Mecánica Zen la llamo yo. No pensar nada más que en el problema que tengo delante. A veces no es fácil encontrar una solución. Otras veces tenemos a disposición un manual que nos va guiando paso a paso, y sólo se trata de montar un mecano, un puzle. Es un buen entretenimiento, y muy satisfactorio después poder usar las cosas que uno mismo ha reparado. O simplemente contemplar el trabajo ya finalizado es motivo de orgullo y satisfacción.
La Kawa de Antonio sigue su curso, poco a poco. Son muchas cositas, un motor completamente desmontado tiene su miga, y aunque éste se trata de un motor japonés universal, no deja de ser laborioso.
Lo más gordo ya se hizo, y después de proceder a la boda con el chasis, sólo queda ir colocando cables eléctricos, cuerpos de inyección, filtro de aire, embrague, tapas de altenador y embrague, arranque...
Aquí dejo algunas imágenes del proceso.
Apretando los tornillos de los puentes de los árboles de levas:
La boda recién hecha, por fin, un momento importante porque ya se empieza a ver la luz:
Tapa de alternador recién colocada, después de calar todo el sistema de distribución y ajustar los engranajes del motor de arranque:
Colectores de escape recién puestos en su sitio. Son unos tubos magníficamente realizados en titanio:
Cuerpos de inyección en sus toberas de admisión. Previamente hubo que averiguar dónde iba cada cable que serpentea por debajo, y ubicar la manta protectora de goma negra que aisla el motor de todo lo demás:
El montaje del embrague, con su sistema antirrebote, tiene su miga. Muchas piezas para algo que debería ser simple... pero la tecnología es así. Después se ubica la tapa y al final queda todo limpio y fetén:
Y ahí quedo la cosa por ahora. Poco a poco, parece ser que no hay mucha prisa.
Mientras tanto, me empeciné en eliminar un ruido en la zona del pedalier de mi bici de carretera. Lo primero que uno piensa es que son los rodamientos. La bici es de 2017, y yo le he hecho desde que la compré hace año y medio unos 5000 km. Así que decidí acometer tal empresa.
Es la primera vez que toco unos rodamientos "press fit", que no va roscados en el propio cuadro, como ha sido toda la vida, sino embutidos a presión. Esto, en teoría permite montar rodamientos más grandes (y por tanto más resistentes), y también un factor Q menor (la distancia a la que quedan las bielas una de la otra), que parece ser importante de cara a una mejor ergonomía.
El caso es que uno va a una tienda y cuando habla de comprar tales rodamientos, se te queda cara de tonto con las respuestas que te dan... Mejor no entrar a calificar. Después se quejarán de que lo compramos todo on line.
Pues adquirí on line un juego de rodamientos Shimano Dura Ace (los que llevaba la bici eran Shimano 105, una gama inferior) que no salieron caros. Teóricamente es necesaria una herramienta especial, un útil extractor específico, pero en mi experiencia, y aunque quizá no es lo más adecuado, los rodamientos embutidos de este tipo, que tienen buen acceso, se pueden sacar con la herramienta universal:
Un botador, un martillo, maña y paciencia.
Para colocar los nuevos es muy recomendable una prensa. Yo tengo una desde hace muchos años, cuando me monté una bici a partir de un cuadro, y la necesité para introducir los rodamientos de la dirección. Me lo hizo un amigo, y consiste en una varilla roscada, unas arandelas y unas tuercas. Tan sencillo como eso:
Sólo queda volver a montar las bielas y dar el apriete correcto con el torquímetro:
Un juego de niños, no tardé más de un cuarto de hora, y porque se resistían a salir los rodamientos y tuve que emplearme a dar buenos golpes con la herramienta especial extractora.
No obstante, aunque el crujido al pedalear cuesta arriba se redujo bastante, no quedó eliminado del todo. Suele ocurrir que estos ruidos no tengan un único origen, de modo que procedí a desmontar, limpiar y engrasar el pedal derecho, que es donde parecía proceder la inconveniencia.
Estos pedales tienen más de quince años, cerca de veinte, pero nunca he tenido que hacer un mantenimiento de unos pedales Shimano, que quizá no son los más ligeros, pero sí muy muy fiables y resistentes. De este proceso no tengo imágenes, tenía los dedos llenos de grasa, y no quería perder de vistas las innumerables y diminutas bolitas que conforman el sistema giratorio de uno de estos elementos. Sólo decir que lo hice exitosamente, y al día siguiente salí a rodar con una sonrisa en la cara... sólo para descubrir que, cuando llevaba una hora de pedaleo, comenzó a sonar de nuevo, aunque de forma leve, un crujidito. Y por el lado derecho lo oía, que no quiere nada especial, sino que me pudiera estar quedando sordo del oído izquierdo, o que el ruido se reflejaba en el quitamiedos y otros objetos que hubiera en la cuneta y márgenes de la carretera...
Es cierto que iba eliminando posibilidades, y cada vez sonaba menos, pero sonaba.
Y comprobé una de las primeras cosas que debí haber comprobado al principio, sólo para descubrir que, efectivamente, tres de los cinco tornillos que cogen los platos a la biela derecha estaban flojos. Ay, Dios!!!
Bueno, aún no he podido volver a rodar con la flaca, pero pronto comprobaré si por fin he acabado con esta sucesión de ruiditos dentro de ruiditos que a su vez se camuflaban dentro de otro ruido.
Edito el mismo día por la noche, sólo para decir, contentísimo, que la bici se mueve en completo silencio por la zona afectada. ¡He resuelto el problema! Gran alegría.