martes, 26 de mayo de 2015

democracia

Otras elecciones han tenido lugar. Otra vez que ejercí mi libertad, y porqué no, mi derecho, a no votar.

Hace ya meses que intenté explicar aquí las causas que me llevan a tal conducta, tachada por algunos de poco democrática, ofensiva con los que tanto lucharon por lograr el sufragio, de mal ciudadano, peor amigo, ignorante y egoísta por mi parte. En todo caso poco comprendida por la mayoría. 
A pesar de eso, con los datos en la mano, veo tras los comicios que no estoy solo, pues un alto porcentaje de la población actúa igual que yo. Desconozco, no obstante, las motivaciones de esas personas que no acuden a las urnas. Sólo soy responsable de mi y de mis actos. 
La política actual sufre, como las sociedades en su desarrollo también, del problema de asignar realidad a las meras palabras, cuando éstas se utilizan mucho,  hasta que quienes las utilizan han perdido toda noción de donde salieron.
De este modo, "democracia" es hoy una palabra huera, ha perdido su significado real. 
El problema es que originalmente, al escuchar una palabra como ''democracia'', en la mente se conectaban circuitos que la relacionaban con otras muchas cosas. ''Democracia'' tenía un significado rico, cooperante con otros conceptos, sugerente.  Hoy "democracia" es sencillamente la vulgaridad que tenemos, el votar cada X años a quienes no elegimos, y que una vez asentados en sus poltronas del hemiciclo se dedican a jugar a los juegos de  la tableta correspondientes o a llevar sus asuntos propios. Hoy ''democracia'' carece de significado. 
Me niego a mantener este sistema con mi colaboración, aunque se trate de una forma tan débil, irrisoria y ridícula como plasmar una intención cada cuatro años, intención que luego es manipulada y manejada y alterada a conveniencia.


Bonus track:
Mucho se ha escrito y hablado, han corrido ríos de tinta y se han malgastado horas y horas en las barras de los bares, tertulias y reuniones de amigos, sobre esos nuevos partidos que han llegado a la escena política, llenos de juventud, buenas intenciones, energía y esperanza. Poco a poco se van haciendo un hueco, hasta tal punto que se han convertido en la nueva bisagra que va a condicionar la gobernabilidad de nuestros municipios, regiones, y quién sabe si del propio país en su conjunto. Han tomado el relevo de aquellos deleznables años manejados por el PNV o CIU, en el que la voluntad de 100.000 votantes dirigían un país de más de 40 millones. Es un error terrible, fruto de una Ley Electoral mal pensada y peor ejecutada.
Pues bien, hace unos días, con motivo del bloqueo sistemático para el nombramiento de Presidente de la Junta de Andalucía, y el funcionamiento de los órganos de gobierno de ésta a medio gas por estar al frente un gobierno en funciones (y por tanto limitado en sus poderes), Teresa Rodríguez, de Podemos, decía en el Parlamento Andaluz que quizá deberían cobrar sólo el 50% del sueldo a que tenían derecho como parlamentarios ya que están rindiendo al 50% (y eso los que van, porque hay muchos que ni eso, añado yo). Está muy bien que lo diga, sí, claro. Pero todo queda en eso, en una intención, y un exabrupto de cara a la galería. Si realmente lo piensa, que renuncie a su 50%, que dé ejemplo.
Tras el fracaso de UPyD en los comicios del fin de semana pasado, he sabido que dos grandes decisiones se han tomado en el seno de ese partido: la primera fue inmediata, consistente en la renuncia de Rosa Díez; la segunda es que UPyD abandona la persecución judicial de los innumerables casos de corrupción que perseguían, obligados por motivos económicos. Y es que, esa formación política siempre ha liderado la denuncia real y efectiva ante los Tribunales de Justicia de las corruptelas, y no la mera manifestación pública de cara a los medios de la TV y la prensa para apuntarse el tanto demagógico, sino que ha hipotecado su propia capacidad económica en ello. El resultado lo vemos ahora. El pueblo no la ha apoyado. Como tampoco la apoyaron sus compañeros del hemiciclo nacional aquel día que Díez denunció la aberración de los regalos a los parlamentarios en forma de iPad, teléfonos móviles, dietas... y les echaba en cara la falta de asistencia y dedicación.
Finalmente, me pregunto qué pasa por la cabeza de los votantes que no ven estas cosas. O que votan en una ocasión al PP, y en la siguiente a Podemos, siendo tan distintos ideológica y formalmente. O los millones de votantes indecisos. ¿Indecisos? O me pregunto cuáles son las motivaciones de tal o cual persona para votar a quien ha votado, cuál es la formación filosófica o política que tuvo, si está realmente informado de lo que ocurre a su alrededor.
La conciencia es algo complicado, un concepto abstracto que se nos inculca, transforma, moldea, talla, desde pequeñitos mediante diferentes técnicas y formas, y nos llegan condicionantes de distinta índole durante toda nuestra vida. Es difícil darse cuenta, despertar, ser libre, ser un pensador aislado e independiente. Cuesta, mucho. Hay que cultivarse, leer, observar, analizar. Extraer conclusiones, contrastarlas, modificarlas cuando se aprecia error, y saber apreciar la existencia del error, claro está.

domingo, 24 de mayo de 2015

Desmontando mitos

Honda es Honda. Ya he hablado de esto.
Pero hay que seguir educando, hay que desmontar los mitos. Acabar con los mitos y las leyendas es tarea dura, sobre todo cuando uno vive en el seno de un pueblo supersticioso, cabezota y muy poco ilustrado, como por desgracia lo es el pueblo español.
Claro, hay excepciones, por supuesto, y me congratulo de conocer a muchos aficionados, verdaderos aficionados a la moto. Personas que, como yo, miran el producto y no la marca. Valoran lo bien hecho, y saben reconocer lo bueno y lo malo, porque somos sabedores de la única verdad suprema en este asunto: la moto perfecta no existe.
Acabo de leer esta interesante entrada en el blog de Motorpasión, la segunda parte de las resultas de una charla privada con Jordi Viladoms, piloto de KTM en el Dakar.

