miércoles, 20 de enero de 2021

The porter

Nathaniel Menninger realizó este documental sobre su propia experiencia en un viaje hacia el Everest, pero no como alpinista, ni si quiera como turista, sino como porteador. 

Muchos proyectos, aunque basados en un plan serio y trazado con la debida antelación, misteriosamente se tornan en algo completamente distinto, aunque relacionado en cierto modo. Nate, como él mismo se hace llamar entre los que le rodean en el viaje narrado, un joven de 24 años dedicado a la búsqueda de sí mismo (aunque creo que es joven para eso), decidió en un momento dado, tras varias aventuras vividas a pesar de su joven edad, hacer una "peregrinación" y vivir en primera persona el misterio y el misticismo de la meditación trascendental en algún monasterio del Himalaya, para lo que no dudó en aprender (de manera autodidacta) la lengua nepalí. Pero su idea de pasar tres meses cumpliendo un voto de absoluto silencio con la cabeza rapada y vestido con un hábito de color naranja dio paso a otro experimento innovador, nunca rodado por nadie antes, cuando comenzó a investigar un poco sobre los viajes a Nepal, las subidas a las cumbres más altas del planeta, y la forma de vida de los autóctonos: haría de porteador para los adinerados viajeros que quieren subir a esas montañas, quienes tienen prohibido llevar más impedimenta que una simple mochila en el recorrido desde donde les deja el avión hasta el campamento base a poco menos de 6000 metros de altitud.


De modo que Nate se introduce en un grupo de porteadores, gente humilde y pobre, con poca o nula formación, en su mayoría jóvenes, que se ganan la vida transportando enseres para los turistas (grandes bultos que pueden pesar hasta 100 kg), durante siete días a la ida y otros cuatro o cinco a la vuelta. Una tarea dura física y mentalmente, y muy mal pagada por los organizadores de los viajes, que apenas les da para cubrir los gastos de alojamiento (hacinados en habitaciones comunes donde duermen codo con codo, a veces pasando mucho frío o en el suelo, o ambas cosas) y de alimentación (a base de platos de arroz con patatas, y en el mejor de los casos algún trocito de carne seca). La ganancia vendrá dada por la propina que el turista les dé al final de la ruta, cosa variable e indeterminada. Cuando no es temporada de alpinismo se dedican a cultivar la tierra.



Nathaniel vive todo de manera directa, se relaciona con sus nuevos colegas, vive, come, duerme, canta y ríe con ellos, y sufre mucho, muchísimo. Es una vida extremadamente dura, unas condiciones paupérrimas, casi desastrosas, en una forma de vida que choca frontalmente con la de aquellos que se acercan al Himalaya a disfrutar tocando el techo del Mundo. 




Yo la he visto en Youtube, pero también está disponible en Amazon Prime. Es muy interesante y aleccionador, y creo que debería ser vista por todo aquel que quiera embarcarse en la "aventura" de subir algún 8000.

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