martes, 25 de octubre de 2016

foil en las alturas

Este tío no es nuevo, sabe tela, su valía es reconocida mundialmente, y demuestra que con esta nueva modalidad todo es posible... y de qué manera!!!!


love for freedom

A algunos les asombra, pero es posible fabricarte tu mejor habitación en el más exclusivo hotel:



No parece tan difícil.

lunes, 24 de octubre de 2016

la ética de la convicción

Max Weber, reconocido como uno de los fundadores de la sociología moderna, fue un tipo muy interesante. Filósofo, economista, jurista, historiador, politólogo y sociólogo, este alemán nacido en 1854 y muerto en 1920, se especializó en todo lo referente a las relaciones entre la sociedad, la política y la administración pública.

Ha pasado un siglo, pero mucho de lo que dijo sigue plenamente vigente y actual, y no en vano influye e inspira a muchos políticos contemporáneos.

Como buen filósofo, no pudo apartarse del objetivo de definir la ética y las relaciones entre el sujeto y la sociedad. Así, en su libro "El político y el científico", habla de la ética de la convicción y la ética de la responsabilidad, conceptos interesantes, aplicados a un político:

- la ética de la convicción de un político que se rige únicamente por principios morales y donde siempre y por encima de todo, se deben respetar estos principios, como por ejemplo 'decir la verdad', independientemente de las circunstancias. Y por tanto la mentira, por más excepcionales que sean las circunstancias, siempre será un comportamiento ilícito, éticamente reprobable.

- la ética de la responsabilidad considera que el criterio último para decidir ha de fundamentarse en la consecuencia de la acción. O sea decir la verdad continua siendo el principio moral de referencia, pero no se puede aplicar de forma automática.

Según Weber la ética de la responsabilidad es la única aplicable en el mundo de la política. La ética de la convicción tiene un elemento mesiánico que permite evadir responsabilidad pero al mismo tiempo crea ilusión y marca un camino a conseguir. Weber comenta que:

"Cuando las consecuencias de una acción realizada conforme a una ética de la convicción son malas, el que la va a ejecutar no se siente responsable de ellas, sino que responsabiliza al mundo, a la estupidez de los hombres, o a la voluntad de Dios que los hizo así. Quien actúa conforme a una ética de la responsabilidad, al contrario, tiene presente todos los defectos del hombre medio.(...) Quien opera conforme a la ética de la convicción no soporta la irracionalidad ética del mundo. Es un racionalista cósmico-ético".

"Nadie puede prescribir si se debe operar conforme a la ética de la responsabilidad o a la ética de la convicción, o cuando hay que hacerlo conforme a una y cuando conforme a la otra."
"Ambas éticas son complementarias que han de concurrir para crear al hombre auténtico, al hombre que puede tener vocación política."
Este pequeño apunte sobre Weber, para que ustedes comprendan a lo que se refieren algunos al desastre que le sobrevino a Pedro Sánchez, y por ende al PSOE (que lo aclamó, sostuvo y permitió durante años, y con terquedad los últimos diez meses), a su terquedad del "no es no", en una aplicación radical de la ética de la convicción.
Más claro agua.

Es penoso que alguien tan joven y al frente de un partido político tan importante para este país, fuera una persona tan dogmática y cerrada, pero no lo es menos que aún haya un amplio sector de la dirección de ese partido, de la militancia y de simpatizantes que lo sean igual o más. 

Esto me lleva a pensar en manos de quién se pone el poder político, las decisiones más importantes que gobernarán a una nación y que afectarán a 48 millones de habitantes. Es necesario que no cualquiera no llegue a formar parte de eso. Hay que tener una mínima formación en valores, en filosofía, en ideas, en carácter, templanza y sabiduría. Ninguna de esas cosas veo a diario en los encargados de dirigirnos.

domingo, 23 de octubre de 2016

Las brigadas fantasma

Segunda entrega de la saga "Fuerzas Coloniales", de John scalzi, Las Brigadas Fantasma se configura como una continuación de La Vieja Guardia, que ya reseñé por aquí no hace mucho.