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Hablar con cualquier moterillo de esta España nuestra sobre Honda es como hablar con el Papa sobre Jesucristo. Así de claro. No hay mucho donde rascar, y no sacarás más verdad suprema que la de "Honda es la mejor, y en ella encontrarás la salvación de tu alma motera", o algo así.

Sinceramente, ese modo de pensar me da pena y asco a la vez. Ese dogmatismo es tan atroz y tan sinsentido, que per se, sin ninguna otra ayuda, califica absolutamente al que lo practica. No hay más. 

Conste, para empezar, que yo he tenido dos motos Honda, y he conducido muchas otras. Puedo hablar con cierto conocimiento de causa por tanto. Pero no hablaremos ahora de sensaciones y emociones, eso ya lo he hecho en la otra entrada.

Corre el rumor de que un motor del ala dorada es eterno, jamás se rompe. Y tampoco hay que hacerle mantenimiento. Se dice que hay quien nunca pisa un taller, y mucho menos un taller oficial porque son muy caros (¿debo entender, por tanto, que las Honda son para tiesos?). Es ridículo.
Las motos japonesas se rompen como las demás. Tienen que seguir un mantenimiento como todas, en igualdad de condiciones. Lo eterno no existe, al menos en la mecánica. Otro día hablaremos del Universo.

Quiero creer que la competición es algo bueno y gratificante porque las soluciones desarrolladas allí, antes o después llegan a los modelos de calle. Así, como se dice en Motorpasión, y es público y conocido, KTM no tuvo que cambiar ningún motor, mientras que el equipo Honda tuvo que cambiar dos motores, perdiendo así toda opción a ganar la carrera por culpa de las penalizaciones. 
Hablamos de motos de 450 cc que rinden unos 70 cv, y que durante 9000 km han ido prácticamente a tope, pero además en muy diferentes condiciones climáticas y de terreno, con mucho polvo, barro y sal, a diferentes altitudes, y con distintas formas de conducir. 
La tecnología usada no podíamos ni imaginarla hace diez años. A mí la técnica, la ingeniería, el desarrollo que la mente humana es capaz de lograr... siempre me ha ilusionado y maravillado.

Ahora, en la calle, cualquiera puede comprar una KTM 690 Enduro R como la mía, un motor que rinde muchísimo, y espero que por muchos miles de kilómetros, pues incorpora numerosas y curiosas novedades mecánicas y electrónicas. Pero creo que esto es sólo la punta del iceberg, y que grandes cosas nos esperan en pocos años. Y espero estar ahí para verlo y disfrutarlo. Y que ustedes lo vean.

Mi nueva moto, con una potencia específica de casi 100 cv por litro, cifra récord en una moto con esa cilindrada, y parecida a motos de competición de cross y enduro, tiene doble bujía de distinto tamaño y cuatro curvas de potencia seleccionables. Logra un consumo ridículo en comparación con el rendimiento que extrae. Incorpora árboles contrarrotantes para eliminar vibraciones, embrague hidráulico con sistema antideslizamiento en retenciones, cárteres de magnesio. Además, suspensiones de calidad multirregulables, un chasis mutitubular soldado a mano, multitud de piezas mecanizadas CNC... todo para lograr unas prestaciones tan increíbles como aprovechables, y un peso inferior a 150 kg. Eso hay que pagarlo. Así de sencillo. 
Sí, una BMW 650 como la que yo tenía era un poco más barata, o una Teneré o XT660R también. Pero son motos que no es que jueguen en otra liga... es que juegan a otro deporte!!!

Mientras tanto, y mientras Honda no ponga a la venta una moto que satisfaga mis intereses e inquietudes, sigo aprendiendo a comprender mi nueva montura, sigo aprendiendo, sigo disfrutando. En esta ocasión, como ya dije esta mañana, una ruta 100% on road, acompañados por buenos y experimentados conductores.
He disfrutado mucho, y sé que ellos también. La ruta, por la parte portuguesa del río Guadiana, subiendo desde la frontera Sur hasta Mértola, y bajada en diagonal a Huelva desde Pomarao, ha sido muy bonita, carreteras llenas de curvas con asfaltos en mejor o peor estado, muy acorde para atravesarlas con nuestras motos todoterreno.


Acompañado de dos maxitrails, motores bicilíndricos y grandes envergaduras, pensadas por y para tallas germánicas, es una pena que yo esté catalogado como en la media del celtíbero común.


Es que la "pequeña" 690 casi ni se ve... pero es muy válida y tremendamente eficaz en carretera, como se pudo ver.


Deseando acabar el periodo de rodaje, ya queda poco. Pronto podré destapar el tarro de las esencias de ese cilindraco... me agarraré fuerte al manillar.

el séptimo día

Es mediodía del domingo. Un domingo cualquiera.

De fondo escucho vagamente a Antonio Lobato (el calvo que retransmite desde hace años en la TV las carreras de F1) exclamar, gritar, exagerar... intentando dar emoción a algo que hace mucho, mucho tiempo que ya no la tiene.
Paso el rato viendo una peli en mi portátil, Alma Salvaje (Wild), que narra el viaje de casi dos mil km de una joven mujer por el Macizo del Pacífico (que parece ser una cordillera que transcurre paralela a la costa Oeste de EEUU), mientras a través de la técnica del flash back se va contando parte de su vida, y las motivaciones que le impulsaron a acometer tamaña empresa.

Una película más de viajes, ese género que tanto me gusta. Aunque no le llega a los talones a la genial y filosófica Hacia rutas salvajes (Into the Wild), y a pesar de su desmesurado metraje, he sido capaz de terminarla. En verdad, casi cualquier cosa hubiera servido para pasar relajadamente el día de hoy, después de la intensa jornada de ayer.

¡Cuán distintos pueden ser dos días, incluso estando tan cercano el uno del otro!

