Publicada en 1973, esta atípica novela de Robert A. Heinlein nos introduce aún más en la vida y experiencias de Lazarus Long, protagonista de otras de sus creaciones como ya he comentado por aquí.
Lazarus, que pasa sobradamente los dos mil años de edad gracias a una genética privilegiada, a su precavido e inteligente proceder en la vida, y a los tratamientos de regeneración proporcionados por la Fundación Howard, decide dejarse morir, aburrido ya de vivir, habiendo conocido muchos mundos, colonizado varios de ellos, haberse enriquecido y abandonarlo todo varias veces, y amado a muchas parejas.
Pero sus descendientes, que lo veneran como a un Dios prácticamente, no están dispuestos a perder tal fuente de sabiduría y experiencia, y le rescatan in extremis para acogerlo formando una peculiar familia en la que se dan todo tipo de relaciones.
Surge la cuestión de intentar explicar a una computadora qué sea el amor, y para ello Lazarus recurre a contar diversas historias de su larga y fructífera vida, tratando de que una fría máquina llena de complejos programas informáticos llegue a comprender el concepto.
El fondo es el amor, y la forma es la peculiar vida del señor Long (el apellido no es casual, obviamente), llena de aventuras, viajes de años luz, relaciones incestuosas de extraño y casi imposible carácter, y un viaje final a través del tiempo que lo sitúa justo antes de la Primera Guerra Mundial que resulta no ser exactamente lo que él esperaba.
La novela posee todas las características de la literatura de Heinlein, está bien escrita, tiene grandes dosis de humor, y sus diálogos son tan entretenidos y sorprendentes como siempre, y aunque al principio pareciera que se va un poco por las ramas, a medida que avanza y se van conociendo a todos los personajes más a fondo, la acción engancha.
No es la típica novela de ciencia ficción, para nada, y algunos pueden encontrarla demasiado empalagosa a veces, pero Heinlein ha creado con ella un Universo muy personal, agradable, y casi que uno quisiera vivir en él!!!!
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