Resultado de imagen de las brigadas fantasma

A pesar de eso, se pueden leer de manera aislada e independiente, aunque Las Brigadas contenga alguna referencia al protagonista de la primera entrega, y de hecho nos encontramos a Jane Sagan, cuyo papel en esta nueva aventura es importante, y sirve de nexo de unión entre las historias. 

El autor sigue jugando con la idea de meter mentes en cuerpos nuevos y perfeccionados para el combate, aunque en este caso explora, va un poco más allá del concepto, al implementar, digamos, una antigua consciencia con una de nueva creación, cosa nunca hecha antes, pero que ahora los técnicos y militares encargados de dicha decisión se ven obligados como, quizá, la única salida a una situación bélica que puede desembocar en la aniquilación de la especie humana.

Este libro es un poco diferente al anterior, pero no menos malo, en mi opinión. Por desgracia, abandona el humor perenne y omnipresente que invade a La vieja guardia, y que fue una de las cosas más agradecidas por todos sus fans, incluido yo. No obstante, ahonda más en las características de personalidad de algunos personajes, que se agradece y da profundidad a la historia.

Los hechos se concatenan, la acción no decae y te mantiene interesado. Esto, unido a que no es de esa oleada de novelas de más de 500 páginas, hace que lo leas prácticamente del tirón, y el final, bueno, personalmente esperaba otro desenlace, aunque pensándolo bien es lo más lógico y coherente.

Una buena lectura de ciencia ficción de la buena, con muchos de los ingredientes (viajes por la galaxia, armas novedosas, diversas especies alienígenas...) que, bien combinados, hacen que si bien no sea un verdadero clásico imprescindible en la biblioteca, sí es merecedora de ser tenida en cuenta. La leería de nuevo.

sábado, 22 de octubre de 2016

Hallowen antifascista

Más madera. En esta ocasión el impagable don Jorge Bustos, en su habitual artículo de opinión en El mundo, no me he reído tanto como con el otro, pero tiene su aquél:

"El atributo más llamativo del fascista coincide con el de otras famosas criaturas sedientas de sangre: no se refleja en los espejos. El fascista vive y lucha pensando que los fascistas son siempre los demás, y si un día algún psiquiatra le pusiera el vídeo de sus actos -una paliza en manada a dos hombres y dos mujeres, un escrache universitario a un señor canoso a quien le han dicho que hay que odiar- no se reconocería en ellos como fascista de manual, sino como antifascista. Por no salir del espejo: el hecho de que no haya nada tan parecido a un fascista como un antifascista se debe a que replican sin remedio los métodos, la siniestra simetría de la brutalidad, porque existir en uno u otro polo congela de igual modo la inteligencia. Solo queda subsistir en tu iglú y salir de caza. Y también nuestra universidad pública tiene algo de Siberia, con mamuts ideológicos atrapados en el hielo que sólo se mueven para cobrar.

Cuando un humano en principio complejo admite definirse sin más por lo que odia, queda rebajado automáticamente, reducido al objeto de su enfermiza atención. El mismo mecanismo psicológico opera en el enamoramiento. El antifascista está violenta y secretamente enamorado del fascista, cuya pervivencia justifica la causa del emancipador de pueblos del siglo XXI. Por eso importa resucitar a Franco cada día -cerciorándose antes de que es de bronce y de que está decapitado, no vaya a ser-, porque mientras se cierna la amenaza perenne del franquismo podremos presupuestar 203.000 pavos para esa y otras performances tan útiles para empoderar a hermanos de activismo, que también pagan alquiler.

El segundo atributo del antifascista es la literalidad. Su precariedad biológica le priva de alcanzar estadios intelectuales complejos como la ironía, la sátira, la crítica razonada y otras sutilezas evolutivas. Por eso hay vecinos en el Born tirando huevos al Sleepy Hollow franquista presas de indignación, sin reparar en que ellos mismos ejercen de correa transmisora en el cuco engranaje publicitario planeado por el artista. El antisistema alimentando el sistema: vieja ley de hierro que observan grandes televisiones como modestos digitales. Es la audiencia, estúpidos. Ya deberíais haber aprendido que las tragaderas del capital no tienen fondo.

