una rama de la filosofía occidental llamada gnoseología, dedicada a las formas de adquirir el conocimiento. Para más formación sobre el concepto te invito a que acudas a la biblioteca del Cenobio, yo no estoy para estas importunaciones.
- Ummmm, temo que Usted insinúa, pues, que el ente sicológico que yo soy, formado a través de mi vida con suma de experiencias, estudios, educación... es lo que hace que yo vea el Mundo como lo veo, pero que hay otras formas de verlo.
- Aunque me parece extraño y mentira, has acertado plenamente, pequeña bola acarreada por un mugriento escarabajo pelotero. Es más, la afirmación correcta es que como cada sujeto tiene unas experiencias únicas, unas particulares relaciones personales con el entorno, asimilaciones del conocimiento restringidas... hay tantos Mundos (Universos), como personas.
- Y claro, una cosa lleva a la otra: hay tantas concepciones de la vida, del cómo debe ser lo que es, como sujetos que la observan y viven en ella!!!!!
- Definitivamente es de ese modo. La conclusión no es nada novedosa, te advierto, minúscula caquilla extraída de la goteante nariz de un anciano neumónico. Piensa en nosotros como en un árbol que va creciendo. Algunos nos dedicamos a tallar ese árbol, a moldearlo, a separar todo aquello que distrae o no sirve. Otros en cambio no se cuidan de dar la más elemental limpieza o poda, de desbrozar el bosque, de hacer bello lo que puede ser hecho bello, y de destruir lo inservible, lo pernicioso, lo inútil, lo que te desvía.
- Pero hay que hacer entonces lo obvio, supongo, que es enseñar a hacer eso a los demás.

Y justo antes de darse la vuelta, quitarse las sandalias y comenzar a ascender las rocas del acantilado hacia lo alto para sentarse en la cima a meditar, dijo: la madera podrida no puede tallarse.

lunes, 23 de julio de 2018

El Matillo de Lucifer

A mediados de los años 80, Harley quiso llevar su trozo de pastel en el BOT de los USA, enfrentándose a Ducati. Para ello fabricó una moto un poco especial, bautizada con el sonoro apelativo de Lucifer's Hammer, el Martillo de Lucifer. Sucesivas versiones de esta máquina infernal, con la preparación de chasis y ayuda de Eric Buell, consiguieron algunos éxitos destacables. 

Para ilustrar un poco, añado algunas imágenes del engendro:






Mi primera Ducati, allá por 1999, una muy modesta M750, no era nada impresionante. A la segunda, la S4, la bautizé como Trompetas del Infierno, aludiendo sobre todo al espectáculo sonoro de su motor 916 a través de los Termignoni. La tercera Ducati que pasó por mis manos, la increíble 999, fue la Verdadera Trompetas del Infierno. A la cuarta y más reciente 749, simplementa la llamo Rubia Italiana. Y a la más reciente adquisición, mi M900 Speciale, le sienta como un guante eso de Martillo de Lucifer: su sonido es exageradamente atronador, inmisericorde con los sensibles del medioambiente sonoro, el despertador de la ciudad, ahuyentadora de viejas, asustaniños.
Y hoy, para probar el tailchop, y celebrando el primer día de mis cortas vacaciones, me dí una fantástica vuelta variando un poco los trayectos habituales. 
Sotiel Coronada, Calañas, El Cerro, Valdelamusa:


Hemos dejado el Andévalo para adentrarnos de lleno en plena serranía de Huelva, tan espectacular estéticamente como solitarias sus carreteras, en general en buen estado. El trazado se va cerrando más y más. 
Gil Márquez, Almonaster, Santa Ana la Real. La sucesión de curvas no para, y el Martillo está en su salsa, practicando una conducción casi supermotard, sin descolgar apenas y aplicando contramanillar una y otra vez. La moto se sujeta de lujo, frena como debe, y acelera lo debido. Y todo ello entre un bramar que pareciera que se va abriendo por detrás de mí una enorme grieta en el asfalto y sale el mismísimo Diablo tocando un tamtam de proporciones bíblicas...






Típico es el empedrado de las calles de estos pueblos, que dan un carácter rústico peculiar y bello, agradable. Me dio un poco de vergüenza transitar con mi poco políticamente correcta asesina de tímpanos por Almonaster o Alájar, pero la verdad es que ya era hora de levantarse, así que me conformo con pensar que ejercí algún tipo de función social. Juas.




Ya sobre las 11 a.m. paré en la plaza del pueblo de Alájar, donde tomé un revitalizador desayuno a base de jamón cortado directamente de la pata en mi presencia, con buen aceite y su correspondiente café... ¿Qué otra bebida podía haber acompañado a la ruta, la máquina y mi espíritu?


