De fondo escucho vagamente a Antonio Lobato (el calvo que retransmite desde hace años en la TV las carreras de F1) exclamar, gritar, exagerar... intentando dar emoción a algo que hace mucho, mucho tiempo que ya no la tiene.
Paso el rato viendo una peli en mi portátil, Alma Salvaje (Wild), que narra el viaje de casi dos mil km de una joven mujer por el Macizo del Pacífico (que parece ser una cordillera que transcurre paralela a la costa Oeste de EEUU), mientras a través de la técnica del flash back se va contando parte de su vida, y las motivaciones que le impulsaron a acometer tamaña empresa.
Una película más de viajes, ese género que tanto me gusta. Aunque no le llega a los talones a la genial y filosófica Hacia rutas salvajes (Into the Wild), y a pesar de su desmesurado metraje, he sido capaz de terminarla. En verdad, casi cualquier cosa hubiera servido para pasar relajadamente el día de hoy, después de la intensa jornada de ayer.
¡Cuán distintos pueden ser dos días, incluso estando tan cercano el uno del otro!
Desayuno el Alcoutin |
Por la tarde fuimos a comer a Isla Canela, en el chiringuito Paradise. Una hamburguesa con patatas caseras que estaba riquísima (¿o era el hambre que yo tenía?).
Tras la hora de la siesta llegó una corriente eólica procedente de una borrasquilla que nos acechaba, y propició que muchísimas cometas inundaran el cielo ayamontino. Fue un día fantástico, en familia, y todos lo pasamos estupendamente.
Parafraseando a Aníbal, del Equipo A: me encanta que los planes salgan bien!
Isla Canela, un sábado cualquiera de Mayo |
Que tengan un buen fin de semana, estén donde estén!!
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