Desayuno el Alcoutin
No todo va a ser carrilear y buscar perdidos parajes. Una moto trail sirve para todo, o casi, y así se demostró ayer con los 230 km que nos metimos visitando el país vecino. Una mañana genial, sin calor excesivo, y en el que mi 690, todavía en rodaje, me dejó buen sabor de boca.
Por la tarde fuimos a comer a Isla Canela, en el chiringuito Paradise. Una hamburguesa con patatas caseras que estaba riquísima (¿o era el hambre que yo tenía?).
Tras la hora de la siesta llegó una corriente eólica procedente de una borrasquilla que nos acechaba, y propició que muchísimas cometas inundaran el cielo ayamontino. Fue un día fantástico, en familia, y todos lo pasamos estupendamente.
Parafraseando a Aníbal, del Equipo A: me encanta que los planes salgan bien!

Isla Canela, un sábado cualquiera de Mayo
Hoy, en cambio, todo es relax. No contemplo ni espero nada. Un poco de lectura esta tarde me hará bastante feliz. No necesito más por ahora. Me sentaré en el sofá junto al limitador, y trataré de quererla más y más. Y vigilaré que los pequeños cuervos, que cada vez son menos pequeños, no se maten entre ellos y compartan juegos y experiencias.
Que tengan un buen fin de semana, estén donde estén!!

viernes, 22 de mayo de 2015

la victoria del esfuerzo

Ya no recuerdo cuando tomé la costumbre de levantarme a las seis de la mañana para prepararme tranquilamente, sin prisas (ducha espabilante, café espresso, ver las noticias en la TV, revisar emails y wasap...), y salir calle abajo hacia la oficina.
A esa hora la ciudad, en casi toda su totalidad, duerme aún. Me proporciona alegría y cierto placer discurrir por un solitario Pablo Rada, y saludo siempre con un "buenos días" a la única persona que me encuentro en la calle Palos: una chica que limpia un portal afanosamente. Ella siempre me devuelve la cortesía. Se ha convertido en algo cotidiano.

Este año me he dado cuenta de que no he sido despertado por los cohetes y chupinazos intempestivos e inoportunos con los que los aficionados a la romería del Pastorcito Divino avisan al resto de sus conciudadanos de que van a salir en pandilla hacia la aldea famosa, exhibiéndose en sus monturas y vestidos con impolutas chaquetillas. Ridículo, a la par que incívico e incomprensible en los tiempos que corren.

No ser despertado violentamente por atronadores ruidos es algo deseable, porque vivimos en sociedad, y cuando se vive en sociedad es algo deseable no hacer cosas que molesten a los demás, sencillamente porque tampoco nos gusta que los demás hagan cosas que nos molesten a nosotros. Es un pacto tácito, parte del contrato social que ninguno de nosotros ha firmado pero que por el mero hecho de vivir juntos tenemos que cumplir.

Pero no siempre ocurre, la mayoría manda, y a la mayoría le gustan los cohetitos bien temprano para celebrar según qué cosas, y la Semana Santa, y las Colombinas, y que gane tal o cual equipo de fútbol, etcétera.

Ayer me levanté, como todos los días, a las seis de la mañana. Cuando empezaron las explosiones yo estaba escuchando a Javier Cárdenas recuperando fincas antiguas, dejándome los ojos en el ordenador y entre libros fechados en 1884, descifrando palabras que se antojan como jeroglíficos. Ni me enteré de los ruidos, ni de los cascos de los caballos, ni de las sevillanas. Y todo ello gracias al esfuerzo, al trabajo.

Olé.

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jueves, 21 de mayo de 2015

alteración del orden

Casi repitiéndose el deshonroso caso, de triste memoria, de la Honda NR (apodada por esas siglas como la Never Ready), ahora nos llega por fin información, poca, pero fidedigna, de que la sucesora de la añorada y muy famosísima Africa Twin se pondrá a la venta próximamente.

Esto ha desatado gran revuelo, enormes ríos de tinta, y mucha polémica en prensa, foros y blogs. Todo ello motivado, sin duda, por el talibanismo atroz de un gran sector de aficionados a la moto, seguidores acérrimos de la marca del ala dorada, cuyo principal y unísono lema (que no dudan en gritar bien alto y orgullosos, como si fuera su propia empresa o estuvieran asistidos por suculenta nómina o emolumentos por publicidad) de "Honda es Honda". Gran perogrullada, asimismo factible como lo son "una mesa es una mesa", "un caballo es un caballo", o "un tonto es un tonto". Lo que es, es, y eso lo dijeron filósofos griegos hace 2500 años. Nadie va a venir a descubrir la pólvora ahora.

La famosa frasecita se enarbola comúnmente como culminación de una discusión más o menos social, argumentada, y cuando el fiel vasallo del imperio del Sol Naciente ya no puede seguir defendiendo lo indefendible, sale con aquello de "Honda es Honda, y punto". Claro, ya está, me has convencido.

¡No te jode!

No pondré aquí los fotomontajes, sesiones de prensa, renders por ordenador, ni el lamentable miniartículo de la propia Honda en su web oficial cuando presentó el modelo hace un par de semanas. Están repartidos a lo largo y ancho de la internet.

Haré notar, sin embargo, algunos pensamientos que surgen espontáneamente de mi cabezita, basados en la experiencia vivida como tenedor de varias motos desde que cumplí los once años de edad, y muchos miles de kilómetros a sus mandos en todo tipo de condiciones y terrenos.

Para empezar, he tenido dos Hondas. Además, también tuve Yamaha, Derbi, Puch, Rieju, Vespa, Ducati, Harley, Suzuki, KTM y BMW. Seguro que alguna me dejo en el tintero. Y puedo asegurar, desde mi propia experiencia, que Honda no es nada especial en absoluto. Antes al contrario: sus motos son las más anodinas que he probado, junto con las Suzuki. Ninguna de las muchas Honda que he conducido me han transmitido nada especial. Uno cierra los ojos, y puede pensar que está a los mandos de cualquier moto cuando lleva una Honda. Una Honda nunca me ha emocionado, me ha hecho sonreir bajo el casco, me ha hecho gritar de alegría o de emoción. Y esta es una afición que se mueve por sensaciones, por sentimientos, por identificación con una idea: la idea de la libertad, del poder, la agilidad, la emoción, sentirse vivo. Una Honda me hace sentirme tan vivo como lo hace montar en un Vespino SC, es decir, cero. Puedo considerar a Honda como el mayor fabricante de electrodomésticos con ruedas, después de Toyota y GM.

