domingo, 10 de mayo de 2020

desmoengendro: sport 1000, por Ilario Ninni & star.ace

En esta terrible época de sequía de proyectos loables, en la que parece que las meninges de los preparadores sólo tienen capacidad para mirar la horrible Scrambler (maldita moda) y hacer no menos horribles esperpentos con ruedas, de vez en cuando hay que echar mano del concepto simple.

De todos es sabido que es difícil mejorar lo excelso, y sabemos que con las Sportclasic, Ducati lo clavó. Y aunque uno se cansa de ver lo mismo una y otra vez, a veces aparece un rayo de luz, y la demostración palpable de que menos es más:



No se ha realizado una inversión desmesurada, ni se trata tampoco de un trabajo de orfebrería. Y quizá por eso me gusta. Empezando por el color, ese amarillo que tan bien se ajusta a la época que quiere retratar, y que se extiende algún latiguillo y cable.
¡Viva la simplicidad!
Ese parece ser el lema de Ilario Ninni, el autor, quien lo ha hecho todo fácil, tirando de catálogo de piezas pre-hechas, sin tener que fabricar nada. De este modo, un colín reducido, un asiento aún más reducido, pero que juegan con el minimalismo al límite de lo tolerable para no dejar al depósito de gasolina en un plano mastodóntico, con un dorsal levemente perfilado también en amarillo, queda como anillo al dedo.
Seguimos con una de mis obsesiones, la implementación de un dos en uno, que aunque de tamaño generoso, para mi gusto queda mejor que los escapes dobles de serie, que son un auténtico atentado a la dignidad deportiva.



Por no cambiar, no se han cambiado ni los baratos Brembo de gama baja, pero total, qué más da. Muchas veces perdemos la perspectiva y creemos que vamos montados en una superbike de competición... y nada más lejos de la realidad. Un viejo adagio filosófico dice que "quien no es consciente de su realidad, perece en ella".



Aprovechando la reducción de peso de colín y escape, así como otras piezas menores como unas estriberas mecanizadas, encontramos todo un catálogo de objetos en fibra de carbono. Algo de gramos se habrán robado por aquí y por allá, o quizá sólo sea una concesión a la estética. Para el que le guste, claro, pues en una moto de marcado carácter retro como ésta, quizá el carbono está de más, no obstante congenia perfectamente con el amarillo del serbatoio, y le da un toque profesional.



Aquí la tenemos, lista para rodar, con todos sus aditamentos a falta de un retrovisor y la matrícula. Motocicleta perfectamente usable y que no dudo que a día de hoy, cuando lean estas líneas, su dueño estará disfrutando de manera enorme:

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