Llevo varios días sin publicar nada, y es que he estado pensando. Me estrujo las ideas, veo cosas, siento que... bueno, hay sensaciones que son demasiado íntimas, pero ocurren historias que me revuelven las tripas. La Libertad, mi libertad y la de los míos, se ve conculcada en este confinamiento, hasta un punto que se vuelve prácticamente insoportable para alguien de mi línea de pensamiento, de mi ideología vital, de mis convicciones. La Libertad es lo primero. Sin ella, ¿qué somos?
Muchos se quejan de
que el Gobierno es una mierda, y están deseando salir de casa, pero obedecen a
rajatabla al Gobierno que odian, y ese odio lo proyectan hacia la gente que
quiere ser libre.
“Volveremos a la
normalidad muy tarde”, dice la gente criticando a los que han sacado a sus
chavales. La normalidad la crearemos nosotros de nuevo cuando perdamos el miedo
a vivir. El ser humano ha convivido durante miles de años con virus y no se ha
parado el mundo, ¿vale?
Nacemos, nos
reproducimos, observando como el telediario reproduce la muerte en nuestras
mentes. Mediante la sobreinformación en los telediarios, redes sociales, de que
ahí fuera hay algo que nos va a matar si no salimos ultraprotegidos… y ese
miedo, el hambre y la falta de ingresos mínimos, acabará matando más que el
propio virus. Suicidios, falta de ayudas… es peor el puto remedio de quedarse
en casa y paralizar el país, que la puta enfermedad, joder.
Pero aquí parece que
la gente está dispuesta a sacrificar meses de su vida encerrada, pensando que
al salir el virus habrá desaparecido… El virus ha venido para quedarse, y
cuanto antes lo pasemos, mejor. Seguir ahí encerrados debilitará nuestro
sistema inmune, por mucho que hagamos areobic mientras grabamos videos chorras
para subirlos a Tik Tok. Nos hemos acostumbrados a estar tan metidos en casa
que ya está mal visto cualquiera que sale.
Acostumbrados a vivir
con miedo, pan y circo, todos los putos días desde la tele: estar encerrado
mola, puedes ver series, aplaudir a las ocho mientras pones música a tope; y se
ha normalizado tanto, que salir a la calle es una locura o una aventura con
demasiados protocolos a seguir.
Otros temen al virus
pero quieren salir a trabajar, mientras se quejan del que pasea a sus niños o
sale a correr solo. ¿Qué piensan, que el virus sólo les perdonará a ellos? A
ver si empezamos a abrirnos cuentas como usuarios de la vida propia, y dejamos
a los demás vivir la suya con los riesgos que eso conlleve. Pero aquí lo que
mola es imponer a los demás, jugar a ser policías, marujas envidiosas de
balcón: quédate en casa, descárgate el logo y ponlo en tu perfil y siéntete
buen ciudadano, múerete en casa esperando las soluciones, no salgas a la calle
vaya a ser que te mueras… pero ten cuidado no vayas a morirte en tu casa por
quedarte más tiempo del que puedas.
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