Uno se monta en una Harley y cuando ha conducido cien metros dice "menuda hez de moto: no frena, no amortigua, no corre, pesa media tonelada, y si te inclinas más de 15º rozarás con algo en el suelo". Una Harley es una moto de hace casi dos siglos, y se ha mantenido casi igual en el tiempo. Vende un producto, una imagen y un modo de hacer y vivir el motociclismo. Es una mierda de moto, pero tiene su gracia: son bonitas y suenan de fábula. Para todo lo demás no me sirven. Pero ya han producido una emoción, pueden ser algo único y especial en tu vida. 
Lo mismo ocurre con Ducati... u ocurría. He tenido tres Ducati, y todas han sido puntos de inflexión en mi experiencia personal con el mundo de la moto. Todas bellas, mucho, con un sonido espectacular, un tacto de motor que todavía no he encontrado en ninguna otra moto, un chasis único, precioso, que lo tiene todo, y un equipamiento de primera línea. Todo ello aderezado con verdadero y magnífico estilo y diseño italiano. No serán las más rápidas frente al crono, pero lo hacen todo fácil y bonito, te crees Casey a su manillar de lo bien que trazas las curvas, y su capacidad de tracción hace que te comas la goma trasera en cinco salidas a tu carretera de curvas favorita. Cada vez que me he subido en una de mis Ducati me he sentido vivo.

La nueva moto Africa Twin, presentada en el Salón de Milán como True Adventure, no comparte nada más que el nombre con la antigua y legendaria Africa Twin, y además también es una máquina completamente diferente a la 450 que compite en el Dakar. La nueva AT no ha competido en ningún rally, y no puede competir en el Dakar (por culpa del reglamento). Con todas esas referencias a eventos que tuvieron lugar en los años 80 (referencias hechas en la nota de prensa de Honda en la presentación oficial), así como implicaciones veladas de algo que nunca ocurrirá, me hacen pensar en una reunión de viejos alumnos del instituto en el que ves hoy a quien en su día fue el más popular de la clase... convertido en una sombra de sí mismo y con una vida desgraciada.
Bueno, eso es lo que tienen, así que eso es lo que están usando. Estoy seguro de que sus planes iniciales de marketing tuvieron en consideración una eventual victoria en el Dakar 2015, cosa que, lamentablemente no ocurrió (y que muchos, entre ellos yo, deseábamos, más que nada por dar emoción al rally que se ha convertido prácticamente en una copa monomarca). Es curioso que después de ganar las KTM LC8 cambiaran el reglamento hacia motos monocilíndricas. Tras esto, arrasaron las LC4, y dando una vuelta de tuerca, limitaron la cilindrada a 450 cc, basándose en que la mayoría de fabricantes tenían esta cilindrada como la máxima para sus motos de off-road (en verdad, sólo las japonesas lo hacían así). Me pregunto que nuevas variaciones reglamentarias veremos pronto, con la idea de desbancar a la tecnología europea, siempre a la vanguardia frente a los copiones nipones, para lograr que gane una moto de ojos rasgados. Durante casi la totalidad de la historia del Campeonato del Mundo de Superbikes estuvo ocurriendo lo mismo...

De todos modos, la constante referencia a la CRF450 Rally me resulta no solo curiosa, sino muy graciosa, en primer lugar porque la AT no tiene absolutamente nada en común mecánicamente con aquélla, y en segundo término porque no importa cómo lo maquillen: la 450 Rally es la moto que constatemente ha fracasado en ganar el Dakar. Repito que es una pena, ojalá hubieran ganado, y creo que tienen una moto para ello, pero ganar ese rally no depende únicamente de tener la mejor moto (aunque ayuda).
En lo único en que la moto del Dakar puede tener una influencia en la nueva AT es en la electrónica, ya que la CRF450 es la única que tiene control de tracción. De modo que puedo adivinar que su modo off-road estará bastante desarrollado y con suerte lo equipará la AT.


Simplemente, la nueva Africa Twin es una moto muy esperada, pero más que nada porque hay poco donde elegir en ese sector, apenas  tres o cuatro modelos (BMW F800, Triumph 800XC, KTM LC8, ¿Yam ST1200?), y es una parte golosa del pastel que quiere llevarse a su huerto. Las dudas sobre su peso y potencia, datos aún no revelados, y su orientación más o menos fuera carretera, determinarán seguramente su éxito más allá de la horda de tifossi hondistas que la compren por el simple hecho de ser una Honda (porque Honda es Honda, ¿recuerdan?).
Es una moto que falta en su catálogo, que dejó de hacer motos trail válidas en el mundo real hace veinte años, y no dudo que traerá color y sabor a un mercado cansado de ver siempre lo mismo. Y además puede hacer reaccionar a los otros grandes fabricantes nipones, lo cual sería algo fabuloso.

El marketing se trata de crear una historia. Honda ya tiene una historia hecha, y estarían locos si no la usaran. Tienen un pasado en el Dakar, pero después lo dejaron. Produjeron una moto llamada "la Africa Twin", y luego pararon de producirla. Ahora ha vuelto al Dakar después de 24 años y quieren ganar de nuevo. Y ahora han mirado al mercado de motos trail (motos de "aventura"), y han decidido que tienen que estar ahí. Es una historia perfecta si pueden aprovecharse de ella y, después de todos estos años, finalmente batir a KTM en el Dakar, y a ésta y a BMW en el mercado de motos "adventure".



Quiero volar

Lo recordaré como el día que los tres navegamos. 
Segunda tarde seguida que voy con mi pequeño Pepe a la playa, para recordar las sensaciones del vuelo de un kite en sus manos. Enganchado a su pequeño arnes para niño, una Convert de 5 metros evoluciona libremente en el aire. Pepe la domina con pericia inusitada dada su poca experiencia.
Todavía no le he visto estrellarla contra la arena, ni hundirla en el agua.