También con el vampiro comparte el antifascista el privilegio de la inmortalidad.No se mueren nunca, porque cada noche, al calor de la lumbre, el abuelito físico o digital les actualiza el relato de la vesania facha; pero no como tristes desgarros del pasado, sino como rescoldo vivo que calienta el programa del PP. De C's. Y del PSOE, qué coño. Empezando por ese traidor de González. La lógica resulta impecablemente pendular: para un antifascista, un tipo renuncia al marxismo porque abraza el fascismo.

Ya que ni mueren, ni descansan, ni se aparean jamás con la razón, lo único bueno de los antisfascistas fascistas era su número. Como los vampiros, hasta hace poco eran difíciles de ver, pero hoy salen chupasangres debajo de los escaños. Antaño la luz les perjudicaba, pero ahora tienen quien les tape: esta semana Iglesias ha defendido el escrache y el motín como síntomas de "salud democrática". Don Pablo olvida que en 2017 se cumple un siglo de la Revolución, no un año. No impugna a un zar feudal, sino una democracia representativa. Se acerca Halloween: momento idóneo para que Podemos elija de una vez entre la democracia de los vivos o la nostalgia apestosa de los no-muertos."

¡qué barato está el fascista!

Hoy leo, con gran interés y entusiasmo, este irónico artículo de opinión redactado por Ferrer Molina:

"De un tiempo a esta parte España se ha llenado de fascistas. En junio había más de once millones, que son la suma de los votantes del PP y de Ciudadanos. Pero el problema se agrava porque los fascistas se multiplican como ratas.

La protesta estudiantil de este miércoles en la Autónoma de Madrid ha abierto los ojos a muchos. A los once millones de fascistas ya reconocidos habría que añadir otros cinco millones y medio, cifra que se corresponde con la de quienes dieron su apoyo a los socialistas en las últimas elecciones. Pero ahí no se incluye a los fascistas que no votan o a los que lo hacen por opciones minoritarias.

Con estos números, fácilmente podríamos estar hablando de entre diecisiete o dieciocho millones de fascistas en una población total de cuarenta y seis millones. Si descontamos a menores de edad y a extranjeros, no sería arriesgado llegar a la aterradora conclusión de que por cada demócrata en el censo hay al menos un fascista.

Estamos ante un hecho insólito en el planeta que aconsejaría una intervención de la comunidad internacional. De ahí, también, que sea tan importante combatir el legado de Franco y el callejero. El callejero es fundamental.

El proceso de desenmascaramiento de fascistas que hoy dirige Pablo Iglesias lo empezó hace dos décadas Felipe González con el vídeo del dóberman. Es verdad que no con tanta dedicación y profesionalidad como el líder de Podemos, pero con indudable eficacia. No de otra forma se entiende la decisión de Iceta de perpetuar a los independentistas en Badalona antes de mancharse las manos con el PP.

Este miércoles han impedido hablar al ex presidente González en la Autónoma de Madrid con gritos de "Fuera fascistas de la Universidad", como tiempo atrás lo hicieron con Aznar en la Universidad de Oviedo, o con María San Gil en la de Santiago de Compostela, o con Dolors Nadal en la Pompeu Fabra, o con Rosa Díez en la Complutense... o sí, también con Alfredo Pérez Rubalcaba en la de Granada.

Afortunadamente la sociedad ha empezado a reaccionar. Medio centenar de gudaris ha hecho frente a dos fascistas y a sus novias que andaban provocando en un bar de Alsasua. Willy Toledo lo ha denunciado en Twitter. Me he quedado más tranquilo. No todo está perdido."

CLAP CLAP CLAP

El original aquí.

lunes, 17 de octubre de 2016

¡Hagan sitio! ¡Hagan sitio!

Harry Harrison publicó en 1966 esta novela, en pleno apogeo de teorías malthusianas, en la que se explora las consecuencias de la sobrepoblación del planeta. 

