Más y mejor. Hoy me debatía en mi fuero interno, no me decidía, no sabía qué visiklet coger para mi paseo vespertino. Y es que me gustan todas, y mucho. Y las imagino ahí abajo, en el trastero, temblando de emoción por saber cuál será la elegida, y cuando me llevo una, las demás se quedan tristonas, de bajón.
Pajas mentales aparte, es cierto que a veces me cuesta elegir, y en otras ocasiones, en función de las características de la ruta, lo tengo mucho más claro.
Esta semana he ido posponiendo la práctica velocípeda por diversas cuestiones, y finalmente las piezas del puzle han cuadrado para poder salir hoy, y me sentía fuerte y con ganas, de modo que en vez de ir en coche hasta el punto de partida (en invierno, con pocas horas de luz por la tarde, me facilita mucho la vida), salí montado desde mi propia casa, lo que supone no sólo más kilómetros, sino el riesgo de volver con la noche encima... cosa que ocurrió.
En fin, la aventura es la aventura.
Kilómetros, de eso se trataba. Carril bici, un poco de callejeo, carriles de enlace para asaltar los senderos, un poco de exploración en la zona lindante con El Rompido... lo normal en estos casos.
La Trek Sawyer fenomenal, como siempre. Una bici capaz, con geometría fantástica y firmada por el propio Gary Fisher, con el exotismo de tener el cuadro de acero y con formas retro que recuerdan a aquellas klunkers de los inicios de este deporte... y además rara de ver, tengo entendido que sólo hay dos en España, la mía (talla M) y otra en talla L cuyo dueño tiene un blog que yo seguía pero que abandonó (una pena, porque era muy activo, participaba en numerosas marchas y competiciones con ella). Supongo que aún la tendrá, cuesta desprenderse de una cosa así.
Se revela como perfecta para estos singletracks de los que me considero "piloto local", en ellos se encuentra como pez en el agua.
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