En su contraportada se puede leer lo siguiente: El destino que para la humanidad propone el libro y la película resulta especialmente devastador. No por ello esta historia deja de estar directamente inspirada en las tendencias de nuestra realidad. La imparable explosión demográfica convertirá a las ciudades en auténticos focos de hacinamiento y deshumanización. Experiencias tales como el contacto con la naturaleza o una muerte digna son vestigios de un pasado cada vez más lejano. En la lucha por la supervivencia, los seres humanos se disputan un trozo de espacio en el que dormir. Pero el principal problema es, sin embargo, algo tan básico como dar alimento a la población y no morir de hambre.
Vale, hay que tener en cuenta la época y la inquietud de cierto sector de autores que escribieron sobre este mismo asunto, y en sabiendo tal cosa, leer sobre distopías que el paso del tiempo ha demostrado que estaban muy alejadas de lo propicio (la acción del libro se desarrolla en 1999 y 2000), nunca es una mala experiencia. Y este libro es bueno. No se hace pesado. Vale que no es una obra maestra, pero se lee bien, y aunque la trama principal hace mucho hincapié en un argumento detectivesco (el protagonista es un detective que investiga el caso del asesinato de un mafioso mientras se lía con la querida del mismo), la parte de ficción en cuanto a ciencia, que es lo que me llamó la atención para leerlo, queda un poco en segundo plano, pero se refleja en suficiente medida para no agobiar al lector con descripciones excesivas.
Queda claro el proceso de deshumanización de la sociedad, la carestía de los principales objetos de supervivencia (alimento, medicinas, espacio para vivir, ropa de abrigo, agua...). Y mientras, Andy, el detective de la policía de Nueva York, sufre presiones por parte de su jefe para que resuelva el caso, y éste a su vez es presionado por una cadena de corruptos que incluye a un juez importante y miembros de los poderes fácticos de la ciudad. El amor imposible con una despampanante chica, la cohabitación con un anciano veterano de guerra... Todo ello influye para tejer una obra que se hace amena y no exenta de interés.
Me hizo pasar buenos momentos. Se los haría pasar a ustedes. Con toda seguridad.
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