domingo, 1 de diciembre de 2019

Singletrack fury: Piedras

Sí, así, con mayúsculas, pues se trata del nombre del río lepero: el Piedras.
Y por aquella zona transcurre un sendero kilométrico con algunas variantes, originalmente un enduro de motos, pero que en un 95% puede ser ciclable, y de hecho hace años era uno de mis lugares habituales para montar pues, comparado con la zona de los pinares de Aljaraque, presenta una características muy distintas que son de mi agrado: menos transitado, mayor exigencia técnica y física, zona más boscosa y salvaje, y ya se puede considerar algo más cercano al verdadero ciclismo de montaña en el que hay cuestas (aunque pequeñas, pero duras), y piedras, muchas piedras, que parecieran haber sido puestas adrede para que su disposición sea lo más asesina posible... es para verlo, en serio, a veces da un poco de miedo.


Para este reencuentro con el enduro en mtb elegí la Santa Cruz, una bici que por geometrías y montaje se adapta mejor que ninguna otra que tenga, aunque lo ideal es una de suspensión doble en este ámbito, la Chameleon se ha desenvuelto muy bien, y la ausencia de amortiguación trasera se ha suplido con un poco de habilidad en la elección de la línea en las bajadas, usar las piernas hábilmente, y tener cuidadín con las lajas y raíces, abundantes en la zona.
Tuve que echar pie a tierra para remontar algunos repechos, inciclables sin motor



Sólo 34 km, pero tres horas... dan para hacerse una idea de la cantidad de paradas que tuve que hacer, lo técnico y difícil que lo encontré todo (estoy acomodado a las bondades de la suavidad de los senderos de los pinos de Aljaraque...), y por supuesto mi falta de forma, que voy camino de remediar poco a poco. Viendo que la hora del almuerzo se me echaba encima, decidí que la vuelta sería por la vía rápida: una de las varias pistas que cruzan geométricamente el inmenso pinar cartayero, y un tramo por la carretera del canal me ayudarían a alcanzar la meta más rápido y acortar además unos cuantos km. Tendré que dejar la otra mitad para otra excursión venidera.



La belleza del paraje es de ensueño y varias veces me vi obligado a parar para inmortalizarla:





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