Es casi obligado para todo propietario de una Monster el proceder a la subsanación de las atrocidades cometidas en pro de la preceptiva homologación del modelo. Es particularmente sangrante el tema de la bandeja apoyavasos, por enorme y claramente antiestética, delictivamente fea, deliberadamente horrenda, inadecuadamente estilosa, infiel al diseño original.
Para ello, hay que tomar medidas drásticas y, literalmente, cortar por lo sano:
Esto me llevó un ratito con la sierra, lo que unido al verano esplendoroso me hizo sudar un poco. Nadie dijo que fuera fácil.
Lo siguiente es suavizar los contornos con una lima para evitar cortes accidentales y dejar un acabado más fetén.
Rizando el rizo, y queriendo prever un hipotético caso de oxidación del tubo de acero al cromomolibdeno, tomé la decisión de pintar la zona cortada con laca para sellar adecuadamente. Para ello empleo laca profesional para uñas del color más oscuro que pude encontrar en el frigorífico (sí, el limitador las guarda allí porque dice que se conservan mejor). Es el toque modosito de este tuneo, pero como soy persona de mente abierta, hasta me lo tomo con humor.
Con carácter previo a la maniobra de la sierra, adquirí una pieza fabricada en aluminio y muy bien terminada, con todos los troqueles hechos y anodizada en color negro. Es tan buena que hasta parece original de la moto, y viene con instrucciones y tornillería. También incorpora unos taponcitos para los agujeros de los tubos cortados, que es un buen detalle.
En una primera aproximación, y a falta de realizar los agujeros para los tornillos de la matrícula y encontrar el modo de sujetar un catadrióptico, la cosa quedaría tal que así:
¿Quiere todo esto decir que ahora tengo una chopper? En el sentido literal y estricto del término, sí, y hasta me siento un poco como Paul Teutul, aunque en realidad me identifico más con Mickey...
Está claro que esta moto está pensada para macarras, y en verdad saca lo más hortera de mi persona. Pero mola.
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