En la oficina afinamos y optimizamos la ejecución de tareas en este escenario diezmado con un tercio de personal. Afortunadamente (o por desgracia, desde el punto de vista económico), no está entrando mucho trabajo, y el despacho de documentos ahora mismo no está sometido a la espada de Damocles que suponen los plazos impuestos por la Ley de Productividad, y entre los ocho empleados presentes nos apañamos bien, cada día mejor diríase.
No obstante, se está experimentando con la implementación del trabajo a distancia con redes virtuales VPN, y un compañero va a empezar a ayudar desde el ordenador de su casa. Toda colaboración es bien recibida, por supuesto, y espero que no sea un lío o problema compatibilizar una cosa con la otra.
Para variar, en vez de ir a pie como habitualmente hago, hoy fui en moto por tres razones:
1.- cuanto menos tiempo esté en la calle, mejor, y en moto no tengo contacto con otras personas ni me cruzo en la acera con nadie, sobre todo en estos días en que el tráfico está reducido a la mínima expresión.
2.- mover la rubia, que llevaba 24 días sin arrancar. No acabo de conocer las capacidades de mi Ducati, y me ha sorprendido arrancando feliz y eficazmente como pueden comprobar en ese oscuro video desde lo más profundo de mi garaje:
3.- por el puro placer de andar en moto, aunque sea solo un pequeño recorrido y por ciudad. Aparte del calor que enseguida transmite ese motor ávido de andar ligero por carretera, tiene cierta finura y alegría que la hace placentera para estos pequeños recorridos. El panorama ha sido desolador a la salida de la oficina, y donde habitualmente hay overbooking de motos y wáter con ruedas a ambos lados de la acera, hoy la cosa estaba así:
En un ratillo (escribo esto a las siete de la tarde) me pondré manos a la obra de nuevo sobre el rodillo, hoy aumentaré la dosis, pues todavía no he conseguido tener una sensación de agotamiento verdadero, y no sé si lo estoy haciendo bien o no.
Seguiré informando.
Animos y saludos desde mi zulo!!!
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