Con el ánimo por las nubes, subo por el puerto que lleva el mismo nombre que el pueblito, una retorcida carretera en la que ningún otro vehículo me estorbó, y enseguida llegué a Fuenteheridos, para girar hacia Castaño del Robledo y de ahí a enlazar por una fantástica carreterita entre sombras y luces, hasta la N-435, por la que ya definitivamente bajé directamente hasta Huelva. 

Decir que la mañana estuvo bien es, con toda seguridad, quedarme corto. La sensación de libertad ha sido mucha, y la felicidad ha invadido cada molécula de mi ser.

Una pasada, en serio.

jueves, 19 de julio de 2018

jueves, 12 de julio de 2018

Ducati Monster tailchop

Es casi obligado para todo propietario de una Monster el proceder a la subsanación de las atrocidades cometidas en pro de la preceptiva homologación del modelo. Es particularmente sangrante el tema de la bandeja apoyavasos, por enorme y claramente antiestética, delictivamente fea, deliberadamente horrenda, inadecuadamente estilosa, infiel al diseño original.

Para ello, hay que tomar medidas drásticas y, literalmente, cortar por lo sano:


Esto me llevó un ratito con la sierra, lo que unido al verano esplendoroso me hizo sudar un poco. Nadie dijo que fuera fácil.

Lo siguiente es suavizar los contornos con una lima para evitar cortes accidentales y dejar un acabado más fetén.


Rizando el rizo, y queriendo prever un hipotético caso de oxidación del tubo de acero al cromomolibdeno, tomé la decisión de pintar la zona cortada con laca para sellar adecuadamente. Para ello empleo laca profesional para uñas del color más oscuro que pude encontrar en el frigorífico (sí, el limitador las guarda allí porque dice que se conservan mejor). Es el toque modosito de este tuneo, pero como soy persona de mente abierta, hasta  me lo tomo con humor.


Con carácter previo a la maniobra de la sierra, adquirí una pieza fabricada en aluminio y muy bien terminada, con todos los troqueles hechos y anodizada en color negro. Es tan buena que hasta parece original de la moto, y viene con instrucciones y tornillería. También incorpora unos taponcitos para los agujeros de los tubos cortados, que es un buen detalle.


En una primera aproximación, y a falta de realizar los agujeros para los tornillos de la matrícula y encontrar el modo de sujetar un catadrióptico, la cosa quedaría tal que así:


¿Quiere todo esto decir que ahora tengo una chopper? En el sentido literal y estricto del término, sí, y hasta me siento un poco como Paul Teutul, aunque en realidad me identifico más con Mickey...

Está claro que esta moto está pensada para macarras, y en verdad saca lo más hortera de mi persona. Pero mola.

miércoles, 11 de julio de 2018

martes, 10 de julio de 2018

Mono y esencia

ALDOUS LEONARD HUXLEY (26 de julio de 1894, en Godalming, Surrey, Inglaterra - 22 de noviembre de 1963, en Los Ángeles, California, Estados Unidos), fue un escritor anarquista británico que emigró a los Estados Unidos. Miembro de una reconocida familia de intelectuales, Huxley es conocido por sus novelas y ensayos, pero publicó relatos cortos, poesías, libros de viaje y guiones. Mediante sus novelas y ensayos, Huxley ejerció como crítico de los roles sociales, las normas y los ideales. Se interesó, asimismo, por los temas espirituales, como la parapsicología y el misticismo, acerca de las cuales escribió varios libros. Al final de su vida estuvo considerado como un líder del pensamiento moderno.
En 1948 nos regaló esto: 

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En esta novela corta, Huxley nos presenta, mediante una peculiar técnica narrativa, un mundo postapocalíptico, tema muy en boga en aquellos años. Aprovecha para pintarnos una sociedad distinta, con otras bases e ideologías, gobernada por un poder religioso (o antirreligioso, según se mire), y ordenada en castas, un mundo lleno de devastación, contaminación radiactiva, mutaciones y barbarie. En este mundo deberá sobrevivir el protagonista que, procedente de Nueva Zelanda (que no fue afectada por "aquello", el apocalipsis de la Guerra Mundial III), llega a las costas de California, una Norteamérica salvaje y terrible en la que es abandonado y tiene que sobrevivir merced a sus conocimientos en botánica. Encuentra el amor y se enfrenta, a su modo, al poder establecido. 

