Para muchos aficionados a la moto, la configuración del motor de cuatro cilindros en uve es la solución más perfecta para equipar a una motocicleta, sobre todo si se buscan prestaciones deportivas.
Sus innegables cualidades de compacidad, motricidad, suavidad y dulzura, unido a las pocas versiones de máquinas que lo hayan usado (aquí un aplauso a Honda, porque ha sido el gigante nipón quien más se ha lanzado en el pasado, y lo sigue haciendo en el presente), han creado una especie de mito en el imaginario colectivo que tiene su razón de ser.
Las Honda VFR 750, y posteriormente 800 y hasta la 1200 actual, la Paneuro (en este caso con la uve transversal al sentido de la marcha), o las laureadas en competición RC30 y RC45, la coleccionable NR750, hasta las actuales y exclusivísimas RC213V-S, siempre han sido cotizadas y soñadas.
Igualmente, Yamaha tuvo las Royal Star, unas custom cruiser de gran potencia, y por supuesto su famosa V-Max, todas ellas máquinas hechas con el propósito de asombrar, de ser punto de referencia, de aplastar a sus rivales...
Aprilia nos ofrece desde hace pocos años su exhuberante RSV4, así como su alter ego naked, la Tuono, en diversas versiones más o menos equipadas, cuyo sonido, carácter y belleza enamoran a partes iguales.
Y hace un año, Claudio Domenicalli, CEO de Ducati Spa., anunciaba que la punta de lanza de la marca, la Panigale, sería sustituida por un modelo de cuatro cilindros en uve y 1000 centímetros cúbicos.
Las causas hay que buscarlas en los límites impuestos por el Reglamento de WSBK, y la escalada de potencia que ha llevado al límite el desarrollo de su bicilíndrico, que ahora es tan puntiagudo y falto de carácter que parece cualquier cosa, menos un Ducati con su famoso Pompone.
Si Ducati quiere seguir siendo competitiva, debe abandonar el L2 de 1200 (1300 en sus versiones para la calle), y adaptarse. Pero la firma boloñesa no es nueva en estas tecnologías, lleva desde 2003 compitiendo en MotoGP con una V4 de distribución desmo y cascada de engranajes, y ya en 2006 produjo una edición limitada de 1500 unidades que se vendieron al público por internet, auténticas réplicas de la Desmosedici de Capirossi y compañía:
Hay que remontarse cuarenta años en el tiempo respecto a la primera Desmosedici, para encontrar la primera motocicleta que hizo Ducati con un motor V4, la rarísima Apollo. Esta máquina, ya en 1963, sentó la base de lo que posteriormente sería la estructura del bicilíndrico en ele, característico de Ducati hasta nuestros días, y que murió prácticamente antes de nacer dadas sus características excesivas de peso, pero también de potencia, que no había neumático de la época que la aguantara.
Pero esa es una pintoresca historia que mejor pueden leer en
mi otro blog.
Mientras tanto, ya van circulando por la web diversas fotos "espía" del que será, con toda seguridad, futuro objeto de deseo de la comunidad más racing de motociclistas:
Extra lap: como dato histórico, me gustaría señalar que fue en 1930 cuando se presentó al mundo la primera motocicleta equipada con un V4, la Matchless Silver Hawk, con una cilindrada de 592 cc, y un ángulo entre cilindros de 26º. Se fabricó entre 1931 y 1935 y ofrecía una potencia de 20 cv, nada despreciable para la época.
Muy poco más tarde, la Puch 800 hizo su aparición, una máquina con un ángulo entre cilindros de 170º nada menos, para una cilindrada acorde a su denominación: 792 cc. Fabricada entre los años 1936 y 1938. No obstante, he encontrado información contradictoria sobre este modelo, al que muchas fuentes atribuyen que su arquitectura es de motor bóxer, y no de uve.