Resultado de imagen



En su contraportada se puede leer lo siguiente: El destino que para la humanidad propone el libro y la película resulta especialmente devastador. No por ello esta historia deja de estar directamente inspirada en las tendencias de nuestra realidad. La imparable explosión demográfica convertirá a las ciudades en auténticos focos de hacinamiento y deshumanización. Experiencias tales como el contacto con la naturaleza o una muerte digna son vestigios de un pasado cada vez más lejano. En la lucha por la supervivencia, los seres humanos se disputan un trozo de espacio en el que dormir. Pero el principal problema es, sin embargo, algo tan básico como dar alimento a la población y no morir de hambre.


Vale, hay que tener en cuenta la época y la inquietud de cierto sector de autores que escribieron sobre este mismo asunto, y en sabiendo tal cosa, leer sobre distopías que el paso del tiempo ha demostrado que estaban muy alejadas de lo propicio (la acción del libro se desarrolla en 1999 y 2000), nunca es una mala experiencia. Y este libro es bueno. No se hace pesado. Vale que no es una obra maestra, pero se lee bien, y aunque la trama principal hace mucho hincapié en un argumento detectivesco (el protagonista es un detective que investiga el caso del asesinato de un mafioso mientras se lía con la querida del mismo), la parte de ficción en cuanto a ciencia, que es lo que me llamó la atención para leerlo, queda un poco en segundo plano, pero se refleja en suficiente medida para no agobiar al lector con descripciones excesivas. 

Queda claro el proceso de deshumanización de la sociedad, la carestía de los principales objetos de supervivencia (alimento, medicinas, espacio para vivir, ropa de abrigo, agua...). Y mientras, Andy, el detective de la policía de Nueva York, sufre presiones por parte de su jefe para que resuelva el caso, y éste a su vez es presionado por una cadena de corruptos que incluye a un juez importante y miembros de los poderes fácticos de la ciudad. El amor imposible con una despampanante chica, la cohabitación con un anciano veterano de guerra... Todo ello influye para tejer una obra que se hace amena y no exenta de interés.

Me hizo pasar buenos momentos. Se los haría pasar a ustedes. Con toda seguridad.

sábado, 15 de octubre de 2016

el café

Apuro un café al final de la tarde, un brebaje que me ha sabido a gloria después de una comida copiosa, varios pequeños vasos de digestivo de origen italiano, y campo, mucho campo.
Siempre es un placer compartir un día de campo con los amigos, sobre todo en días perfectos como el de hoy, con mucho sol y buena temperatura, niños jugando, mayores riendo y compartiendo experiencias.

Y el café. Bendito café. Me gusta mucho, desde pequeño.


Apuro el tazón con pena porque se acaba. Pienso en muchas cosas. Es lo malo de esos momentos tontos, esos ratos raros en que pareciera que el tiempo se detiene infinitamente y pasan muchas cosas por la cabeza. Mi hijo pequeño reclama la atención de mi persona y salgo de mi ensoñación, pero un poso de algo que fue, de algo que pasó veloz, queda en algún rincón. Ya volverá, quiero suponer.
La tormenta de arena, de Dorian, suena en algún lugar no muy lejos, conduzco de vuelta entre curvas y pinos nocturnos.
Pepe duerme en el asiento trasero del coche. El limitador, mientras, revisa el Caralibro que no ha podido ver en todo el día, largo día. Queda demostrado que hay vida más allá de las redes sociales. Absolutamente.
Manu anuncia que el Madrid mete un gol al Betis al poco de comenzar el partido.

Vuelvo un poco atrás en el tiempo, hasta esta mañana, cuando a lomos de mi moto he rememorado viejos tiempos. Curioso eso de llamar así a algo que ocurría hace diez o doce años. Pero... ¡qué gran verdad es aquello de la relatividad del tiempo!. 
Mientras tuve que levantar la visera del casco tras la subida del puerto de montaña llegando a Zalamea, para ventilar esa lágrima que asomaba a mis cansados ojos, no cabía mi corazón en el pecho, latiendo tan fuerte que pensé que rompía el mono de una pieza. Tal era la emoción que sentí.
La fábula del escorpión.