Cierto es que las condiciones para aprender en la playa de La Canaleta, en Punta Umbría, no son las más adecuadas, sobre todo si no pesas más de 35 kg: es habitual una molesta ola orillera y corrientes a tener en cuenta cuando baja la marea. Aún así, el pequeño pero valiente Pepe se bregó. Se metió en el agua sin dudarlo, acompañado por mí, y en tres o cuatro sesiones ya le puse la tabla en los pies y acometió con éxito sus primeros water-start, logrando navegar entre un metro y medio y dos metros seguidos.
¡Qué gran subidón! ¡Qué maravillosa alegría!
No era capaz de borrar la sonrisa de su cara, y fue perdiendo el miedo a las olas que pasaban por encima de su cabeza repetidamente.
Me sorprendió, la verdad.
Les dejo algunas instantáneas a color, perdonen la calidad (tomadas con un dispositivo de telefonía portátil) del evento.

Manu a toda velocidad con mi tabla

El sol iba bajando. A la izquierda Manu ciñendo al máximo. A la derecha, Elena bregándose.

Pepe preparándose para lanzar la cometa y salir deslizando maravillosamente
Una tarde para el recuerdo, sin duda. Lo pasé muy bien, aunque no navegara mucho. Hacerlo con el sunset en ciernes, en estos días pre-estivales no tiene precio. El placer de navegar en casa.

martes, 19 de mayo de 2015

física aplicada

Algunos compañeros de pandorguismo acuático se obstinan en aguantar lo máximo posible cuando navegan con sus cometas de low wind.

Me refiero a aguantar por arriba, cuando el viento sube. Eso es un error.

CRASO ERROR, diría yo.

Jugar con fuerzas que no comprendemos y que no dependen de nuestra voluntad puede traer nefastas consecuencias, sobre todo en estadios iniciales de aprendizaje, cuando confundimos conceptos como potencia y sustentación, ignoramos absolutamente la existencia de algo llamado viento aparente, desconozcamos los diferentes rumbos y sus peculiaridades aplicadas a un artefacto traccionado por una cometa, y además tengamos poco dominio de la técnica más básica para reaccionar en situaciones de pánico o peligro.

No es difícil ver a uno de estos sufridos aprendices en postura poco idónea, con los brazos y los hombros totalmente estirados y el culo rozando el agua con el cuerpo en ángulo recto (llámese a esta postura "cagando vinagre"), cuando el viento sube unos nudos, y lo que antes era un placentero paseo al albur de una agradable brisilla marina, se ha convertido en una odisea de tintes homéricos por aguantar lo inaguantable, con serio riesgo para él, y claro está, para los que le rodean.

¿Por qué se produce este efecto?

Simplificando la cosa, para no marear al sufrido lector (para dos o tres que verán esto, no quiero tampoco espantarlos a la primera de cambio...), despreciaremos a priori algunos factores que modifican (normalmente amplificando) el efecto que describiré.
Deben ustedes saber, ya que algunos se dedican a practicar esa riesgosa actividad del kitesurf, con qué estan jugando, y actuar en consecuencia, con cabeza, prudencia y, ante la duda hay que salirse del agua. Eso es norma general. También es norma general, desgraciadamente, que nadie escarmienta en cabeza ajena...

La fuerza del viento, llamémosle así por ahora, aumenta con la intensidad del mismo. Esto es fácil e intiutivo de comprender. A más velocidad de viento, más potencia tendremos que manejar. Pero esta potencia no aumenta linealmente, sino que es una función potencial: la potencia aumenta con el cuadrado de la velocidad.
Ejemplo práctico ilustrativo: pongamos que estamos navegando con una cometa de 17 metros (aunque ahora este dato es meramente informativo, pues en nada influye en lo que viene a continuación) con un viento de 10 nudos estables. Para comprender mejor la potencia que tenemos, sin entrar en tecnicismos físicos, digamos que tenemos una potencia de 10²=100 nukites (término que me acabo de sacar de la manga para denominar la potencia que los nudos proporcionan a la cometa, olé, porque yo lo valgo). Ahora bien, si el viento sube a 15 nudos, tendremos que gestionar una potencia de 15²=225 nukites!!!
Eso es más del doble de lo que llevábamos tan tranquilamente.
Pero el problema es que una cometa tiene un rango de uso, que viene dado en gran medida por su depower, esto es: la capacidad de dejar pasar viento sin generar potencia alterando el ángulo de ataque de la cometa, de modo que no se produzca una diferencia de presión entre el intradós y el extradós tal que tirando de nosotros traccione menos. Hablando en plata: que soltando o alejando la barra de nosotros, el kite se despotencie. Manejar una cometa al filo de la "despotencia" no es adecuado porque no está diseñada para ello: girará mal, se vuelve lenta e impredecible, la transmisión de potencia se vuelve un todo o nada (típico on-off), y tenderá a colocarse en el cénit. Amén de que no existe la cometa que quede absolutamente "muerta" con el simple manejo de la barra, es decir, que siempre quedará potencia residual, y puede bastar esta potencia residual para sacarnos de nuestras casillas y control.
Nos habremos salido del rango para el que está diseñada. En el peor escenario, podemos perder el control, romper el material e incluso nuestra propia crisma.
Quiero que quede claro que hay más factores que modifican este comportamiento, como el tipo de tabla que usemos, la capacidad técnica del rider, el modelo de cometa, el estado de la mar...

Un simple avance en velocidad del viento, producido por el viento aparente que tiene lugar cuando navegamos, puede fácilmente elevar la potencia a grados insostenibles. Pasa, y es comprobable, cuando estamos en la orilla, levantamos la cometa y decimos "está fuerte, pero esto lo aguanto yo", y vamos al agua. Pero en cuanto cogemos algo de velocidad comprobamos que no podemos continuar, la potencia se ha multiplicado... claro, es la función del cuadrado de la velocidad. El que antes con 15 nudos en la orilla percibía 225 nukites, es fácil que navegando esté generando un viento aparente de 18 ó 20 nudos... hablamos de potencias entre 324 y 400 nukites!!! que es cuatro veces más que cuando íbamos tranquila y adecuadamente disfrutando con 10 nudos (que es, además, el viento para el que está pensada y diseñada la cometa de 17 metros).

