Se cumplieron, casi sin darme cuenta, veinticinco años de la puesta en escena de "Asesinos natos", aquella obra maestra del cine, profundamente incomprendida por el público general en 1994.
Oliver Stone se cubrió de gloria con el rodaje, montaje y adaptación de una historia original de Quentin Tarantino, que maravilló a unos pocos. Sólo a unos freaks, entre los que, por supuesto y desde luego, cómo no, me incluyo.
Natural born killers, en la lengua original, me la encontré entre el extenso catálogo de Amazon Prime hace un par de días, y me dije, "coño, ¿por qué no?". La vi de nuevo hará unos ocho años. Y la he vuelto a ver ahora, en dos sesiones, dejándome unas sensaciones impresionantes.
He aquí a los protas:
Con un Woody Harrelson en su línea dura de peli de acción, que pronto abandonaría en pos de otros papeles más dramáticos con la culminación de la brutal e imperdible primera temporada de "True detective" (junto a un no menos enorme Mathew McConaguesyeioyiiii), un experto en poner cara de loco con los ojos a punto de saltárseles de sus órbitas cuando empuña cualquier tipo de arma contra el pobrecito que sufriera la casualidad de cruzarse en su camino. Y la extraña actriz que da vida a Mallory Nox, Juliette Lewis, cuyos distintos rasgos físicos hacen preguntarse si padece alguna alteración cromosomática o no, cosa que a los efectos de esta película es algo absolutamente indiferente o secundario en todo caso. Lewis hace gala de un talento exquisito para encarnar a esta chica que sufre constantes abusos por parte de su propio padre, ante la pasividad y consentimiento de su madre, mientras aquél bromea sobre ese tema con su hermano menor...
Rescatada Mallory de ese hogar convertido en trampa mortal por su salvador, el carnicero Mickey, emprenden un viaje atravesando el extenso país norteamericano en el que la violencia, el sexo, la sinrazón, y alguna que otra disquisición filosófica acerca del destino, son la tónica general.
En el reparto aparecen otros personajes no menos relevantes para la historia, como el agente de policía Jack Scagnetti (Tom Sizemore), obsesionado por prácticas sexuales sádicas con prostitutas y secretamente enamorado de la asesina a la que persigue, con ganas de pasar a la posteridad haciendo gala de una megalomanía solo igualada por el señor Gale (Robert Downey Jr), presentador de un programa televisivo de enorme audiencia sobre homicidas americanos que se empeña en entrevistarlos a toda costa en un especial que espera que le encumbre a la gloria mediática.
Scagnetti con su presa, al fin, en plena erección |
Magnífico Downey Jr |
No podemos ignorar el papel de Tommy Lee Jones, en una de sus más histriónicas actuaciones, encarnando a Warden Dwight McClusky, a la sazón el variopinto alcaide de la prisión a la que van a parar los personajes:
Enorme, Tommy!!! |
La técnica de rodaje mezcla diversos estilos, la mayoría encaminados a producir efectos de movimiento por lo general, y en otras ocasiones se centra en planos con detalles de libro. En la edición y montaje se intercalan pasajes de animación, mezclas de colores, inversión, deformaciones (buscando crear en el espectador el efecto producido por drogas, o encaminar hacia un estado de ánimo excitado y febril producto de la acción del momento). La acción es contínua, no hay descanso posible, el ambiente está logrado al cien por cien, y a pesar de lo ficticio de las situaciones planteadas, nada queda fuera de lugar ni aparece forzado ante la cámara. Increíble.
La banda sonora ayuda, por supuesto, y no podía ser de otra manera cuando el encargado de tramarla fue el mismísimo Trent Reznor: abriendo el filme con la profunda voz de Leonard Cohen (brutal tema), y mezclando a continuación clásicos del rock y el folk estadounidense de todas las épocas con autores más noventeros y alejados del mainstreams como los propios Nine Inch Nails, L7, Jane's Addiction, Dr Dre, Lard... Impagable selección que imbrica con cada fotograma del celuloide.
En resumen, una obra maestra que no sólo aguanta el paso del tiempo, sino que un cuarto de siglo más tarde sigue pareciendo tan fresca, o incluso mejor, que cuando la vi en el extinto cine Fantasio de Huelva.
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