La vida da vueltas, y a menudo llegamos al mismo punto de partida. Días como el de hoy son el porqué me levanto a las 6:13 a diario.

martes, 11 de octubre de 2016

El porqué

Desde cierta edad, algo tan lejano ya que ni me acuerdo, me gusta la comunión entre motor, ruedas, potencia... sensaciones.
Hoy hay coches muy potentes, y los fabricantes se han embarcado en una lucha increíble con coches de alrededor de 1000 cv, llenos de tecnología, sí, pero... ¿y las sensaciones?

¿Puede un vehículo deportivo actual emocionar como lo hicieron antaño otros?

En unos días en los que casi cualquier utilitario, incluso los alimentados con esa cosa que usan las calderas, alcanza tranquilamente los 200 km/h, y además fácilmente, con seguridad, aplomo, y cualquier vaina con un permiso expedido por la DGT, en estos días, como digo, hay mucho donde elegir. Casi cada fabricante tiene vehículos basados en compactos, sobrepotenciados, que pasan holgadamente de los 200 cv, cifras que antaño estaban reservadas para coches prácticamente inalcanzables para la clase media.

Un Golf GTI actual rinde 230 cv. Hay rivales que llegan a los 300 cv según versiones. Pensemos que un Porsche 911 (993) no tenía tanta potencia, y además era muy delicado de conducir en según qué circunstancias. Hoy un GTI es un coche amable en el día a día, poco gastón, y capaz de correr tanto como para que vayas directamente a la cárcel y quedarte sin puntos en un viaje Huelva-Sevilla.

¿Esto es bueno? ¿Es malo?
Creo que nada es bueno ni malo per se. Eso son calificativos que la mente humana, en sus ganas de abstraer conceptos, inventa.
Pero vayamos a cosas tangibles, vayamos a lo emocionante, vayamos a lo que era y ya no es ni será.

Chris Harris es un probador de coches, especializado en deportivos. Por sus manos ha pasado prácticamente todo lo que se pueda llamar así, y lo plasma en unos videos amenos, en un inglés muy correcto y entendible, lleno de expresividad y emoción. No en vano, se ha convertido con el tiempo en un referente, por sus acertadas apreciaciones y su manera de transmitir lo que vive en el momento en que se pone al volante de uno de esos supercars que la mayoría sólo veremos en fotos y videos...

Recupero aquí uno de 2013, han pasado ya tres años, en el que pone cara a cara, frente a frente, a dos grandes mitos. Aunque, para ser sinceros, casi cualquier coche salido de esa fábrica es potencialmente un mito:



El video es un poco largo quizá, unos 22 minutos, pero para los más flojos o ignorantes les aviso que está subtitulado en mejicano, aunque es perfectamente entendible por un por un españolito medio. Merece la pena. Aunque sea por cultura general. 

Es decir: no es que sea recomendable, es que es obligatorio.

sábado, 8 de octubre de 2016

Volviendo a volver

Me caí en la curva de las putas.

Así de claro y directo me dijo Javi Vázquez, de Valverde, lo que le había pasado con su Gixxer. Me recibió alegre y casi emocionado, diría yo, cuando llegué a la venta del cruce de Santa Ana. Llevaba una camisete roja en la que se leía, con grandes letras, "DUCATI", y le pregunté: esa de ahí es mía. Señalaba hacia una Multistrada S de última hornada. Un buen pepino de manillar alto, muy caro. Enseguida llegó un amigo suyo sobre una Panigale 959, aún más nueva. Una de las pocas deportivas RR en el antaño abarrotado párking de la venta, hoy lleno de big trails, naked y algunas custom. Y mi 690.