Una comparación válida sería comprar un Seat Ibiza y meterle un motor de un Ferrari sin cambiar nada más (ni frenos, ni ruedas, ni suspensiones, ni geometrías de chasis, ni reparto de pesos...). El experimento sólo puede acabar de un modo: mal.

Es muy fácil, y no nos llevará más de diez minutos, salir del agua y montar una cometa más pequeña con la que, está comprobado, no sólo iremos más seguros, sino que disfrutaremos mucho más. Es mi consejo. Ahora que ya sabéis la causa, actuad en consecuencia.

Todo lo dicho era pensando en las enormes cometas de vientos flojos, de medidas entre 15 y 18 metros, aunque cada vez se ven más incluso de 19 y hasta de 21 metros. Fundamentalmente, el efecto de multiplicación de los nukites es tanto más acentuado cuanto menores sean los valores de inicio. Esto, simplemente, es matemáticamente así.
Con vientos más fuertes y partiendo de cometas más pequeñas, las diferencias se van volviendo menores, pero claro, la física es la física, y aunque cada vez es más difícil salirse del rango, hasta que no andamos sobre los 30 nudos, es muy posible que tengamos que seguir cambiando de cometa cada vez que el viento aumente.

Ejemplo práctico ilustrativo para mayor comprensión del concepto: con 30 nudos manejamos una potencia de 900 nukites, y con 35 nudos pasamos a 1225 nukites. Proporcionalmente, el aumento de potencia de 10 a 15 nudos (un 125% más) es muy superior al aumento de 30 a 35 nudos (que no llega a un incremento del 37%).

domingo, 17 de mayo de 2015

El buey solo...

... bien se lame, dice el refranero español. Y a mi pesar, así ha sido esta mañana, ya cercana al verano. Los amigos van a la playa, están de viaje, o tienen otros compromisos. 
El calor cambia las prioridades y las formas de vida. Afecta, incluso, al modus vivendi de todo un país.
No por ello renunciaría yo a disfrutar de un primaveral día como el de hoy. Las temperaturas han bajado un poco, y de todos modos la ruta no era larga. 

Pequeño alto en el camino
La moto, en esta su tercera salida, con las suspensiones más rodadas y adaptadas a mi gusto, me ha reportado magníficas sensaciones. Suficientemente silenciosa pero con el toque justo, me ha permitido evolucionar fuera de carretera con absoluto respeto hacia la naturaleza, ayudado de los neumáticos mixtos: unos sorprendentes Metzeler Sahara 3, que al menos en terreno seco, incluso arena suelta, y si no le buscas mucho las cosquillas, cumplen a la perfección. Una gran goma trail.


Incursión en singletrack secreto


La mañana avanza. La temperatura va aumentando ligeramente, pero es perfectamente soportable. Atrás y lejos quedaron esos días en que por momentos dejas de sentir las puntas de los dedos. Pero el verano es inminente. Hay un verdor escaso que huye, o que lucha por quedarse, nunca lo he tenido muy claro. Los tonos ocres y dorados hacen su aparición. Viene todo en un paquete estival, es el ciclo imparable, y tenemos que adaptarnos, aceptarlo, convivir y disfrutar. ¿Por qué no?

Llega el momento de poner casi punto final, y a buena hora, mientras atravieso Beas, decido que es el mejor momento para acometer la agradable empresa de meterme entre pecho y espalda un buen mollete con jamón de la pata y su correspondiente café. Un grupo de abuelas exhaltadas con motivo de la romería del lugar, acompañadas de un par de bebés, amenizan en demasía mi soledad. Nada grave, estoy acostumbrado a vivir con mis semejantes. Adaptarse o morir.



Bola extra para los que habéis llegado hasta aquí: 


viernes, 15 de mayo de 2015

el día que hinché cuatro kites

Una vez más, cogí un día a cuenta de mis vacaciones para acometer expedición a los mares del Sur.
Junto a mi fiel hermano-que-nunca-tuve Julitu, y el irreductible Diego, encaramos la autopista hasta llegar a Los Caños de Meca, enclave conocido antaño por un supuesto ambiente de pijipis o perroflautas a la sazón, hoy venidos a menos. Como todas las modas, y el perroflautismo o hipijismo es una de ellas, es pasajera, y por lo menos en invierno se ven menos, lo que es de agradecer.
Sea como fuere, ocurre que en determinadas circunstancias climatológicas, el entorno del faro de Trafalgar, donde hace siglos perdimos una importante batalla contra la pérfida Albión, se convierte en un lugar donde tener una sesión que puede ser memorable, o casi.

Sabiendo eso, y la sequía de varios días sin viento en zona de Huelva por la levantera pertinaz en el Estrecho, escogimos ese spot para pasar el día, sin prisa, sin estrés, disfrutando.