El librito merece la pena leerlo, Husley es sinónimo de calidad, un avanzado en técnica y en ideas, y este ejemplo es un claro exponente de ambas cosas.

viernes, 6 de julio de 2018

switchstance

Joder con el palabro...
Dícese cuando se va con la postura cambiada, de manera inversa a la normal o propicia de cada persona. En mi caso, lo normal cuando hago trucos o surfeo es hacerlo con la pierna derecha delante y la izquierda detrás. Lo mismo en monopatín, snowboard, bici (sí, también en la bici hay posturas), o toda aquella actividad en la que en ciertos momentos hay que decantare por un lado dominante del cuerpo. 
Se achaca a hemisferio contrario dominante. No soy neurólogo, no lo sé. Tampoco es que importe.

En esta inmortalización a todo color me encuentro navegando grácilmente en mi postura "débil", con el pie izquierdo delante. No es problema el hecho de hacerlo para simplemente ir o venir, pues tal hecho no entraña dificultad técnica, y al fin y al cabo, en el kitesurf, si vas, tienes que volver, y finalmente se aprende a hacerlo eficazmente en ambos sentidos:


Con el hydrofoil todo es más complicado. Recuerdo cuando empezaba a aprender, que el mero hecho de ir recto con un mínimo de control era una experienca, digamos, que provocaba pánico, terror. Pero no hay mal que cien años dure. Uno acaba aprendiendo a ir, volver, girar, ceñir, ir al largo, lento, rápido, con agua lisa y con olas.

Y después, empecé a hacer mis primeros giros, siempre con el lado dominante, me ponía de toeside y volvíamos a empezar el proceso: errores, caídas, dolor, pánico, miedo, sustos... y finalmente control. Después unas transiciones chapuceras sobre el agua, a veces salen, a veces no. 
Y este verano he empezado a hacerlo todo desde mi lado "desfavorecido", con la postura cambiada (switch stance): girar con el pie izquierdo delante y manenerme navegando "al revés", llamado toeside, o como vulgarmente se dice por aquí, de fakie (producto de la confusión de términos procedentes del skate), lo que es realmente gratificante. El viento más frecuente en nuestro spot es el poniente, que por la orientación de la playa propicia el surf de derechas. Una ola de derechas, para surfearla dignamente, hay que hacerlo con el pie izquierdo delante. Y eso es lo que estuve haciendo hace unas tardes con el foil, porque con el foil se surfea también, es algo extraño, y casi mágico, el empuje de las olas y su efecto en un foil.
Grité, aullé, reí, me carcajeé, disfruté en suma de sensaciones que me animaron y ensalzaron mi espíritu, si es que lo tengo. Fui feliz. 

Quiero más.

domingo, 1 de julio de 2018

Tiempo para amar

Publicada en 1973, esta atípica novela de Robert A. Heinlein nos introduce aún más en la vida y experiencias de Lazarus Long, protagonista de otras de sus creaciones como ya he comentado por aquí. 

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Lazarus, que pasa sobradamente los dos mil años de edad gracias a una genética privilegiada, a su precavido e inteligente proceder en la vida, y a los tratamientos de regeneración proporcionados por la Fundación Howard, decide dejarse morir, aburrido ya de vivir, habiendo conocido muchos mundos, colonizado varios de ellos, haberse enriquecido y abandonarlo todo varias veces, y amado a muchas parejas.
Pero sus descendientes, que lo veneran como a un Dios prácticamente, no están dispuestos a perder tal fuente de sabiduría y experiencia, y le rescatan in extremis para acogerlo formando una peculiar familia en la que se dan todo tipo de relaciones.
Surge la cuestión de intentar explicar a una computadora qué sea el amor, y para ello Lazarus recurre a contar diversas historias de su larga y fructífera vida, tratando de que una fría máquina llena de complejos programas informáticos llegue a comprender el concepto. 

El fondo es el amor, y la forma es la peculiar vida del señor Long (el apellido no es casual, obviamente), llena de aventuras, viajes de años luz, relaciones incestuosas de extraño y casi imposible carácter, y un viaje final a través del tiempo que lo sitúa justo antes de la Primera Guerra Mundial que resulta no ser exactamente lo que él esperaba.

La novela posee todas las características de la literatura de Heinlein, está bien escrita, tiene grandes dosis de humor, y sus diálogos son tan entretenidos y sorprendentes como siempre, y aunque al principio pareciera que se va un poco por las ramas, a medida que avanza y se van conociendo a todos los personajes más a fondo, la acción engancha. 

No es la típica novela de ciencia ficción, para nada, y algunos pueden encontrarla demasiado empalagosa a veces, pero Heinlein ha creado con ella un Universo muy personal, agradable, y casi que uno quisiera vivir en él!!!!

karma

Eso es así. Y punto.

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