Javi era un tandero de los buenos, no se perdía una, y llegó a hacerse con una furgoneta grande para usarla de motorhome y pasar fines de semanas enteros en los circuitos de toda andalucía. Me ha alegrado mucho pasar un buen rato con él, y sus calificaciones de las cosas me han llamado mucho la atención. 
¿Por dónde has venido?, me pregunta. He venido por San Bartolomé, Alosno, Cabezas Rubias, y de ahí por la carretera de San Telmo hasta la N435, le contesto. "Venir por la autopista y la general hasta Zalamea se me hace pesado con la KTM". Claro, me contesta él. Y me dice "¿Conoces la carretera de Zalamea a Calañas? Esa es muy buena para tu moto." 
Claro que la conozco, la cogí hace un par de semanas, le contesto, y él añade, "a esa la llaman la carretera de los corbades". Nos reímos cuando me explica que antaño en la gloriosa época de los quemados quemadísimos de las doble R, al volver a Valverde, los que no querían más "guerra" tiraban por esa carreterilla...
Ah, los buenos viejos tiempos, locura sobre ruedas, mucha velocidad, kneedragging... excesivo y peligroso. Todo ello sobre la N435. Me comenta que la N435 es "el circuito de los pobres". 

Como véis, tiene nombre para todo. Javi es carpintero. Le va bien, según juzgo por la moto que lleva. Me alegro.

Mientras tanto, un par de tomas pictográficas en una de las solitarias y perdidas carreteras que he tomado hoy:




La 690, de fábula, no puedo decirlo más alto. Acoplándome al concepto supermotard, me encuentro muy lejos de los límites, aún con los neumáticos sport-turismo que lleva, unos modestos Metzeler Z6. Son los que traía el kit de ruedas, y para esta temporada ahí se van a quedar. No van tan mal. Supongo que no serán tan pegajosos como unos Supercorsa, pero de momento no me han dado ni un solo susto, y estoy cualquier cosa menos cerca de la inclinación que pueden soportar, seguro.

La semana que viene comienza la temporada de moto de campo, pero no me veo con ninguna prisa por montar los tacos, sobre todo si no llueve y sigue haciendo calor.

Por si acaso, la vuelta de hoy ha pasado de los 250 km, que no están tan mal. La provincia de Huelva tiene muchas curvas y paisajes que ofrecer.

jueves, 6 de octubre de 2016

Verano sin fin

Y pasan los días, y las semanas, y seguimos teniendo unas increíbles tardes de alrededor de 30ºC, con la playa toda ella para nosotros.
Es algo magnífico y muy disfrutable, sin ningún tipo de duda. 

Y si además nos encontramos al final de la navegada con ciertos personajes... pues las reminiscencias de un verano que se resiste a abandonarnos del todo son incluso más fuertes:


Hay que reponer sales y líquidos después del ejercicio, eso es algo que hay que cumplir siempre, y si es en buena compañía, pues mejor.

Los días pasan, como digo, y ya he perdido la cuenta de los que estamos aprovechando con nuestro aparatos de sobrevolar el agua. Y lo digo totalmente en serio. 
Hoy ha sido la última grandísima experiencia, un típico día de menos a más, y justo una hora antes del sunset se ha "enchufado" bien (curioso, hablar de enchufamiento cuando me refiero a 10 o 12 nudos, a esos extremos hemos llegado). 
Recoger el material mientras la oscuridad se cierne sobre nosotros lentamente es una experiencia bella si se ha podido aprovechar el viento. Y se ha podido, con creces.

Ya empiezan a salir, pocas, pero algunas sí, viradas y trasluchadas. Es un mundo muy diferente técnicamente. Uno ve videos en la web, y parece muy fácil... pero no lo es para nada. A día de hoy puedo estar feliz de haber asimilado bien algunos conceptos, y mi memoria muscular y sistema nervioso central dan muestras de funcionar correctamente, mucho mejor de lo que yo pensaba. 

En definitiva, me veo obligado a tomar decisiones curiosas, como no ir a la playa sabiendo que va a haber viento de sobra... porque uno está tan hecho polvo de tantos días seguidos que es necesario dar un poco de reposo al cuerpo.

Es justo y necesario.