Aparcamos en el mejor sitio, justo en la puerta del chiringuito Dunas, junto a la furgoneta de un tipo abonado a la playa del término de Barbate, German, de Trafalgarkite, a quien pronto reconocemos navegando con una Drifter de 7 metros, a pesar de  que no parece que haga tanto viento. De todos modos, como sabemos que en la orilla siempre pega menos y que dentro está más fuerte, decido montar mi propia Drifter en igual medida, y Julitu la suya de 8 metros. Pero enseguida me doy cuenta de que voy bastante flojo, remando constantemente. Aguanto en ese plan media hora por lo menos, esperando una subida de intensidad eólica que nunca llega.
Nos salimos y monto la 9 rápidamente. La operación es más o menos sencilla, porque aprovecho la misma barra. Ahora vamos bien, se acabó el remar... pero la alegría dura poco porque el viento baja un poco más. Nos quedamos en unos 12-14 nudos, calculo.
Son ya las dos de la tarde. Charlamos un rato con Germán y Luis Bardón, y decidimos tomar el bocadillo que llevábamos preparado con una botella de agua, y un cafelito. Hacemos tiempo para ver como evoluciona el día, esperando que el viento se estabilice. Cojo del coche mi Religion 10'5 y vamos al agua, Jules con la Drifter 11 y yo con la 10'5, para comprobar que el viento ha subido de nuevo. Llevo la cometa frenadísima y voy mal, muy forzado, no puedo girar rápido la cometa porque salgo volando. Calculo unos 25 nudos.
Joder, esto es para volverse locos. Ya llevo montadas tres cometas, y todavía no he acertado con las condiciones.
A salirse de nuevo tras media hora de agotadora de pelea, y vuelta a montar la 9, pero dejo inflada en la arena la grande por si baja de nuevo.
Ahora sí. Por fin. Julio con su 8, yo con la 9, diego con la 12 embrutecido (no me explico como puede disfrutar en esas condiciones). Ahí le metemos casi tres horas seguidas de surf, idas y venidas, pequeños saltitos, todo el rato con la cometa frenada un poquitín.
El disfrute es total. La sonrisa se dibuja en nuestras caras. Hablo con Juli en medio del agua, "vamos para allá", "fíjate en tal cosa", "qué pasada" mientras hacemos el gesto del lenguaje de sordomudos que significa "bueno" una y otra vez. Gritamos, aullamos, reímos, saludamos haciendo el universal signo del surf (puño cerrado con los dedos pulgar e índice extendidos).
Exploramos toda la playa, desde los apartamentos hasta el faro. Nos dejamos llevar por olas de metro y medio, bien surfeándolas de izquierdas a favor del viento, bien enfilándolas de derechas con la cometa traccionando a lo bestia a gran velocidad.

Bonito. Bello. Grande. El Sol nos acompaña.

Finalmente, me salgo exhausto. Las piernas empiezan a fallar, la coordinación cada vez es peor. Es el momento. En la arena ya estaban Julio y Diego. Es la primera vez en mucho tiempo que he aguantado un poco más que ellos en el agua. Los tres estamos cansados y felices. Y presenciamos un duelo de espectaculares saltos y maniobras casi en la orilla entre Luis Bardón y un tal Rafa, de Jerez, con fotógrafo incluido. La tarde es perfecta. Viento constante, un levante asurado muy aprovechable. La playa está llena, sesenta cometas dice Diego que contó. No creo que fueran tantas, pero sí que había mucha gente. Asombroso para ser un miércoles!!!

Nuestras caras de felicidad lo dicen todo, celebrando el fin de fiesta con el preceptivo botellín.

Al final me acabará gustando Caños.

lunes, 11 de mayo de 2015

Ready to race? Ready to enjoy!

La primera ruta confeccionada por mi para uso y disfrute del grupo trail con el que comparto salidas durante los dos últimos años, quizá pecaba de ambiciosa. Quizá la culpa fue del calor. Quizá la fama de mi afinidad al hard trail me precedió (fama infundada, por otra parte, ya que yo le doy a todos los palos). 

Sea como fuere, mi poder de convocatoria fue minúsculo. No culpo a nadie, por supuesto. Las rutas no son obligatorias, y cada uno tiene sus aficiones, obligaciones, responsabilidades y compromisos, además de una concepción del mundo distinta a la de todos los demás.
Contra eso no se puede luchar. 


Lo que ven en el pictograma es la escueta representación de lo que asistió del nutrido y variado grupo de traileros de Huelva. Por suerte, otros tres compañeros endureros se unieron a nuestra peculiar expedición, con la premisa incuestionable de adaptarse a nuestro ritmo y ruta. No tenían otra forma de venir con nosotros, ya que no llevan GPS...


De este modo nos embarcamos Antuán y un servidor en el recorrido del track elaborado lenta pero pormenorizadamente por mi durante casi un año, a ratos, por trozos, rodado en casi su totalidad con la fiel y válida Sertao que tantos buenos ratos me hizo pasar. Otros segmentos los recorrí explorando en bici de montaña. En definitiva, un track limpito y rodado.

Aún así, en el transcurso de un año el campo cambia mucho, y nos encontramos más arena de la que yo recordaba. Eso no supuso un problema, al contrario, disfruté muchísimo con la nueva herramienta, a pesar de los neumáticos mixtos. Nos topamos con una valla donde antaño no había nada, que pudimos abrir y cerrar con un rudimentario nudo. Y nuestra expedición terminó abruptamente al enfrentarnos con una cancela cerrada con candado en un sitio en el que hace apenas mes y medio no había nada... Bueno, ya era tarde, hacía mucho calor, y Webs, uno de los endureros, nos guió por unos carriles que no conocíamos, hasta Beas, y de allí a casa por la ruta habitual de pistas anchas y rectilíneas.

Buen sabor de boca final, buena compañía, y todas las motos se portaron con nota, incluso una dos tiempos y la pequeña WR250, que iban como dos tiros en las zonas reviradas, y a buen ritmo por carretera y pistas amplias sin rechistar.

Una verdadera lástima no haber podido compartir la experiencia con mis compañeros habituales, pero ya habrá más ocasiones. Espero.

jueves, 7 de mayo de 2015

dos visiones

Todo en la vida se puede mirar desde varios puntos de vista. O casi todo.
Jo, acabo de empezar esta entrada y ya estoy desvariando... más vale que me centre si no quiero que esto se convierta en un lío más que no hay quien lo entienda, lleno de referencias personales y ocurrencias trasnochadas.

A menudo, mucho más de lo que creemos, ocurren hechos que suponen un antes y un después. Son los llamados "puntos de inflexión", acontecimientos, hechos, circunstancias, bien provocadas, bien sobrevenidas, que hacen que algo cambie. El cambio, por lo general, y en cuanto a mi experiencia concierne, es bueno. El cambio siempre enriquece. Aunque el resultado final sea negativo en cuanto a los hechos objetivos, es rara la ocasión en que no se pueda extraer conocimiento, experiencia, aprendizaje... de un cambio.

