Comienzo con esta entrada una nueva etiqueta en este mi/vuestro bloc, “maxitrail”, que usaré para localizar las publicaciones relacionadas con salidas, rutas y viajes con el Tigre y/o lo que la sustituya en el futuro, si ha lugar.
Para inaugurar el tema, y tras la primera y tímida incursión off the road de San Juan del Puerto a Niebla que ya conté hace quince o veinte días, hoy fui por pistas, carreteras olvidadas, y algo de arena light (parte del Camino de Moguer), al Rocío.
El track está basado en uno que hacíamos con las monocilíndricas, motos más ligeras, yo con la KTM 690 (qué gran moto!!!), me divertía mucho, y cuanta más arena, mejor lo pasábamos, y si había estado lloviendo unos cuantos días, hacían su aparición el barro y los charcos, y la diversión no era menor.
Nuestra provincia ofrece muy diversos terrenos para disfrutar del fuera carretera, y sobre todo tenemos el privilegio de contar con la zona cercana, o preparque, a Doñana, con millones de pinos, y cientos de km en caminos y pistas para llegar hasta la aldea de El Rocío.
Tuve que modificar el track para eliminar las zonas más duras de arena, que hasta se les atraganta a muchos traileros con máquinas ligeras, y buscar alernativas con Google Maps y Earth, y esto es parte del entretenimiento, claro está. Al menos yo me entretengo bastante.
La Triumph de serie total, hasta le quité los contrapesos de manillar que el anterior dueño había usado para precargar el muelle de la horquilla, en busca de un comportamiento más equilibrado entre los trenes delantero y trasero. Los neumáticos son unos Metzeler Tourance Next II delante y Next a secas detrás, pero con las presiones bajadas de los iniciales 2'5-2'9 para uso en carretera, a 1'7-1'8, en busca de mayor capacidad de tracción.
De modo que me encontraba con la tormenta perfecta: moto muy pesada y con centro de gravedad alto, neumáticos de carretera, y arena. ¿Qué podía salir mal?
La zona más picante fue el primer tramo del Camino de Moguer, un paso precioso que consiste en una pista de arena poco profunda que serpentea entre pinos. Es propenso a formar charcos, pero para cada pequeña laguna que aparece, los usuarios del camino han realizado dos y hasta tres alternativas a derecha e izquierda. Por aquí pasan muchos coches 4x4 y motos de enduro a todo trapo, pero mi velocidad la verdad es que ha sido bastante moderada, pues iba con piés de plomo: no quería besar el suelo en mi primera incursión arenera.
Finalmente salí airoso de la empresa, sin apenas sustos. Sólo hay que acostumbrarse a manejar las inercias y no dejarse llevar por los ánimos en las rectas, porque este morlaco es capaz de acelerar muchísimo...
Después todo pistas anchas, bien de tierra amarilla o rojiza, bien de grava o ripio fino, casi todas en perfecto estado, y la Tigre se sentía en su elemento. He podido descubrir que la postura para ir de pie sobre las estriberas no está nada bien conseguida, no está diseñada con esa idea en mente: los reposapiés estás muy altos y el manillar bajo y algo adelantado. Pero uno se puede incorporar fácilmente si hace falta para absorber ese bache imprevisto si no te ha dado tiempo a frenar. Esta es una moto viajera, para hacer mayoría de trayecto por lo negro, y el off road debe ser hecho con cautela, prudencia, y tendremos mejor control sentados.
Finalmente llegué a la aldea famosa. Nunca había en domingo, y me he quedado alucinado. Nota mental: no ir jamás otra vez en domingo.
Muchos autobuses aparcados en la entrada, y cientos de personas caminando como pollo sin cabeza, sin pensar que aunque no estén asfaltadas, son calles por las que circulan vehículos. Cogí por una calle paralela a la vía principal para quitarme del caos que se dirigía hacia la Ermita. Pero pronto llegué a una confluencia de calles y plazas en las que el desorden de coches todoterreno, carros de caballos, peatones, caballistas, tractores... era demencial. Y con zonas de arena más suelta y profunda en las que mi moto se vuelve impredecible, ingobernable. Y ahora frena el coche que llevo delante, cuesta arriba y en un banco de arena. Me quiero morir, comienzo a sudar. El trabajo se me acumula. Estoy a punto de besar el suelo tres o cuatro veces hasta llegar al puesto de los churros, pero lo logro.
¡Mother of the Beautiful Love, menuda odisea!!!
Esto sí que es motociclismo de aventura. Como premio me tomé una escuálida ración de churros y un café con leche por 280 céntimos de euro (1'50 € los churros y 1'30 € el café). La ración escasa, pero pa qué más, que luego me sientan mal. El café, a pesar del aspecto en ese varo de corcho, estaba bastante decente.
Repuesto de la aventura pasada, me encamino a la salida de la aldea, y aunque también con alguna complicación derivada el tráfico, me voy haciendo al manejo del mamotreto este, y sin confiarme nunca hallo el asfalto de nuevo, por fin. Pongo un poco de gasolina, y tiro por carretera hacia Huelva, cómodamente sentado y protegido del viento, con un potente motor, como un señor.
Puedes seguir esta ruta en: https://es.wikiloc.com/rutas-moto-trail/palos-de-la-frontera-rocio-maxitrail-127179584