lunes, 11 de mayo de 2015

Ready to race? Ready to enjoy!

La primera ruta confeccionada por mi para uso y disfrute del grupo trail con el que comparto salidas durante los dos últimos años, quizá pecaba de ambiciosa. Quizá la culpa fue del calor. Quizá la fama de mi afinidad al hard trail me precedió (fama infundada, por otra parte, ya que yo le doy a todos los palos). 

Sea como fuere, mi poder de convocatoria fue minúsculo. No culpo a nadie, por supuesto. Las rutas no son obligatorias, y cada uno tiene sus aficiones, obligaciones, responsabilidades y compromisos, además de una concepción del mundo distinta a la de todos los demás.
Contra eso no se puede luchar. 


Lo que ven en el pictograma es la escueta representación de lo que asistió del nutrido y variado grupo de traileros de Huelva. Por suerte, otros tres compañeros endureros se unieron a nuestra peculiar expedición, con la premisa incuestionable de adaptarse a nuestro ritmo y ruta. No tenían otra forma de venir con nosotros, ya que no llevan GPS...


De este modo nos embarcamos Antuán y un servidor en el recorrido del track elaborado lenta pero pormenorizadamente por mi durante casi un año, a ratos, por trozos, rodado en casi su totalidad con la fiel y válida Sertao que tantos buenos ratos me hizo pasar. Otros segmentos los recorrí explorando en bici de montaña. En definitiva, un track limpito y rodado.

Aún así, en el transcurso de un año el campo cambia mucho, y nos encontramos más arena de la que yo recordaba. Eso no supuso un problema, al contrario, disfruté muchísimo con la nueva herramienta, a pesar de los neumáticos mixtos. Nos topamos con una valla donde antaño no había nada, que pudimos abrir y cerrar con un rudimentario nudo. Y nuestra expedición terminó abruptamente al enfrentarnos con una cancela cerrada con candado en un sitio en el que hace apenas mes y medio no había nada... Bueno, ya era tarde, hacía mucho calor, y Webs, uno de los endureros, nos guió por unos carriles que no conocíamos, hasta Beas, y de allí a casa por la ruta habitual de pistas anchas y rectilíneas.

Buen sabor de boca final, buena compañía, y todas las motos se portaron con nota, incluso una dos tiempos y la pequeña WR250, que iban como dos tiros en las zonas reviradas, y a buen ritmo por carretera y pistas amplias sin rechistar.

Una verdadera lástima no haber podido compartir la experiencia con mis compañeros habituales, pero ya habrá más ocasiones. Espero.

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