Quizá soy demasiado positivo, ¿es eso malo? No creo. Juan Palomo, yo me lo guiso, yo me lo como.

Vista un día festivo a la hora del desayuno en algún lugar de Huelva
¿Cómo con dos máquinas aparentemente tan diferentes se puede hacer lo mismo? Bueno, es que a lo mejor no son tan diferentes. Dos ruedas, un motor... para el ojo poco entrenado o ignorante de la profundidad de los hechos, poca diferencia hay entre ellas seguramente. Pero la realidad es muy distinta. Una es el pasado, y la otra es el presente, casi el futuro.

Si una XT600 es una moto trail clásica, con su motor refrigerado por aire, dos válvulas por cilindro, carburador, suspensiones de recorrido justo... una XT660 o una BMW G650GS Sertao son motos trail modernas: refrigeración líquida, 4 válvulas, inyección electrónica, ABS... pero siguen siendo motos pesadas, incluso más que las clásicas XT, Honda Dominator y XR, Suzuki DR 650, y con suspensiones muy básicas. Y sus diseños es verdad que llevan diez años, o más, en la calle. Por no hablar de sus motores, que son prácticamente el mismo desde hace veinte años...

Frente a ellas, la una única alternativa contemporánea, casi futurista desde el primer momento en que apareció su primera versión allá por 2008: KTM 690 Enduro. Remozada en cuanto a motor y leves retoques estéticos en 2012, y perfeccionada desde el 2014 con un novedoso sistema ABS con modo especial para off-road único en el segmento, su versión 2015 es la máxima expresión en cuanto a moto trail monocilíndrica, y lo es por diversos motivos, pero principalmente porque se desmarca de la competencia con una tecnología y diseño muy por encima, high end, más bien top end. No hay comparación posible. Hay un salto de décadas en diseño, materiales, calidad... que se notan desde el primer momento en que aprietas el botón de arranque.

El motor es pura suavidad, y con muy pocas vibraciones a pesar de tratarse de un monocilíndrico de casi 700 cc. Sólo imaginen por un momento la masa en movimiento de un pistón de más de diez centímetros de diámetro subiendo y bajando más de 8 centímetros cada vez, a una velocidad de 8000 revoluciones por minuto... ¡eso son más de 130 veces por segundo! Me mareo de pensarlo.
Este motor, con electrónica más que probada y evolucionada, ha conseguido desarrollar 67 cv con un consumo ridículo en torno a 4 litros a los 100 km. Doble bujía, diferentes potencias en función de la velocidad engranada, acelerador ride by wire, cuatro modos de curvas de potencia seleccionables por el usuario, revisiones cada 10.000 km... Es llamativa la cifra de potencia,  prácticamente 20 cv más que la competencia, lo que supone un 40% más que una BMW 650 o una Teneré 660. ¡¡Un cuarenta por ciento más!! Pero más interesante es que dicha potencia es perfectamente dosificable y aprovechable. La moto, como digo, vibra poco, y todos sus mandos son suaves y agradables al tacto.
Mención especial merece el embrague hidráulico, que inmediatamente me ha recordado a las Ducati que he tenido... pero mejorado. Tiene un tacto de mantequilla, se podría manejar con un sólo dedo, me encanta. Otra cosa que me ha recordado a las Ducati es su chasis, un multitubular tipo Treillis muy hermoso, que en la versión R es de color naranja. Desde 2012 sólo se vende en versión R, así que todas son ya de ese color característico de KTM.
Las suspensiones son multirregulables, sobre todo la trasera, que además de ir anclado en unas bieletas para dotarla de progresividad, es variable en precarga de muelle, rebote, y comprensión a baja y alta velocidad. Demasiadas cosas para el que sólo quiere dar paseos por el campo... pero nunca está de más. A mí no me falta ni me sobra nada en ese aspecto. En la horquilla echo en falta una regulación de precarga, necesaria en mi opinión en esta moto porque el tarado original es un poco duro, al menos de nueva (ya veremos cuando vayan pasando los km y las horas de uso). Pero en lo demás, esta horquilla, en comparación con la de la BMW o la Yamaha, es todo un prodigio de rigidez y capacidad amortiguadora. Las otras parecen un chiste en comparación.

Mención aparte merece el tema del ABS. Parece que a partir de 2017 va a ser obligatorio en todas las motos que se pongan a la venta. KTM se adelanta y toda su gama de motos que están pensadas para circular por carretera montan ya este sistema de seguridad activa. Pero sabedora de que la 690 va a ser usada igualmente en campo, han desarrollado un ABS especial para ello, que vigila el blocaje de la rueda delantera, dejando que la trasera funcione como un freno normal bloqueable a voluntad. ¿Cómo lo han hecho? No me lo explico. Investigaré y si lo encuentro o descubro, redactaré una entrada técnica sobre ello.
Hasta este momento, lo que BMW hace es ofrecer la posibilidad de desconectarlo completamente pulsando un botón, y hay que hacerlo cada vez que arranquemos la moto. Yamaha ni siquiera eso: hay una versión con ABS (con suspensiones recortadas tres centímetros), y otra sin él. Y la Superteneré 1200 lleva ABS indesconectable sí o sí, quieras o no.
Vale, todo se puede trucar... pero no es lo mismo.

Ahora viene el espinoso tema del peso. Una 690 pesa, en orden de marcha, unos 150 kg, por casi 200 de la Sertao, y unos diez kilos más la Teneré. La XTR de Yamaha, más básica que la Teneré, ronda el peso de la BMW. Amigos, es un 25% menos que su rival más cercana en este aspecto, y eso es mucho. Como contrapartida, la austríaca carece de elementos de confort o capacidad de carga que sus rivales facilitan: asiento mayor y más cómodo, proteccion aerodinámica, parrilla portabultos. Ahora cada uno debe pensar cuánto necesita esos elementos, y si merece realmente la pena a cambio de 50 kg o más que se notan, y mucho. Yo lo tengo claro.